"Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo:" (Mc 3,6)

25 de febrero de 2011

El gobierno turco quiere destruir un monasterio sirio ortodoxo del siglo IV d.C.


No lo consiguieron los mongoles en el siglo XIV, al asesinar a 40 monjes y a otros 400 fieles, pero quizá la Turquía del primer ministro Recep Tayyip Erdogan pueda hacer desaparecer uno de los conventos cristianos más antiguos del mundo. Se trata, según la agencia internacional Zenit, de Roma, del monasterio sirio-ortodoxo de Mor Gabriel o “Dayro d-Mor Gabriel”, llamado “Deyrulumur” en turco, y situado en la región de Turabdin (o Tur Abdin), en el sudeste de Anatolia. El convento lleva el nombre de Mor Gabriel (634-668), obispo de Turabdin, famoso por su testimonio de santidad y su actividad de taumaturgo.



La fundación del monasterio, que hoy se emplaza al sudeste de la ciudad de Midyat, en la provincia de Mardin, cercano a la frontera con Siria, se remonta al año 397 d.C, y se realizó por la iniciativa de dos monjes, Mor Samuel y Mor Simón, muertos respectivamente en el 409 y en el 433. El complejo, que posee algunos elementos construidos con la ayuda de emperadores bizantinos como Arcadio (395-408) y Teodosio II (408-450), alberga hoy a una pequeña comunidad compuesta por tres monjes y 14 religiosas.

Mor Gabriel no es sólo un monasterio. Llamado también la “segunda Jerusalén”, Mor Gabriel es, de hecho, la sede del metropolita Mor Timotheus Samuel Aktas y del centro cultural y espiritual de la cada vez más reducida comunidad sirio-ortodoxa de Turquía y de los numerosos sirios que han decidido emigrar a Occidente, sobre todo a Estados Unidos y Holanda.

Según la agencia AsiaNews, en la zona de Turabdin (Montaña de los siervos de Dios) vivían en los años '60 casi 130.000 sirios, hoy su número descendió a unos pocos miles.

El monasterio, informa Zenit, está en el centro de una árida y costosa batalla legal que fue iniciada en 2008 por los jefes de tres aldeas curdas limítrofes, que recibieron el apoyo de un parlamentario del partido filo islámico de Erdogan (l'AKP o Partido para la Justicia y el Desarrollo).

Las acusaciones hacia la comunidad monástica son varias, entre ellas la de desarrollar actividades proselitistas porque el monasterio recibe a jóvenes que estudian el arameo oriental o sirio.

También se aduce que el monasterio fue construido en un sitio donde primero se erigía una mezquita, algo totalmente infundado y absurdo, ya que Mor Gabriel es muy anterior al nacimiento del Islam.

La acusación más convincente, al menos para las autoridades turcas, fue la sostenida por el ministerio del Tesoro: apropiación indebida de terrenos. Tampoco es esta una acusación comprensible, ya que Mor Gabriel paga regularmente los impuestos de las tierras en cuestión.

El asunto tuvo recientemente su conclusión quizás definitiva, con una sentencia del Tribunal Supremo de Turquía, que le dio la razón al ministerio en cuestión, según la cual 12 parcelas de tierra con una superficie de 99 hectáreas, son consideradas “bosques” y según la ley pertenecen “ipso facto” al Estado turco.

Para Mor Gabriel, la sentencia es un duro golpe. Perder los terrenos significa perder los medios de sostenimiento necesario para su propia supervivencia. Mientras fuentes cercanas a la agencia Forum 18 definieron la sentencia como “altamente política e ideológica”, todo el asunto fue calificado desde el inicio como un “proceso espectáculo” o “farsa”.

“El objetivo del proceso parece ser un modo de reprimir y expulsar a esta minoría de Turquía, como cuerpo extraño”, según dijo a AsiaNews el jefe de la Federación Aramea, David Gelen. “Turquía debe decidir si quiere conservar una cultura antigua de 1.600 años, o si quiere eliminar también los últimos restos de una tradición no musulmana. Está en juego la multiculturalidad que siempre caracterizó a esta nación desde los tiempos del Imperio Otomano”.

La sentencia provocó poco clamor en ambientes europeos excepto en Alemania, donde varios partidos hablan de una sentencia que simboliza “la represión de la cristiandad en Turquía. La tendencia negativa a la libertad religiosa en Turquía es incompatible con los derechos humanos”.

En un artículo publicado por la agencia noruega Forum 18, el director de la Oficina para los Derechos Humanos de la organización católica alemana Missio, Otmar Oehring, analizó la situación de las comunidades religiosas en Turquía, entre las cuales está la cuestión de Mor Gabriel. Según Oehring, el problema de fondo es simple: no existe ninguna comunidad religiosa para la ley turca.

El pasado 17 de enero el viceprimer ministro turco Bülent Arinc, comentando la batalla legal en torno al orfanato de Büyükada, situado en la isla con el mismo nombre, frente a la costa de Estambul, en el mar de Mármara, y que ganó el patriarcado ecuménico de Estambul ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, admitió que las comunidades religiosas en Turquía “no tienen personalidad jurídica, pero existen”.

Por ahora los representantes de muchas religiones prefieren permanecer en silencio por temor a provocar la hostilidad de las autoridades y afrontar largas y costosas batallas legales, para luego perder su libertad “de facto”.

Según Oehring, la única solución para deshacer el nudo, que es “completamente incompatible con la Convención Europea de los Derechos del hombre y las libertades fundamentales”, es un cambio de la Constitución y del Código Penal de Turquía. Lo admitió el pasado octubre el entonces jefe del “Diyanet” (Directorio para Asuntos Religiosos), profesor Ali Bardakoðlu. “La solución es permitir a las instituciones religiosas ser autónomas. Turquía está preparada para esto”, dijo al periódico Radikal. Al mes siguiente, Bardakoðlu tuvo que dejar su cargo.

Para los monjes de Mor Gabriel, el único camino para no perder sus tierras para siempre es seguir el ejemplo del patriarcado ecuménico de Constantinopla y dirigirse al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo.

Fuente: AICA

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