Oración en memoria de la Guerra de las Islas Malvinas pronunciada por monseñor Juan Carlos Romanín, obispo de Río Gallegos, en el acto realizado el 2 de abril de 2011
Queridos hermanos y hermanas:
Nos estamos preparando para celebrar en estas fiestas de Pascua, la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Todas las bajezas y crueldades humanas que se entremezclaron en su muerte, se van repitiendo a través de la historia. Muchas de ellas, en distintos grados, se dieron en los hechos que sacudieron a nuestra Patria en 1982.
Las Islas Malvinas, tan cercanas a nuestro territorio patagónico y al corazón de cada uno de los argentinos, nos desafían a tener gestos más comprometidos.
El pueblo argentino ha rezado mucho por la paz, por la justicia y por la defensa de los derechos humanos. Queremos alentar y acompañar con nuestra oración perseverante por este don precioso. Pedir a Dios Padre que, con decidida convicción, defendamos siempre la vida; para que, con transparencia, trabajemos por la justicia; para que seamos valientes defensores de la dignidad y de los derechos de todas las personas; para que no cedamos a la tentación del egoísmo, de la mentira y de la violencia.
Creemos que los medios dignos de los hombres y de las naciones para superar sus contiendas son el derecho internacional, el diálogo leal, la solidaridad entre los Estados, el ejercicio tan noble de la diplomacia.
Es por eso que nos convocamos a orar para “instar a las dos partes (Argentina y Reino Unido) a reanudar las negociaciones a fin de encontrar, a la mayor brevedad posible, una solución pacífica, justa y duradera, de la controversia sobre la soberanía de las Islas”.
La Santísima Virgen, Nuestra Señora de Luján, fue muy invocada durante la guerra en Malvinas y la hemos llevado como peregrinos al Cementerio de Darwin. Ahora también nosotros le pedimos que interceda ante su Hijo Jesús para que El nos dé “días de paz y de justicia, de libertad y de fraternidad universal.”
Oremos:
Dios de la vida y del amor,
Padre de todos los hombres,
lleno de ternura y de misericordia:
Tú tienes proyectos de libertad y dignidad
para cada uno de nosotros.
Padre de todos los hombres,
lleno de ternura y de misericordia:
Tú tienes proyectos de libertad y dignidad
para cada uno de nosotros.
Padre Bueno: que en tu Hijo Jesús
buscaste reunir a los hombres
de toda raza y origen, credo y cultura,
en una sola familia.
Que condenas la guerra,
y a todo poder que dañe a las personas y su convivencia:
escucha la oración de tus hijos
que reclaman justicia como única garantía
para afianzar los derechos de las naciones.
buscaste reunir a los hombres
de toda raza y origen, credo y cultura,
en una sola familia.
Que condenas la guerra,
y a todo poder que dañe a las personas y su convivencia:
escucha la oración de tus hijos
que reclaman justicia como única garantía
para afianzar los derechos de las naciones.
Creemos que la paz se construye con el diálogo,
creemos que la diplomacia es el mejor camino
para lograr una solución justa, humana y duradera,
a la controversia sobre la soberanía de las Islas Malvinas.
creemos que la diplomacia es el mejor camino
para lograr una solución justa, humana y duradera,
a la controversia sobre la soberanía de las Islas Malvinas.
En comunión con María, Nuestra Señora de Luján,
te pedimos que los responsables de nuestros pueblos
privilegien el respeto, la sensatez histórica
y el cuidado de las personas y los pueblos,
en la negociación que tanto necesitamos.
te pedimos que los responsables de nuestros pueblos
privilegien el respeto, la sensatez histórica
y el cuidado de las personas y los pueblos,
en la negociación que tanto necesitamos.
Te encomendamos,
a quienes murieron en el campo de batalla,
a quienes al volver, no encontraron motivos para seguir viviendo,
a quienes quedaron heridos y enfermos,
a quienes con su empeño se integraron a nuestra sociedad argentina,
todavía deudora de cuidado y protección
para los excombatientes,
a todas sus familias
y las comunidades de las que forman parte.
a quienes murieron en el campo de batalla,
a quienes al volver, no encontraron motivos para seguir viviendo,
a quienes quedaron heridos y enfermos,
a quienes con su empeño se integraron a nuestra sociedad argentina,
todavía deudora de cuidado y protección
para los excombatientes,
a todas sus familias
y las comunidades de las que forman parte.
Regala a nuestros corazones tu Espíritu Santo,
para construir en este tiempo:
días de paz y de justicia,
de libertad y de fraternidad universal.
para construir en este tiempo:
días de paz y de justicia,
de libertad y de fraternidad universal.
Amén.
Mons. Juan Carlos Romanín, obispo de Río Gallegos
Fuente: AICA
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