Manifiesto final del Congreso
Como en años anteriores el Congreso Católicos y Vida Pública, concluyó con un manifiesto del que cabe destacar algunos párrafos:
"Dado el fuerte secularismo ambiente, nuestro testimonio ha de hacerse presente en el plano de las relaciones, del encuentro, en el diálogo que lleve a superar la escisión entre conciencia humana y conciencia cristiana, entre existencia en este mundo temporal y apertura a una vida eterna, entre belleza de las cosas y Dios como Belleza”, entre laicidad y fe.
Afirmamos la laicidad del Estado rectamente entendida como la autonomía natural que a éste corresponde en su ámbito, civil y político, frente a la esfera religiosa y eclesial (¡nunca respecto del orden moral!). La auténtica positiva laicidad no sólo no constituye un obstáculo a la pública afirmación de Dios -cuyo nombre hemos de hacer resonar de nuevo “gozosamente” en el ámbito público, “bajo los cielos de Europa” y en todo el mundo-, sino que es, por el contrario, exigencia, condición y garantía del efectivo y pleno ejercicio de la libertad religiosa por parte de todos en condiciones básicas de igualdad.
Hemos de manifestar nuestra fe “con alegría, coherencia y sencillez, en casa, en el trabajo y en nuestro compromiso ciudadano”, con el que hemos de testimoniar también nuestra esperanza, mediante la realización de la caridad, arraigados en el tejido social, con una generosa intensa participación, en activa solidaridad, expresión de la dimensión social de nuestra fe, que se traduce en tareas de ordenación sociopolítica, en la denuncia de la injusticia, en la defensa de la dignidad de todas las personas en todo momento, así como en obras de servicio a los hermanos, especialmente a los más débiles y desatendidos, servicio que para el cristiano “no es una mera opción, sino parte esencial de su ser”.
Este Congreso condena de modo absoluto y pide que cese la persecución que en todo el mundo sufren innumerables personas por causa de su fe religiosa. A todas estas personas las vemos hoy representadas en Asia Bibi cuya libertad inmediata exigimos.
La recta laicidad ha de facilitar, en la presente situación de emergencia educativa y cultural, el desarrollo de una actividad educacional, al mismo tiempo evangelizadora y civilizatoria, que nos lleve a recuperar y legar a las nuevas generaciones “el sentido de lo sagrado” y ofrecerles como patrimonio fundamental “la fe en un Dios creador y providente, la revelación de Jesucristo único salvador y la comprensión común de las experiencias fundamentales del hombre como nacer, morir, vivir en una familia, y la referencia a una ley moral natural”.
De este modo podremos superar la antihumanista ruptura moderna y lograr la reconstrucción de una antropología sobre la que llevar a cabo una verdadera educación integral, que conduzca a una felicitante plena realización personal y comunitaria.
Hemos de afirmar una vez más el derecho fundamental de los padres a decidir el tipo de educación que han de recibir sus hijos y el estricto respeto que los poderes públicos han de guardar al legítimo pluralismo determinado por las diversas concepciones últimas de la persona, pluralismo densificado entre nosotros por la creciente intensa y variada inmigración y que debe traducirse en el enriquecimiento de las integradoras bases comunes de convivencia en cuya aceptación hemos de converger a partir de la experiencia humana elemental de necesidades, aspiraciones y deseos básicos radicales comunes en la que todos los hombres han de reconocerse justamente como hombres y como hermanos.
Firmes en la misión, confirmados en la fe, entreguémonos sin reservas a transmitirla con valentía, “siendo cristianos como ciudadanos y ciudadanos como cristianos”, en esta apremiante tarea de la nueva evangelización. Ya, sin dilación, ¡Ahora!"
