"Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo:" (Mc 3,6)

21 de octubre de 2010

Mons. Frassia: no debemos orar por utilitarismo ni con locuacidad, sino para hablar con Dios con la Palabra de Dios


Reflexión de monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús para el programa radial "Compartiendo el Evangelio", para el 29º domingo durante el año (17 de octubre de 2010)

Evangelio según san Lucas 18, 1-18 (ciclo C)

Es cierto que en el mundo exitista que todos tenemos, muchas veces reducimos nuestras acciones y expectativas a los resultados: “quiero esto”, “consigo lo otro”, “compro esto”, “quiero tal otra cosa”, “compro un celular, tiro el otro”, “tengo un GPS”; es el mundo del consumo ¿verdad?

Pareciera que, de alguna manera, toda nuestra vida se agota en las causas y en los efectos de los resultados. Si los tengo, pareciera que soy más feliz, y si no los tengo, soy menos feliz o soy un infeliz. Pero la vida no es eso.

Nuestra vida es un misterio y un misterio mucho más profundo. No podemos jamás reducirnos a los logros de las cosas o de los resultados, ¡somos un misterio! Y en ese misterio, para ser completados, ser integrados y poder pertenecerse, es necesario abrirse a Dios, a la trascendencia. Y por eso tenemos que rezar.

Rezamos no por la utilidad ni para lograr tal efecto, ¡rezamos porque queremos hablar con Dios!, porque le queremos contar a Dios, porque le confiamos a Dios; rezamos porque le creemos, rezamos porque creemos, y es lo mejor que nos puede pasar.

Pero la oración de la fe, la oración del creer, el rezo, fundamentalmente está respondiendo a su iniciativa. ¿Dónde está la clave? La clave está en Su Palabra; en la Palabra de Dios que nos habla, y que atentamente escuchamos  y con disponibilidad respondemos. Por eso el rezo es, fundamentalmente, leer la Palabra, masticar la Palabra y luego convertirla en oración.

Queridos hermanos, cuantas veces la gente habla y habla, hay tanta locuacidad, tanto hartazgo de las palabras que ya pierden el contenido y la valía de la propia expresión. Por eso es importante aprender a hacer silencio, a escuchar más y a responder mejor. Oremos sin desanimarnos, así tendremos paz y la comunicaremos a los demás.

Les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén

Mons. Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús
Fuente: AICA

1 comentario:

  1. Anónimo21.10.10

    Leyendo a Mons. Frassia, se me ocurrio "No largo
    y tedioso, sino breve y conciso" Tampoco pense-
    mos que es "el Evangelio de las ofertas". Simplemente como ensenio Jesus (Mt. 6, 9-14)
    Tomar un tiempo para Tu Padre que esta en los
    cielo, con oraciones especificas y El responde-
    ra.

    ETELVINA

    ResponderEliminar

Diálogo significa que hay más de una razón para exponer, una conversación entre dos o más personas que manifiestan sus ideas y afectos, también puede ser una discusión. El diálogo nos enriquece, por lo tanto: ¡bienvenida y bienvenido a dejar tu comentario en miel y langostas!

(Por favor, no publicidades ni SPAM)

Visita el Blog desarrollo biblico

Blog desarrollo bíblico


Llamá al (011) 4956-2399 y comunicate con nosotros

"Cómo interpretar la Biblia"

Auspiciado por el Departamento de Pastoral Bíblica Junta Catequística Arquidiocesana de Buenos Aires.