Carta de monseñor Aurelio José Kühn Ofm, obispo prelado de Deán Funes para la Cuaresma 2011
Hermanos sacerdotes y fieles, PAZ Y BIEN.
El próximo 9 de marzo, miércoles de ceniza, iniciaremos el camino cuaresmal de preparación a la Pascua. Ruego a Dios que sea un tiempo de gracia para todos los que nos ponemos en camino. Un tiempo de escucha de la Palabra y de cambios decisivos y profundos.
Dios nos llama con su Palabra y viene a nuestro encuentro de muchas y variadas formas. Las mismas pruebas por las que estamos pasando, que nos dejan tanta inseguridad y muchos sufrimientos, son un llamado de Dios, un llamado de atención, porque el hombre en medio de tantos descubrimientos y riquezas, ha orientado su corazón no al Dios verdadero, sino a los falsos dioses del poder, del dinero y del placer. Dios no es extraño a nuestros problemas. Al contrario, él responde a la sed que hay en el corazón de todo ser humano. Pero es necesario escucharlo atentamente y estar dispuestos a responderle con nuestro sí a su voluntad: “Reciban con docilidad la Palabra sembrada en ustedes, que es capaz de salvarlos” (Santiago 1,21).
La Palabra de Dios en este tiempo cuaresmal proclama con fuerza: “No endurezcan el corazón, sino escuchen la voz de Dios” (Sal 94). “Vuelvan a mí de todo corazón, con ayuno, llantos y lamentos. Desgarren su corazón y nos sus vestiduras, y vuelvan al Señor su Dios, porque él es bondadoso y compasivo, lento para la ira y rico en amor” (Joel 2,12).
El tiempo cuaresmal será la oportunidad para entablar un nuevo, confiado y sincero diálogo con Dios, en la oración, especialmente con los salmos, donde “encontramos toda la articulada gama de sentimientos que el hombre experimenta en su propia existencia y que son presentados con sabiduría ante Dios; aquí se encuentran expresiones de gozo y dolor, angustia y esperanza, temor y ansiedad” (Benedicto XVI, VD, 24). Es en la oración donde se nos abre el camino de la esperanza en medio de las obscuras y complicadas situaciones que nos toca vivir hoy. “Cuando ya nadie me escucha, Dios todavía me escucha. Cuando ya no puedo hablar con ninguno, ni invocar a nadie, siempre puedo hablar con Dios. Si ya no hay nadie que pueda ayudarme, él puede ayudarme” (Benedicto XVI, SS, 32).
Hermanos, los invito, pues, a vivir intensamente la Cuaresma, preparándonos así a la Pascua de Resurrección. Superemos los desánimos y los miedos, y pongámonos en camino. Escuchemos y leamos la Palabra que la Liturgia cada domingo y cada día nos propone. Será la Palabra que Dios me dirigirá a mí y a toda la comunidad. Procuren los párrocos y catequistas motivar y favorecer el acceso a la Palabra a todos los fieles. Les ofrezco, gratuitamente, Nuevos Testamentos, para los que no tengan Biblia.
Los tiempos urgen que realicemos un cambio. Y el primer cambio debe producirse en el corazón. Porque “es del corazón de donde provienen los malos pensamientos; de ahí proceden la inmoralidad sexual, robos, asesinatos, infidelidad matrimonial, codicia, maldad, vida viciosa, envidia, injuria, orgullo y falta de sentido moral. Todas estas maldades salen de dentro y hacen impura a la persona” (Mc 7, 20-23). Es lo que dijo Jesús, así, tan claramente, en su diálogo con los fariseos. Surge naturalmente el interrogante, ¿cómo sanar ese corazón herido y enfermo, afectado por la falta de valores y buenos ejemplos? ¿Cómo cambiar una mentalidad que ha echado raíces en la cultura de un pueblo, y revertir un estilo de vida?
La Palabra leída, meditada, rezada, contemplada y vivida, - es la “lectio divina” – hará posible el cambio del corazón y de la vida. Por eso mi propuesta, dentro del programa de la misión diocesana, es que se formen en las comunidades, también en el campo, los grupos bíblicos, los grupos de oración en torno a la Palabra. Como una planta necesita su tiempo y que se le riegue y cuide para crecer, así también el fiel cristiano necesita de la constancia y perseverancia en la oración, en la lectura orante de la Palabra, en la participación con la comunidad en las celebraciones litúrgicas, y como consecuencia, una coherencia en su vida cotidiana, para que pueda dar buenos frutos.
