La vida contemplativa en el corazón del Cuerpo de Cristo

“La forma de vida contemplativa, que de las manos de Santo Domingo han recibido en la modalidad de clausura, las coloca, como miembros vivos y vitales, en el corazón del cuerpo místico del Señor, que es la Iglesia; y como el corazón hace circular la sangre y mantiene con vida al cuerpo entero, así su existencia escondida con Cristo, entretejida de trabajo y de oración, contribuye a sostener a la Iglesia, instrumento de salvación para cada hombre al que el Señor redimió con su sangre”, destacó el obispo de Goya, monseñor Ricardo Faifer, al presidir en el monasterio San Alberto, de Lavalle, la misa de profesión solemne de la hermana Erika María de la Cruz Godoy, de la Orden de las Monjas Dominicas Contemplativas.

     El prelado subrayó que "es a esta fuente inagotable a la que ustedes se acercan con la oración, presentando en presencia del Altísimo las necesidades espirituales y materiales de tantos hermanos en dificultad, la vida descarriada de cuantos se alejan del Señor”.

     “¿Cómo no moverse a compasión por aquellos que parecen vagar sin meta? ¿Cómo no desear que en su vida suceda el encuentro con Jesús, el único que da sentido a la existencia?", interpeló.

     Monseñor Faifer insistió en señalar que "el santo deseo de que el Reino de Dios se instaure en el corazón de cada hombre, se identifica con la oración misma".

     Por esto, explicó, como "fuego que arde y nunca se apaga, el corazón permanece de pie, no deja nunca de desear y eleva siempre a Dios el himno de alabanza".

     La misa de profesión solemne de la religiosa fue concelebrada por los sacerdotes Tomás von Schulz, Mario Presentado, Jesús Aldery, Franco López, Walter Bellini, Ariel Giménez, Juan Carlos Mendoza, Rodolfo Barboza, José Ortíz.

     También participaron el diácono Esteban Ruggeroni; Fray Carlos Azpiroz, de la Orden de los Frailes Dominicos, y religiosas de la orden dominica y de otras congregaciones.

Fuente: AICA