"Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo:" (Mc 3,6)

22 de abril de 2011

Mons. Olivera: el sacerdote debe unir su vida a las palabras de la consagración eucarística.


Homilía de monseñor Santiago Olivera, obispo de Cruz del Eje en la Misa Crismal
(20 de abril de 2011)



Con mucha alegría somos convocados cada año para la celebración de la Misa Crismal. Esta convocatoria nos ofrece una buena oportunidad para animar y fortalecer el espíritu de comunión, como también el camino pastoral de nuestra Iglesia diocesana.

 Este año con la particularidad de estar en esta Iglesia Parroquial, la Catedral, que custodia la imagen de Nuestra Señora del Carmen, estrella de la Evangelización, patrona de la Diócesis desde sus orígenes.

En esta eucaristía, que presido como Obispo Diocesano junto al presbiterio y a otros miembros del pueblo de Dios, adquiriere un significado especial la bendición de los Santos Oleos y la consagración del Santo Crisma, que luego serán utilizados en la administración de los sacramentos en las comunidades de nuestra diócesis.

Con el santo crisma que hoy se consagra, serán ungidos los nuevos bautizados y serán signados los que reciben el sacramento de la confirmación. Asimismo el santo crisma se utiliza para consagrar sacerdotes y dedicar iglesias. El óleo de los catecúmenos prepara y dispone para el bautismo y con el óleo de los enfermos, nuestros hermanos enfermos serán aliviados en sus enfermedades.

Esta bendición y consagración nos habla de la dimensión sacramental de la Iglesia, que nos comunica la gracia  pascual de Cristo y nos inicia en la vida de la comunidad cristiana. Esta verdad se vive, de modo especial, en la Iniciación Cristiana como proceso que define nuestra identidad.
 La iniciación cristiana es un tema fundamental para la vida de las comunidades y de cada cristiano. En el modo de realizarlo está en juego la seriedad de la evangelización, la autenticidad de la comunidad eclesial, la verdad del ser cristiano. Porque no se trata sólo de del cómo hay que administrar los sacramentos, sino de cuál cristiano hacemos al preparar y celebrar estos sacramentos.

La Iniciación Cristiana es una auténtica epifanía de la Iglesia, la  manifiesta. De allí la importancia que debemos dar a la formación inicial y permanente de nuestros hermanos. De esta formación va a depender, en gran medida, el futuro y el nivel de nuestras comunidades, y podríamos decir el futuro de nuestra cultura, de nuestros ambientes, de nuestras familias, de nuestra Patria.

En nuestra diócesis tenemos que caminar hacia la institución del catecumenado, como modelo de toda catequesis, esto nos debe llevar a recuperar el impulso kerigmático de la fe y a presentar la vida cristiana como un discipulado misionero. Esta es la línea en que debe moverse nuestra catequesis frente a un mundo que presenta signos, incluso, adversos a la fe. Muchos cristianos están anestesiados en su condición de bautizados, y muchas veces viven y aceptan criterios muy lejos de la fe cristiana. La animación de grupos fraternos y la consolidación de los mismos intenta dar una respuesta válida para recuperar el sentido de pertenencia cordial a la Iglesia viviendo sus enseñanzas de modo personal y  familiar y para conocer y amar más a Jesús por la Palabra buscando celebrar la fe en cada Eucaristía con los hermanos, porque allí se concreta el encuentro más perfecto con Jesús.

 Les decía que nuestro tiempo está presentando signos adversos a la fe, esto requiere de nuestra parte el estar atentos para vivir nuestro compromiso, un ejemplo concreto es el mantenernos alertas en el tema de la defensa de la vida desde la concepción y  en todas sus etapas. Este tema humano y religioso nos compromete como ciudadanos. En este sentido es un tema de agenda política y, por lo mismo, debe ser exigido con claridad. En este año electoral a la hora de consolidar la democracia por medio de nuestro voto, los criterios de los candidatos deben ser tenidos en cuenta.

La vida está en el orden de la verdad manifestada por Jesucristo, por ello hablamos del Evangelio de la Vida. A la vida, como a la verdad, se la descubre y se la sirve. No se la oculta, se la ignora, se la hiere o se la mata. Particularmente en este año de la vida renovemos nuestro compromiso para que la vida de todos los hombres y mujeres y de todo el hombre o mujer sea cuidada y valorada. En este aspecto damos gracias  a Dios porque en nuestra diócesis hay, con el apoyo e impulso de Cáritas y el trabajo de los sacerdotes y laicos, una eficaz respuesta a las necesidades de viviendas con todo lo que ello implica y supone para tantos hermanos nuestros.

