El canto gregoriano es la música europea más antigua que ha perdurado a través del tiempo, se difundió en Europa en la “Edad de la gran creación católica” (peyorativamente llamada “Edad Media”) entre los siglos VI y IX.
Se basa en un sistema de ocho modos o tonos, cuya forma tal como la conocemos hoy quedó fijada en el siglo XI. La construcción de los modos tuvo un origen funcional: para crear la suficiente variación de escalas para desarrollar el “canto llano”.
El Graduale Romanum (cantos gregorianos de la Misa) básico según el Ordo actual:
Kyrie (Señor ten piedad)
Gloria
Introitus (introduce las Lecturas y el Salmo)
Responsorium Graduale (después de la Segunda Lectura)
Alleluia (antes del Evangelio)
Credo
Sanctus
Pater Noster
Offertorium (presentación de los dones)
Agnus Dei (Cordero de Dios)
Communio (durante la Comunión)
“La Iglesia reconoce el canto gregoriano como el propio de la liturgia romana; en igualdad de circunstancias, por tanto, hay que darle el primer lugar en las acciones litúrgicas.” (Constitución Sacrosanctum Concilium sobre la Sagrada Liturgia, 116. Concilio Vaticano II)