"El Evangelio es Jesucristo en persona"
Seminario Bíblico de verano 2011 – “Cómo interpretar la Biblia”
Subsidio 7 de estudio “El sentido literal de la Biblia”
I El sentido literal
El sentido literal, decíamos en el subsidio 6, no se debe confundir con el fundamentalismo bíblico ya que este último sobre una base no literal, sino literalista, elabora una interpretación no espiritual, sino espiritualista. En realidad, el fundamentalismo bíblico se mueve como una deformación ideológica de la fe tanto en el sentido literal, como espiritual, como pleno y como tipológico.
Al sentido literal se lo puede definir como el estilo intentado por el autor y expresado en palabras, resaltando que la intención del hagiógrafo y el sentido expresado verbalmente son inseparables. Pero esta definición, que es muy común, es inadecuada porque conlleva una arbitraria carga de psicologismo en la interpretación al querer indagar el “mundo interior” del escritor sagrado y porque es imposible determinar lo que significa únicamente un determinado texto.
Según el documento “La interpretación de la Biblia en la Iglesia” de la Pontificia Comisión Bíblica “el sentido literal de la Escritura es el que ha sido expresado directamente por los autores inspirados”. Siendo que es fruto de la inspiración, es al mismo tiempo el dado por el Espíritu Santo como autor principal de la Sagrada Escritura.
A este sentido podemos acceder mediante un cuidadoso análisis de un texto en su contexto histórico y literario. Sería facilista sostener que alcanza sólo con leer una versión castellana y decir lo que subjetivamente nos dice el texto a cada uno de nosotros, pero eso no es el sentido literal sino la faceta subjetiva de un encuentro bíblico o una etapa de exploración superficial del sentido literal para un provecho de animación pastoral (como el ejemplo dado en la conclusión del subsidio 6: el breve comentario a II Timoteo 2,15).
Por ejemplo: si un texto es metafórico el sentido literal no fluirá inmediatamente de una traducción palabra por palabra. En Lucas 12,35 dice: “ciñamos nuestros lomos”, que la versión argentina traduce: “Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas”. Eso significa “preparémonos para actuar”.
Por lo tanto, el sentido literal hoy se relaciona íntimamente con la exégesis histórico-crítica porque su fundamento debe ser la comprensión del texto tal como lo entendieron su autor y los destinatarios inmediatos, tratando de reconstruir la situación en que fueron escritos originalmente. En este caso el exégeta debe ser un historiador. Cuando se ignora el sentido literal, la interpretación de la Biblia se pierde en especulaciones espiritualistas fantásticas o puramente subjetivas, como es el caso de las interpretaciones fundamentalistas.
II Práctica
Vamos a interpretar el primer versículo del Evangelio según san Marcos desde el sentido literal:
“Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios” así traduce la versión argentina pero si vamos al texto griego crítico de Nestlé-Aland deberíamos traducir “Principio del Evangelio de Jesús, Mesías, Hijo de Dios”.
Debemos considerar la cuestión histórica, estamos en presencia de lo que hoy es considerada la primera versión del Evangelio, es decir el Evangelio según san Marcos, escrito alrededor del 60-67 d.C. en Roma o en Siria en una situación en que el cristianismo se estaba espiritualizando y la figura de Jesucristo desdibujando según la conveniencia de cada quien y en muchos casos olvidando. El fervor apostólico del principio se estaba perdiendo por el envejecimiento y la muerte de los apóstoles y diluyendo en el contexto cultural de la época, por eso el autor sagrado compone una obra dirigida a recuperar aquello que se estaba perdiendo y a establecer una fuente confiable para la fe cristiana. La comunidad destinataria del Evangelio estaba bajo presión, acusada de ateísmo y anti patriotismo, así esta versión del Evangelio fue escrita para valientes, para mártires.
El Evangelio de Marcos mira al Antiguo Testamento en griego, sus citas provienen de la Septuaginta. Por lo tanto, podemos detectar la diferencia entre “Comienzo” y “Principio”, el “principio” es una expresión griega (arjé) que quiere decir dos cosas: 1) el comienzo y 2) el principio del cual derivan todas las cosas (principio buscado por los filósofos griegos presocráticos).
El Evangelio o “Buena Noticia”, un evangelio para los griegos no era meramente una “buena noticia”, sino un acontecimiento político o militar, un triunfo del poder que está dominando el mundo en ese momento. Y para los judíos la tierra del evangelio era el exilio en Babilonia, la preparación de un camino donde no hay camino, por eso la imagen del desierto es tan fuerte para los hebreos, es una imagen evangélica, ahí se prepara un camino para que reine YHWH nuestro Dios, no a través de reyes ungidos que los llevaron a una situación caótica, sino a través del Ungido, del Cristo que está prometido a Israel cuya esperanza irá creciendo hasta el tiempo de Jesús.
Luego, el genitivo en griego que se nos muestra como “de” nos conecta directamente con el objeto del Evangelio: la persona de Jesús. “Principio del Evangelio de Jesús”. Es decir, que no es una conquista política militar sino poder de Dios para transformar todas las cosas porque “ya reina Dios”. El nombre Jesús en hebreo quiere decir “YHWH salva”.
Jesús en esta frase del v.1 de Marcos es tanto 1) el agente evangelizador como también 2) el sujeto del Evangelio y 3) aún podemos identificar el genitivo (epexegético, de identificación) en el objeto del Evangelio, o sea que el Evangelio es Jesús mismo. Entonces, este Evangelio no es una biografía, ni es solo una buena noticia, tampoco es un triunfo político-militar, ni una esperanza que mira solo al futuro. Este Evangelio es poder de Dios que transforma, es Jesucristo en persona.
Luego, los títulos: el Cristo, el Ungido, la realización escatológica de Israel confesada por Pedro (Mc 8,29); el Hijo de Dios, sobre esto hay tres metáforas veterotestamentarias 1) el pueblo de Dios 2) el rey y 3) el justo. Confesado por el centurión en la cruz en la que Jesús está solo (Mc 15,39). Es decir, que es un israelita, Pedro, quien confiesa que la esperanza mesiánica está cumplida en Jesús; y es un pagano romano quien confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, no una metáfora sino algo totalmente nuevo: la Encarnación de Dios
Concluyendo, el Evangelio de Jesús, Cristo, Hijo de Dios es la plenitud de la esperanza de Israel pero de una manera totalmente nueva, no esperada: YHWH reina haciéndose hombre. Lo viejo y lo nuevo se dan cita en la persona de Jesús. Como podemos ver, el Evangelio de Marcos no es tosco como antes se pensaba, tiene una exquisita teología cuya primera palabra es “principio”, esto es sólo el principio, el Evangelio seguirá a través de los siglos de la Tradición y llegará a nosotros, el Evangelio sigue cada día vivo en nosotros hasta que Él vuelva.
Desde el sentido literal hemos recuperado los elementos históricos, vitales y teológicos del primer versículo del Evangelio según san Marcos, el título de la obra: “Principio del Evangelio de Jesús, Mesías, Hijo de Dios”.
¡Gloria a Jesucristo!
Preparado por Mauricio Shara en base a la siguiente bibliografía:
Armando J. Levoratti, “Cómo interpretar la Biblia”, Comentario Bíblico Internacional católico y ecuménico para el siglo XXI, Navarra, Verbo Divino, 2005, 20-21.
Apuntes de clase de la cátedra Teología Fundamental III, Facultad de Teología, Pontificia UCA.
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