El texto del Evangelio de San Lucas que leemos hoy  Jesús comenta el texto de Isaías, manifestando que El era el enviado para anunciar la buena noticia a los pobres, esto es a todos: los marginados, los no tenidos en cuenta, los que están al borde del camino…para todos Jesús mostró un trato especial, a nadie excluyó de su amor y de su salvación…    nosotros cristianos, como Jesús estamos llamados también con nuestras palabras y acciones teniendo sus mismos sentimientos a anunciar la liberación y el año del Gracia que el Señor regala con su Presencia.

Presencia del Señor que se actualiza con la vida de los sacerdotes, esta Misa tiene  un profundo carácter sacerdotal, ya que en ella conmemoramos el día en que el Señor Jesús confirió su sacerdocio a los apóstoles y a nosotros.  Fuimos ungidos como Jesús para servir y anunciar a nuestro pueblo la Buena Nueva. Participamos  hoy de un signo muy fuerte, los sacerdotes renuevan  las promesas que un día hicieron ante su Obispo y ante el pueblo santo de Dios. Por eso también  es un día en que los sacerdotes debemos especialmente hacer memoria agradecida por el Obispo que nos ordenó.  

Renovemos el ministerio recibido teniendo presente la exhortación de Pablo a Timoteo: “te recomiendo que reavives el don de Dios que has recibido” (2 Tim. 1, 6). Este don es el que da sentido a nuestras vidas. Con cuánta gratitud debemos vivir cada momento de esta celebración.
Hoy y siempre debemos recordar la grandeza del don que hemos recibido. Es esta una ocasión propicia y reparadora para volver a darle al Señor Jesús un «sí» pleno e incondicional, a Él que sin mérito de nuestra parte nos eligió y nos llamó, cuando Cristo por medio del Obispo nos impuso sus manos y nos consagró a su misión, constituyéndonos sacerdotes para siempre, mediadores entre Dios y los hombres.

Tengamos presente en este día al Padre René Jara, que fue llamado en noviembre del año pasado a la Casa del Padre, ya vivió su Pascua y allí nos espera. Damos gracias a Dios por su entrega de tantos años.

Nos unimos también a la alegría de compartir la Primera Misa Crismal como sacerdotes de Diego Pereyra y David Silva y también con los padres Daniel Virgili, sacerdote redentorista, Administrador Parroquial de San Javier, y el padre José Luis Guirado, formador de novicios franciscanos, que desde este año se incorpora a la vida de nuestra Diócesis.

Recordamos especialmente a nuestros hermanos Daniel Dalio y Martín Formini, que ejercen su ministerio en Italia, con afecto nos unimos a ellos y sin duda también a Monseñor Colomé que tanto ha dado y significado para la vida de nuestra Iglesia de Cruz del Eje.

Como sabemos, estamos transitando el trienio pastoral hacia los 100 años de la muerte, de la Pascua de Brochero, pidiendo por el celo misionero de todos. Por eso en este día y en  este año se nos ofrece una buena oportunidad para renovar nuestro celo pastoral.  

El celo, el ardor, el fervor apostólico no es algo que pueda promulgarse por decreto, por lo tanto, ¿Cómo renovamos nuestro celo y nuestro fervor? En el encuentro sincero con Jesús. Desde  este encuentro, como lo compartieron los Obispos en Aparecida, es que nos convertimos en celosos misioneros, dijeron los Obispos:

“La alegría que hemos recibido en el encuentro con Jesucristo, a quien reconocemos como el Hijo de Dios encarnado y redentor, deseamos que llegue a todos los hombres y mujeres heridos por las adversidades” que llegue a todos continúan los obispos, a los que están más lejos y al borde del camino. Terminan diciendo: conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es el lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obra es nuestro gozo”. (DA 29), esto es celo misionero…para todos. Esto es lo que todos, pueblo de Dios debemos renovar, desde nuestra relación personal con Jesús.

