Después de la misa celebrada en la basílica vaticana, el Papa se dirigió desde la ventana de su estudio a los miles de peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro para el primer Ángelus de 2011. El Santo Padre recordó que "la Iglesia en este día invoca de Dios, por medio de Jesucristo, el don de la paz: la Jornada Mundial de la Paz es una ocasión propicia para reflexionar juntos sobre los grandes desafíos que nuestra época plantea a la humanidad".
"Uno de estos, dramáticamente urgente en nuestros días -dijo-, es el de la libertad religiosa. (...) Hoy asistimos a dos tendencias opuestas, dos extremos negativos: por una parte el laicismo, que de forma a menudo oculta, margina la religión para confinarla a la esfera privada; por otra, el fundamentalismo, que en cambio querría imponerla a todos con la fuerza".
Benedicto XVI subrayó que "donde se reconoce de forma efectiva la libertad religiosa, la dignidad de la persona es respetada en su raíz y, a través de una búsqueda sincera de la verdad y del bien, se consolida la conciencia moral y se refuerzan las propias instituciones y la convivencia civil. Por eso, la libertad religiosa es el camino privilegiado para construir la paz".
Dirigiendo la mirada al "Príncipe de la paz", comprendemos que la paz no se alcanza con las armas, ni con el poder económico, político, cultural y mediático. La paz es obra de conciencias que se abren a la verdad y al amor. Que Dios nos ayude a progresar en este camino en el nuevo año que nos concede vivir".
Después del Ángelus, el Papa señaló que en el Mensaje para la Jornada de la Paz había hecho hincapié en que "las grandes religiones pueden constituir un importante factor de unidad y de paz para la familia humana, y he recordado a este propósito, que en este año 2011 se celebrará el 25° aniversario de la Jornada Mundial de Oración por la Paz que el Venerable Juan Pablo II convocó en Asís en 1986. Por eso, el próximo mes de octubre peregrinaré a la ciudad de san Francisco, invitando a unirse a este camino a los hermanos cristianos de las distintas confesiones, a los representantes de las tradiciones religiosas del mundo, y de forma ideal, a todos los hombres de buena voluntad, con el fin de rememorar este gesto histórico querido por mi predecesor y de renovar solemnemente el compromiso de los creyentes de todas las religiones de vivir la propia fe religiosa como servicio a la causa de la paz. Quien está en camino hacia Dios no puede dejar de transmitir paz, quien construye paz no puede dejar de acercarse a Dios. Os invito a acompañar desde ahora con vuestra oración esta iniciativa".
Fuente: VIS - Vatican Information Service
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