La Iglesia en España dispone ya de una versión oficial de la Biblia. La iniciativa surgió de la Conferencia Episcopal Española (CEE), que con un grupo de biblistas, liturgistas y teólogos y los propios obispos, hicieron posible esta traducción al español del texto bíblico original —escrito en arameo, griego y hebreo—, para que sea utilizado “en todas las actividades oficiales de la Iglesia”.
“A partir de ahora será exactamente la misma traducción del texto bíblico la que se proclame en la celebración de la misa y de los demás sacramentos; la que se cite en los catecismos y las publicaciones eclesiales; la que las comunidades y los grupos podrán usar para preparar las celebraciones litúrgicas o para el estudio y la meditación de la Biblia; la que cada persona y cada familia podrá tener en su casa para esos mismos fines; la que ayudará a los profesores de Religión a conectar mejor sus clases con el resto de la vida de la Iglesia”, explicó el secretario general de la CEE, monseñor Juan Antonio Martínez Camino, durante la presentación del texto en la sede del Episcopado.
El objetivo de esta traducción oficial —comentó el vocero de la CEE— es “ayudar a conservar la Palabra de Dios en la memoria de todos, usando las mismas palabras en todos los ámbitos”.
Esta versión oficial no impide que las traducciones hechas en los últimos decenios “que cuenten con la calidad y la aprobación debidas, puedan seguir siendo utilizadas”.
Traducción de referencia
La próxima meta de la Conferencia Episcopal es introducir progresivamente este texto en todos los libros litúrgicos —el Misal Romano, los libros de ritual de los Sacramentos, el Libro de las Horas, etc.—. “Que haya muchas traducciones de la Biblia es bueno y ojalá se sigan haciendo buenos trabajos en este campo, pero que haya un elemento de referencia es de gran ayuda para tener la Palabra de Dios en la memoria”, insistió monseñor Martínez Camino.
Adaptación al genio de la lengua española
Los criterios utilizados por el equipo de más de veinte expertos —explicó Juan Miguel Díaz Rodela, uno de los coordinadores de esta ambiciosa empresa— han sido “el respeto y la fidelidad al original, la adaptación al genio de la lengua española y la consideración del carácter específicamente sagrado del propio texto de la Biblia y del uso litúrgico al que está destinado”.
A continuación el padre Juan Miguel Díaz Rodela ofreció algunos ejemplos de los cambios introducidos en esta versión oficial respecto de la que se venía utilizando hasta el momento en los libros litúrgicos:
El primero está tomado del Libro del Génesis (Gn 3,15), un texto que se lee en la fiesta de la Inmaculada. La versión anterior traducía, sin duda adecuadamente, del siguiente modo la última parte de las palabras del Señor a la serpiente: “ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón”. Ahora queda: “esta te aplastará la cabeza cuando tú la hieras en el talón”. La nueva versión recoge el hecho que parece reflejarse en el texto de la pretensión de los humanos de aplastar a las serpientes como defensa frente a la posibilidad de ser mordidos por ellas.
El segundo ejemplo es del Nuevo Testamento, en uno de sus textos más conocidos: el cántico de María o Magníficat (Lc 1,48), donde la Virgen expresa la razón del porqué de su alabanza y su alegría en el Señor: “porque ha mirado la humillación de su esclava”, decía la versión anterior. “Porque ha mirado la humildad de su esclava”. Ambas traducciones son, sin duda correctas, pero traducir “humillación” supone cargar el correspondiente término griego de una negatividad que no tiene de suyo y que de hecho no expresa el español “humildad”. (Armando Puente).
Fuente: AICA
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