Texto del micro radial de monseñor José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, emitido por LT 9 (16 de abril de 2011)
Con el Domingo de Ramos iniciamos la Semana Santa. A lo largo de esta Semana acompañaremos a Jesús que ha venido para comunicarnos una Vida Nueva que nos permita vivir como hijos de Dios y hermanos entre nosotros. Los invito a disponernos a celebrar este camino de Dios. Pensar que Jesucristo ha venido para mí, es el mejor comienzo para vivir la Semana Santa. Con la entrada en Jerusalén Jesús inicia el camino de su hora definitiva, que se convertirá en el comienzo de su Vida para nosotros. Él quiere hacernos hombres nuevos, capaces de crear un mundo nuevo.
Si bien la vida cristiana es algo personal que nace de un encuentro libre con Jesucristo, este encuentro, sin embargo, está llamado a expresarse socialmente. Cuando Jesús nos deja el mandamiento del amor: “ámense unos a otros como yo los he amado”, nos ha dejado el principio de la moral social que dice: “todo hombre es mi hermano”. No podríamos llamar a Dios Padre, si no tenemos una relación fraterna entre nosotros. El nos diría no me llames Padre si has ofendido a tu hermano, que es también hijo mío. El Padre Nuestro, la oración que nos la ha enseñado Jesucristo, no es sólo un acto de diálogo con Dios, sino la puesta en práctica de nuestra fe en Dios, que es el Padre de todos. Un buen comienzo de la Semana sería examinar, desde una sincera meditación del Padre Nuestro, nuestra relación con Dios y nuestros hermanos.
Además de esta relación fraterna, la vida cristiana tiene una dimensión más amplia. La vida cristiana tiene que expresarse en una vida coherente con lo que se cree. El cristiano está llamado a cuidar y elevar desde el Evangelio este mundo que es obra de Dios. San Pablo nos dice: “todo es de ustedes, es decir, la política, el trabajo, el amor, pero nos recuerda, ustedes son de Cristo” (1 Cor. 3, 22). Esto significa que hay una manera cristiana de vivir en este mundo, incluidas las cuestiones políticas. Por ello la Iglesia nos recuerda que: “la conciencia cristiana bien formada no permite a nadie favorecer con el propio voto la realización de un programa político o la aprobación de una ley particular que contengan propuestas alternativas o contrarias a los contenidos fundamentales de la fe y la moral” (Doctrina de la Fe). Es una grave responsabilidad del cristiano, o del político cristiano, ser claro y saber definirse en temas que hacen a la dignidad de la vida humana, por ejemplo, en el caso del aborto. Esto pertenece al ámbito moral de la fe y hace a su responsabilidad social y política.
Ser cristiano, como vemos, no es algo que pueda quedar en nuestra intimidad sino que se debe testimoniar en la vida de la sociedad. La fe tiene consecuencias políticas que el cristiano debe saber asumir y comprometerse. Los invito en esta Semana a acercarse a su comunidad parroquial para vivir este camino de Jesucristo que es la fuente de esa Vida Nueva que nos traído. Reciban de su Obispo, junto a mi afecto y oraciones, mi bendición en el Señor.
Mons. José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz
Fuente: AICA
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