El cardenal Giacomo Biffi, arzobispo emérito de Milán, criticó duramente a la ideología homosexual a partir de una cita de san Pablo en el primer capítulo de la Carta a los Romanos, y precisó que la "aberración cultural" y el libertinaje sexual actual tienen su origen en la exclusión de Dios de la vida de las personas.
En su columna titulada "Las memorias incómodas del Cardenal Biffi", el vaticanista italiano Sandro Magister da a conocer la publicación de la autobiografía del Purpurado que en la parte de la crítica a la ideología homosexual explica la situación actual a partir del pasaje bíblico de la Carta a los Romanos 1, 21-32.
El cardenal Biffi explica que los católicos deben respetar a los homosexuales y rechazar toda marginación, excepto cuando se trata de la naturaleza inderogable de la realidad matrimonial y familiar, constituida por la unión entre un hombre y una mujer. Asimismo, recuerda que los fieles deben rechazar "toda exaltada ‘ideología de la homosexualidad’, rechazo que es obligatorio".
El cardenal Biffi advierte que "la aberración cultural" que se vive actualmente es producto de la exclusión de Dios de la vida de las personas, lo que además "determina un descarrilamiento universal de la razón".
"A partir de esta obcecación intelectual –prosigue– se produce la caída conductual y teórica en el más completo libertinaje: ‘Por eso Dios los ha abandonado a la impureza de los deseos de su corazón, hasta llegar a deshonrar entre ellos a sus propios cuerpos’ (Rm 1, 24)".
Tras explicar que lo que san Pablo describe sobre las relaciones sexuales contra natura y los desórdenes que generan "es una página del libro inspirado, que ninguna autoridad terrenal puede obligarnos a censurar", el Cardenal alerta que "ni siquiera nos es permitido, si queremos ser fieles a la palabra de Dios, la actitud pusilánime de ignorarla, a causa de la preocupación de parecer no ‘políticamente correctos’".
El Arzobispo Emérito alerta luego que quien no comparte la ideología homosexual actual corre el riesgo de "la condena en una especie de marginación cultural y social" y explica que los atentados a la libertad de juicio comienzan por el lenguaje.
"Quien no se resigna a aceptar la ‘homofilia’ (es decir, el aprecio teórico de las relaciones homosexuales), es acusado de ‘homofobia’ (etimológicamente el "miedo a la homosexualidad)", denuncia.
Seguidamente el Cardenal recuerda que "debe quedar bien en claro: quien se ha mantenido fuerte, iluminado por la luz de la palabra inspirada y vive en el ‘temor de Dios’, no tiene miedo a nada, excepto a la estupidez frente a la cual, como decía Bonhoeffer, estamos indefensos".
Para el Arzobispo Emérito de Milán el problema fundamental que aparece es el de ser coherentes con la enseñanza de Cristo, ante lo cual aparece una interrogante: "¿debemos prepararnos a una nueva forma de persecución, promovida por los homosexuales facciosos, por sus cómplices ideológicos y también por aquellos que tendrían el deber de defender la libertad intelectual de todos, inclusive de los cristianos?"
Finalmente cuestiona a los teólogos biblistas y pastoralistas: "¿por qué en este clima de exaltación casi obsesiva de la Sagrada Escritura no hay nadie que cite el pasaje de Rm 1, 21-32? ¿Cómo no hay nadie que se preocupe un poco de hacerlo conocer a los creyentes y a los no creyentes, no obstante su evidente actualidad?".
Fuente: AICA
Opino exactamente lo mismo. Si los sacerdotes
ResponderEliminarpredicaran las Epistolas de San Pablo, otra se-
ria la historia.
Dios nos hizo libres...enseniemosle a elegir
bien.
Etelvina