¿Renovar o destruir la Iglesia?

En mayo de 1996 una coalición de grupos en los Estados Unidos que disienten de la enseñanza de la Iglesia Católica y que se autodenominan "Somos Iglesia" ("We Are Church"), inició una campaña para recoger firmas y solicitar un referéndum para "reformar" la Iglesia Católica. La campaña se llama "Somos Iglesia: Un Referéndum Católico" (We Are Church: A Catholic Referendum). Los grupos organizadores a nivel nacional en los Estados Unidos son la "Conferencia para la Ordenación de las Mujeres" o WOC (Women's Ordination Conference) y "Católicos que Hablan Abiertamente" o CSO (Catholics Speak Out). La campaña, tanto en lengua inglesa como española, se está llevando a cabo sobre todo a través del Internet.

En realidad, este esfuerzo por destruir la Iglesia comenzó en 1995, cuando en una campaña de recogida de firmas más de dos millones de católicos austríacos y alemanes pidieron extensas "reformas" en la Iglesia. Iniciativas similares han empezado a surgir en Italia, Francia, Bélgica, Australia, Canadá y América Latina.

El objetivo de la campaña en los Estados Unidos, iniciada en Pentecostés del año pasado, es conseguir por lo menos un millón de firmas. La campaña finalizará con una asamblea en la Plaza de San Pedro, donde se le pedirá al Santo Padre que convoque el Concilio Vaticano III, y que éste no sea "una reunión de obispos solamente, sino un Concilio de todo el Pueblo de Dios". En este "concilio" los "reformistas" quieren que se produzcan, entre otros, los siguientes cambios:

·                     La "primacía" de la conciencia en todas las decisiones morales, especialmente en cuestiones de moral sexual como por ejemplo, el control de la natalidad. (Aclaración: la conciencia no es la fuente de la moral, sino sólo testigo de la presencia de la ley moral infundida por Dios en la naturaleza humana, cf. Romanos 2:14-16. Por tanto, la conciencia no determina lo que está bien o mal -- eso es patrimonio de Dios, sino que descubre lo que está bien o mal, y debe obedecer por consiguiente los mandamientos de Dios tal y como los enseña la Iglesia.)

·                     Garantizar los "derechos" humanos respecto a la sexualidad de todas las personas, sin hacer referencia a su "orientación sexual" (es decir, sin considerar si practican o no la homosexualidad). Esto implica la aceptación del "matrimonio" dentro de la Iglesia entre homosexuales o lesbianas, etc.

·                     La aprobación por parte de la Iglesia de todos los divorciados y vueltos a casar por lo civil. Esto implica, por ejemplo, permitirles que puedan recibir la comunión sin necesidad de cambiar de conducta: arrepentimiento, confesión y dejar de vivir en concubinato.

·                     La aprobación de los sacerdotes casados, de los teólogos disidentes y de todos los que ejercen la "libertad" de palabra, es decir, de todos los que enseñanan ideas contrarias a la doctrina del Magisterio de la Iglesia.

Para ganar adeptos para su causa, los organizadores de esta campaña tratan de hacer contacto con numerosas parroquias, escuelas católicas y otros centros educativos. Los posibles adeptos pueden ser miembros del clero y religiosos, así como líderes laicos, sobre todo aquellos encargados de la catequesis o de la enseñanza de la religión católica. Con ello pretenden conseguir que tanto los maestros católicos como los encargados juveniles recluten a su vez jóvenes para la campaña.

Inclusive están pidiendo contribuciones de por lo menos un dólar por persona. Su meta es recoger un millón de dólares para llevar a cabo la campaña a todos los niveles y para poder ofrecer incentivos monetarios a los grupos locales involucrados, especialmente grupos juveniles o de estudiantes de colegios católicos. A estos se les ofrece el 60% del total que recauden. Si lograsen recaudar, por ejemplo, 1000 firmas, a un dólar cada una, ¡se podrían quedar con U$S 600! La campaña también está recaudando firmas de grupos e individuos de las iglesias protestantes.