Y en este día sacerdotal, mirando el modelo del venerable padre Brochero, sacerdote de Jesús en nuestras tierras, y haciendo especial referencia a los sacerdotes,  pidamos al Padre:

¡Qué no disminuya nuestro celo! Cuidemos el tesoro de nuestro sacerdocio, procurando no tornar estéril la gracia que Dios nos ha dado en el Orden Sagrado y que continuamente nos envía. Para que no disminuya nuestro celo, despojémonos continuamente de las costumbres, hábitos y aspiraciones de nuestro hombre viejo, así como de las marcas de una cultura materialista, hedonista y aburguesada que lastimosamente deja muchas veces su huella en nosotros. No hacerlo es renunciar a ser sacerdotes santos, y sino aspiráramos todos los días de manera seria y responsable a la santidad, nos quedamos en la  mitad de camino.

¡Qué no disminuya nuestro celo! Si no procuramos avanzar de modo humilde pero constante por el camino de nuestra santificación, terminaremos tarde o temprano haciendo componendas y concesiones a nuestro hombre viejo y al mundo. Al principio éstas podrán ser pequeñas, pero poco a poco se irán haciendo inexorablemente más graves y pueden desembocar incluso en la traición, abierta o encubierta, al amor de predilección con el que el Señor nos ama al habernos llamado al sacerdocio.

¡Qué no disminuya nuestro celo! Que sepamos acompañar y descubrir tu llamada en tantos niños y jóvenes. Y que por la alegría de nuestro ministerio, muchos jóvenes quieran seguirte en la vida sacerdotal y en la vida consagrada.

Es oportuno volver a recordar hoy, que el camino real e insustituible para avanzar por el camino de nuestra santificación es la oración, entendida como “estar con Cristo” (Mc 3, 14), como “permanecer con Él” (Jn 15, 5), para que así Su mirada se transforme progresivamente en nuestra mirada y Su corazón en nuestro corazón y de esta manera podamos dar mucho fruto y un fruto que dure. Al sacerdote que siempre reza y se esfuerza por ser fiel al don recibido, Dios le ayuda siempre.  La oración que es también la oración fiel, a la Liturgia de las Horas,  que solemnemente nos hemos comprometido a rezar el día de nuestra ordenación.

Como el corazón de la oración cristiana y la clave de nuestro ministerio es  la Eucaristía, la celebración de la Santa Misa debe ser para cada uno de nosotros el centro y el momento más importante de nuestra vida. Cada Misa que celebro me debe recordar que yo, con Cristo, estoy llamado a ser hostia viva para la salvación del mundo. Que a las palabras de la consagración debo unir la entrega de mi vida.

¡Nuestra vida sacerdotal debe ser una Misa continua! Por tanto, una entrega continua, una donación continua según la medida de Cristo en la Cruz. ¡Hasta el extremo!, esto espera el pueblo de Dios de nosotros, esto necesita nuestra gente.

Pidamos a María, La Purísima Madre de Dios y Madre Nuestra, en su título de Nuestra Señora del Carmen, que nos siga sosteniendo y acompañando y que el ejemplo de su Si nos estimule en la fidelidad de lo cotidiano.

Que así sea. -i

Fuente: AICA

3 comentarios:

  1. Anónimo22.4.11

    EL TITULO DE ESTA HOMILIA DE MONS. SANTIAGO OLI-
    VERA (A QUIEN CONOZCO) NO DEJA LUGAR A HACER MAS
    COMENTARIOS, SIMPLEMENTE A CONFIRMAR QUE: LA
    IGLESIA NECESITA HOY MAS QUE NUNCA, SACERDOTES
    SANTOS Y NO HIPOCRITAS.
    SOLO RESTA SACAR CONSECUENCIAS...!

    ETELVINA

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  2. Anónimo22.4.11

    ES QUE CUANDO UN PARROCO INVITA AL AMOR PERO GRAN PARTE DE SU COMUNIDAD SABE QUE ESTA EN DOBLE VIDA. DE QUE AMOR ESTA HABLANDO??? LO UNICO QUE GENERA ES UNA GRAN CONFUSION PORQUE SU VIDA NO SE CONDICE CON LO QUE PREDICA.

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  3. Anónimo23.4.11

    COMO DIJO ALGUIEN ES GATICA...........PREDICA PERO NO PRACTICA

    ResponderEliminar

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