Contra la eutanasia
Uno de los que intervinieron en las últimas ponencias del Congreso fue Benigno Blanco, presidente del Foro Español de la Familia, previniendo que “una ley que regule la eutanasia autoriza a un médico a matar a un enfermo y -por tanto- viola el derecho a la vida”. Ante la intención del gobierno español de promulgar una ley sobre "el derecho a la muerte digna" no dudó en que se trata de una puerta a la eutanasia, “una ley profundamente injusta que quebraría aún más nuestra sociedad” y afirmó que “los católicos deben unirse para protestar y defender el derecho a la vida”.
También abogó por la familia como el único lugar donde defender la familia de una forma razonable y constató que existe una guerra cultural que divide a la sociedad en dos bandos.
Para salir de la crisis se necesitan más curas
"Para salir de la crisis, más curas", dijo el presidente del Instituto para las Obras de Religión del Vaticano, Ettore Gotti Tedeschi, durante años asesor y representante del Banco Santander en Italia, quien denunció su sospecha de que la deuda se ha utilizado en Occidente para mantener artificialmente el crecimiento, cuando faltaba el factor que realmente permite crecer: una natalidad que vaya más allá del reemplazo generacional.
“En los últimos 15 años el tipo de crecimiento se situó en torno al 3%, pero en realidad era de 0, porque si la población no crece no se puede dar un crecimiento real del PBI”, señaló.
Aunque ha pasado, en Europa y en los Estados Unidos hay diferencias: mientras que “en América se ha producido una nacionalización de la deuda privada, en Europa estamos privatizando la pública”. El peso, en este último caso, “cae sobre el ahorro, y no sabemos cuánto tiempo se podrá sostener”.
Dio credibilidad a las previsiones de que en 2030 Europa será una entidad económicamente irrelevante y será Asia la que tenga el dominio económico y financiero. "Otra cultura distinta dominará el mundo”, advirtió, una cultura que no comprende la existencia “de un Dios creador”.
Y cabe preguntarse: “¿cuál será el respeto a la dignidad de la persona en los próximos años?". “¿Cómo se puede pedir a un político, a un economista o a un banquero que actúen con responsabilidad si la vida no tiene sentido?”, añadió.
Así, a juicio de Gotti Tedeschi, el principal déficit es el de doctrina. “Los curas no han enseñado suficiente doctrina”, y para salir de la crisis “no necesitamos políticos, economistas, o banqueros, necesitamos curas”. (Armando Puente)
Fuente: AICA
EL CRISTIANISMO PURO es un movimiento originalmente laico con un anhelo eterno por alcanzar la trascendencia humana y la sociedad perfecta. Que ha soportado los cambios de paradigmas que se han dado en el devenir, los seísmos, la reforma luterana, la contrarreforma, etc. Porque puede enfocarse de diversas maneras y enmarcarse en diferentes contextos, culturas, modelos y religiones; de todas maneras permanece inmutable. Debido a que la doctrina de la trascendencia humana que Cristo ilustró y predicó, tiene un valor genérico y universal; por ello, pudo injertarse al judaísmo y mantenerse en el oscurantismo privado de la luz de la razón durante dos milenios, sin asfixiarse, cegarse o extinguirse. Y también puede enmarcase en el helenismo, el hinduismo, el budismo, el sufismo. Y crecer y desarrollarse en el ateismo, el humanismo, el empirismo, el escepticismo, el misticismo, el positivismo, la nueva Era, la modernidad, la post modernidad, racionalismo, y el sincretismo. El reto es sacar el cristianismo del oscurantismo, a fin de que la trascendencia humana refleja en Cristo ilumine al mundo. http://www.scribd.com/doc/42618497/Imperativos-Que-Justifican-y-Exigen-Urgentemente-Un-Nuevo-Enfoque-Del-Cristianismo-a-Efecto-De-Afrontar-Con-Exito-La-Crisis-De-La-Modernidad
ResponderEliminarThere are more things in heaven and earth, Rodolfo Plata, than are dreamt of in your philosophy (Hamlet, Act I Scene 5). ¿Cristianismo "puro"? ¡Imágenes holísticas de acuerdo a la subjetividad de cada quien!
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