Además de los dos principales grupos organizadores mencionados, la coalición "Somos Iglesia" está siendo apoyada por otros grupos disidentes en los Estados Unidos: "Llamada a la Acción" ("Call to Action"); "Asociación pro Derechos de los Católicos en la Iglesia" ("Association for the Rights of Catholics in the Church"), grupo que promueve el falso "derecho" al homosexualismo y a que los divorciados y vueltos a casar puedan comulgar; "Asociación Nacional para el Matrimonio de los Sacerdotes" o CORPUS ("National Association for a Married Priesthood"); "Dignidad de los Estados Unidos" ("Dignity/USA"), un grupo de homosexuales que no acepta la enseñanza de la Iglesia sobre la actividad homosexual; "Ministerio de Nuevos Caminos" ("New Ways Ministry"), otro grupo a favor del homosexualismo; "Sacerdotes en Pro de la Igualdad" ("Priest for Equality"), grupo que promueve el uso del lenguage inclusivo, es decir, de que los textos bíblicos, litúrgicos y eclesiásticos sean reformados de tal manera que se refieran a Dios utilizando las palabras "ella" o "madre", así como otros aspectos del plan de acción del feminismo extremista; "Pax Christi del Estado de Maine"; "Convergencia de las Mujeres en la Iglesia" ("Women Church Convergence"), una coalición de feministas extremistas de distintas iglesias; y "Conferencia para la Ordenación de Mujeres" ("Women's Ordination Conference").

También, esta campaña es apoyada por el grupo feminista proabortista "Católicas por el Derecho a Decidir" ("Catholics for a Free Choice o CFFC") tal como lo manifiesta el número de otoño de 1996 de su revista Conscience. Podíamos decir lo mismo de las "Organizaciones Católicas para la Renovación" ("Catholics Organizations for Renewal"), una coalición de "católicos progresistas" de Estados Unidos. María Mejía, directora de la filial de la CFFC en México, les dirigió la palabra en San Diego (California), exponiéndoles algunos objetivos de la campaña. Como podemos comprobar, todas estas organizaciones disidentes están en la misma barca, no la de Pedro, ciertamente, sino la del diablo; todas trabajan fervientemente en la campaña de "reforma".

Además, todas colaboran estrechamente. Por ejemplo, las "teólogas feministas" Mary Hunt y Rosemary Radford Ruether, ambas miembros de la junta directiva de la CFFC, dictaron conferencias en el congreso de 1994 de "Llamada a la Acción". También, según el número de primavera de 1996 de Conscience, "Católicos en pro de la Renovación" y "Convergencia de las Mujeres en la Iglesia", han pedido a la CFFC y a la "Conferencia para la Ordenación de Mujeres" que hagan de puente entre estas organizaciones, con el objetivo de mantener a cada miembro de la coalición informado de las actividades de las demás organizaciones y también para facilitar la colaboración.

En el número de verano de 1996 de la revista Conscience, la CFFC dedicó una página completa a la promoción del referéndum de "Somos Iglesia". En el número de enero-febrero de 1997 de su nueva publicación "En Círculos Católicos" ("In Catholic Circles"), la CFFC informó que "Somos Iglesia" ha recogido firmas "el primer domingo de cuaresma, en la escalinata de la Catedral de San Patricio de Nueva York, en la Catedral Holy Name de Chicago y en la Catedral de la Inmaculada Concepción de Denver, entre otras iglesias".

La campaña de "Somos Iglesia" ya está repercutiendo en América Latina: una religiosa del Perú aparece en la junta directiva de esta coalición. También aparecen las ya mencionadas y muy conocidas líderes de CFFC, Mary Hunt y Rosemary Radford Ruether.

Es de suma importancia que se informe a todos, especialmente a los obispos, sobre estos alarmantes hechos, pues, como ya hemos indicado, esta falsa campaña para "reformar" la Iglesia se ha extendido hasta América Latina.

Si bien es cierto que las puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia (cf Mt 16:18), no tenemos la garantía de que no se puedan perder miles de almas y sectores enteros de la Iglesia por culpa de un grupo de apóstatas y herejes, así como por nuestra inactividad.

Este artículo fue publicado en el boletín de Vida Humana Internacional “Escoge la Vida” de mayo-junio de 1997, primera plana.

Por Adolfo J. Castañeda

Fuente: www.vidahumana.org