Reflexión de monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús para el programa radial "Compartiendo el Evangelio", para el 29º domingo durante el año (17 de octubre de 2010)
Evangelio según san Lucas 18, 1-18 (ciclo C)
Es cierto que en el mundo exitista que todos tenemos, muchas veces reducimos nuestras acciones y expectativas a los resultados: “quiero esto”, “consigo lo otro”, “compro esto”, “quiero tal otra cosa”, “compro un celular, tiro el otro”, “tengo un GPS”; es el mundo del consumo ¿verdad?
Pareciera que, de alguna manera, toda nuestra vida se agota en las causas y en los efectos de los resultados. Si los tengo, pareciera que soy más feliz, y si no los tengo, soy menos feliz o soy un infeliz. Pero la vida no es eso.
Nuestra vida es un misterio y un misterio mucho más profundo. No podemos jamás reducirnos a los logros de las cosas o de los resultados, ¡somos un misterio! Y en ese misterio, para ser completados, ser integrados y poder pertenecerse, es necesario abrirse a Dios, a la trascendencia. Y por eso tenemos que rezar.
Rezamos no por la utilidad ni para lograr tal efecto, ¡rezamos porque queremos hablar con Dios!, porque le queremos contar a Dios, porque le confiamos a Dios; rezamos porque le creemos, rezamos porque creemos, y es lo mejor que nos puede pasar.
Pero la oración de la fe, la oración del creer, el rezo, fundamentalmente está respondiendo a su iniciativa. ¿Dónde está la clave? La clave está en Su Palabra; en la Palabra de Dios que nos habla, y que atentamente escuchamos y con disponibilidad respondemos. Por eso el rezo es, fundamentalmente, leer la Palabra, masticar la Palabra y luego convertirla en oración.
Queridos hermanos, cuantas veces la gente habla y habla, hay tanta locuacidad, tanto hartazgo de las palabras que ya pierden el contenido y la valía de la propia expresión. Por eso es importante aprender a hacer silencio, a escuchar más y a responder mejor. Oremos sin desanimarnos, así tendremos paz y la comunicaremos a los demás.
Les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén
Mons. Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús
Fuente: AICA
Leyendo a Mons. Frassia, se me ocurrio "No largo
ResponderEliminary tedioso, sino breve y conciso" Tampoco pense-
mos que es "el Evangelio de las ofertas". Simplemente como ensenio Jesus (Mt. 6, 9-14)
Tomar un tiempo para Tu Padre que esta en los
cielo, con oraciones especificas y El responde-
ra.
ETELVINA