Queridos hermanos:
Con gran alegría les presento estos objetivos que son el resultado de un camino de comunión y participación. El camino realizado desde mediados del 2009 comenzamos en el Consejo Pastoral Diocesano a trabajar en la preparación de la Asamblea Diocesana. En el mes de Noviembre del mismo año hicimos las primeras reuniones por zona pastoral o ciudad para presentar el camino a seguir. En esa ocasión insistimos mucho en algunas afirmaciones: la espiritualidad de comunión debía alentar toda tarea pastoral, la pertenencia a la misma diócesis, la necesidad de discernir juntos los desafíos para la evangelización en las comunidades a nosotros confiadas. Fue muy enriquecedora la experiencia participativa, que queremos profundizar en los próximos años. Todos los aportes de los pasos dados se pueden consultar en la página del obispado www.obispadogchu.org.ar
Utilizamos el método Ver, Juzgar, Actuar. Para elaborar los aportes que se presentaron en cada paso desde las diversas comunidades, participaron cerca de 3000 agentes pastorales. En la Asamblea del 11 de Octubre participaron más de 700 representantes. Ellos fueron delegados por 33 Parroquias, Capillas, Comunidades Educativas, Movimientos, Áreas Pastorales… un Encuentro de Iglesia. Experimentamos que «ciertamente hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu. Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor. Hay diversidad de actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos. En cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común» (I Cor 12, 4 – 7)
El contexto
La Diócesis no es una isla. Nuestra tarea pastoral se desarrolla en comunión con las otras diócesis de la Argentina, del Continente y con la Iglesia Universal presidida en la caridad por el Papa. El Papa nos pidió durante este Adviento rezar por la vida naciente poniendo la mirada en el niño Jesús. También nos regala su Magisterio que ilumina y guía a la Iglesia. Hace poco nos entregó la Exhortación Apostólica «Verbum Domini». Allí nos motiva a la pastoral bíblica «no en yuxtaposición con otras formas de pastoral, sino como animación bíblica de toda la pastoral» (VD 73) Esta perspectiva enriquecerá la tarea a desarrollar.
Los Obispos de América Latina y el Caribe nos han impulsado en Aparecida a ser discípulos misioneros de Jesucristo. El Papa Benedicto XVI nos ha dicho que «discipulado y misión son dos
caras de la misma medalla». Este contexto de la misión continental será también nuestro marco de referencia permanente.
En la Conferencia Episcopal Argentina hemos querido dedicar nuestra mirada al 2011 como «año de la vida», promoviendo todo lo que hace a su dignidad, desde la concepción hasta la muerte natural. Queremos crecer en el cuidado de la vida en la mujer embarazada, los niños, los abuelos. Protegerla de las degradaciones a que nos someten las adicciones (alcohol, droga, juego…). Se nos llama a renovar el deseo de avanzar «Hacia un Bicentenario en Justicia y Solidaridad (2010 – 2016)» y comprometernos a erradicar la pobreza y promover el desarrollo integral.
Por eso, para cada objetivo diocesano citaremos algunos documentos del Magisterio y orientaciones pastorales que nos ayuden a vincular nuestras opciones con toda la Iglesia. Convocatoria a la misión. Estos objetivos buscan ayudarnos a crecer en comunión diocesana para ser fieles a la misión que Jesús nos encomienda. Todos somos Iglesia por el bautismo. Tenemos una vocación en común, una responsabilidad que asumir en comunión.
Les pido que en cada parroquia, capilla, comunidad educativa, organismo diocesano teniendo en cuenta los objetivos, elaboren sus propias actividades y se sumen a las propuestas zonales o diocesanas. Por medio de esta carta los convoco a asumir juntos este camino pastoral durante los próximos 3 años. Cada año haremos una evaluación acerca de la puesta en práctica de los objetivos propuestos. «¡Necesitamos un nuevo Pentecostés!.¡Necesitamos salir al encuentro de las personas, las familias, las comunidades y los pueblos para comunicarles y compartir el don del encuentro con Cristo, que ha llenado nuestras vidas de «sentido», de verdad y amor, de alegría y de esperanza. No podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos, sino urge acudir en todas las direcciones para proclamar que el mal y la muerte no tienen la última palabra, que el amor es más fuerte, que hemos sido liberados y salvados por la victoria pascual del Señor de la historia, que Él nos convoca en Iglesia, y que quiere multiplicar el número de sus discípulos y misioneros en la construcción de su Reino en nuestro Continente» (DA 548)
Confío nuestra diócesis a la protección e intercesión de la Virgen María Nuestra Señora del Rosario y de San José.
Con mi cariño y bendición.
+ Jorge Lozano
8 de Diciembre 2010
Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María
Fuente: AICA
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