Dentro de este contexto tendremos la gracia y la alegría de instituir para el ministerio de lector al seminarista Jorge Daniel Juncos, el domingo 13 de marzo de 2011, a las 20 hs. en la Iglesia Catedral, “Ntra. Sra. Del Carmen”, en Deán Funes. Es su primer paso, después de la admisión, en su camino hacia el sacerdocio. La tarea propia del Lector, es la de proclamar la Palabra y ser animador de la escucha de la Palabra de Dios.
Dos son los seminaristas que tenemos en el Seminario de Córdoba, haciendo su proceso en vista al sacerdocio. Recomiendo y pido a los fieles que oren con confianza al Señor, por su perseverancia y santidad de vida. Y oren para que en nuestras comunidades aumenten las familias cristianas donde puedan surgir nuevas y generosas vocaciones, con verdadero espíritu misionero, para el servicio de Dios y de los hombres. Es necesario que se fortalezca en las parroquias la Obra de las Vocaciones Sacerdotales y Religiosas. Las vocaciones son un don de Dios a las comunidades cristianas: Pero éstas deben pedirlas, acompañarlas y sostenerlas.
También la familia necesita ayuda urgente de la Iglesia, de la comunidad cristiana. Sola no puede hoy sostenerse. Por una parte, es fuerte el ataque que viene del ambiente relativista que la rodea, y son difíciles en muchos casos las condiciones de vida, por falta de vivienda digna y de un trabajo estable; y también por la falta de valores en la misma familia. Son tremendamente destructivas las infidelidades y la insuficiente preparación para el matrimonio, cuando la hay. Porque con demasiada frecuencia ni siquiera se funda la familia en el sacramento del matrimonio por parte de los mismos creyentes.
Deberá ser una prioridad pastoral en la Prelatura la atención a la familia. Espero encontrar matrimonios comprometidos y dispuestos a integrar un equipo diocesano que sea de ayuda a otros matrimonios.
La adolescencia y primera juventud es una etapa delicada, difícil y decisiva de la vida. Detrás de sus dramas hay un fuerte reclamo de los adolescentes y jóvenes a ser escuchados, queridos y orientados. Dejo flotando una pregunta, ¿quién se ofrece para abrir senderos en la pastoral de los adolescentes y jóvenes?
Hermanos, el tiempo corre. Siempre hay cosas nuevas y urgentes. Pero están también las más importantes. Siento sobre todo la necesidad de abrirle el corazón a Dios, poner todo en sus manos y hacer camino Dejémonos, pues, iluminar por la Palabra, para que el Señor nos señale el camino concreto, realista que debemos recorrer en este Cuaresma, y llegar a una Pascua radiante, esperanzadora. Que sintamos que Cristo está vivo y camina con nosotros. Y que nuestro corazón fue capaz de liberarse de las ataduras que lo tenían esclavizado.
Nos conforta y anima el sí de María, el que dio en Nazaret y repitió al pie de la cruz.
Que el Señor los bendiga y guarde.
Deán Funes, 15 de febrero de 2011
Mons. Aurelio J. Kühn ofm, obispo prelado de Deán Funes
Fuente: AICA
CON PERDON DE LA DIRECCION DEL BLOG...ME ATREVO
ResponderEliminarA PROPONER QUE SE ESCRIBA UN ART.Y SE PUBLIQUE SO
BRE LO QUE ES LA "LECTIO DIVINA", A FIN DE QUE LOS LECTORES SEPAN DE QUE SE TRATA Y PODER ASI EN
RIQUECER SU LECTURA DE LA PALABRA. NO OLVIDEMOS
QUE MUCHOS NO TIENEN INTENSA VIDA PARROQUIAL.!
ETELVINA
En este link encontrarán un pequeño artículo sobre qué es la Lectio Divina:
ResponderEliminarhttp://mielylangostas.blogspot.com/2010/09/que-es-la-lectio-divina-o-lectura.html#more
Atentamente
Mauricio
O pueden encontrarlo en el temario del blog, en la etiqueta "Lectio Divina" en donde hay noticias y también algún artículo.
ResponderEliminarGRACIAS MAURICIO, POR TUS ATENCIONES PARA CONMIGO
ResponderEliminarENTIENDO QUE ESA EXPLICACION ES LO MAS CLARIFICA-
DORA PARA LOS LECTORES DEL BLOG...QUE SON MUCHOS
MAS QUE LOS QUE DEJAN SUS COMENTARIOS, SE PUEDAN INTERIORIZAR SOBRE LA "lECTIO DIVINA".
ETELVINA