Santa Matilde de Hackeborn (1241/2-1298), una de las grandes figuras del monasterio alemán de Helfta, fue la protagonista de la catequesis de la audiencia general del Santo Padre que tuvo lugar en la Plaza de San Pedro. Matilde, hija de los barones de Hackeborn, ingresó muy joven en el monasterio de Helfta donde su hermana, Santa Gertrudis, fue abadesa durante cuarenta años. Gertrudis dio "una impronta peculiar a la espiritualidad del monasterio, que conoció un florecimiento extraordinario como centro de mística y cultura, escuela de formación científica y teológica". Las religiosas de Helfta gozaban de "una elevada instrucción intelectual que les permitía cultivar una espiritualidad fundada en la Sagrada Escritura, la Liturgia, la tradición Patrística y la regla y la espiritualidad cisterciense".
La fuente principal para conocer la vida de Matilde es precisamente el libro escrito por su hermana y titulado "El libro de las gracias", donde la describe como dotada de elevadas cualidades naturales y espirituales como "la ciencia, la inteligencia, el conocimiento de las letras humanas, la voz de una suavidad maravillosa". Matilde, cuando todavía es muy joven, pasa a ser directora de la escuela del monasterio de Helfta y más tarde directora del coro y maestra de novicias. La santa poseía además "el don divino de la contemplación mística" y era "maestra de fiel doctrina y gran humildad, consejera, consoladora y guía en el discernimiento". Por eso, "muchas personas, no solo en el monasterio, sino también ajenos a él, (...) atestiguaban que (...) les había librado de sus penas y que no habían sentido nunca tanto consuelo como a su lado", observó el Santo Padre.
"En la larga vida transcurrida en el monasterio, Matilde se ve afligida por sufrimientos intensos y continuos, a los que hay que añadir las durísimas penitencias por la conversión de los pecadores. De esa forma participa en la pasión del Señor hasta el final de su vida". "La oración y la contemplación fueron el centro de su existencia", dijo el Papa. "Las revelaciones, sus enseñanzas, su servicio al prójimo, su camino en la fe y en el amor tienen aquí su raíz y su contexto. (...) En la oración litúrgica, Matilde resalta especialmente las horas canónicas, la celebración de la Santa Misa, sobre todo la Santa Comunión. (...) Sus visiones, sus enseñanzas, sus vivencias están descritas con expresiones que evocan el lenguaje litúrgico y bíblico. Se aprecia así su profundo conocimiento de la Sagrada Escritura, que era su pan cotidiano".
La santa, "dejándose guiar por las Sagradas Escrituras y nutrir por el Pan Eucarístico, recorrió un camino de íntima unión con el Señor, siempre en plena fidelidad a la Iglesia. También para nosotros -concluyó el pontífice-, la suya es una fuerte invitación a intensificar nuestra amistad con el Señor, sobre todo a través de la oración diaria y la participación atenta, fiel y activa en la Santa Misa. La Liturgia es una gran escuela de espiritualidad".
Fuente: VIS - Vatican Information Service
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