Enrique Shaw, un empresario y padre de familia ejemplar, fue recordado a los 50 años de su muerte con actos en Rosario y en Buenos Aires impulsados por la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), de la que fue su primer presidente, en 1952. Los actos se realizaron en sedes de la Universidad Católica Argentina (UCA), de la que fue su primer tesorero. Una película de su vida emocionó al público en Rosario. Al concluir la proyección, el economista Antonio Margariti señaló la paz de espíritu que transmitía Shaw, que contrasta tanto con el odio y el resentimiento. Recordó cómo actuó en un proyecto para sanear las cajas de jubilaciones saqueadas y señaló que hoy la Argentina necesita hombres de la integridad moral y técnica de Shaw.
Su hija Sara Shaw de Critto recordó la alegría con que regresaba cada día a su casa y hacía jugar a sus nueve hijos. El economista Orlando Ferreres mencionó su espíritu de servicio y las virtudes que estimaba deberes del empresario: energía, eficacia, iniciativa. Citó el pensamiento de Shaw: "Hay que cristianizar a la clase patronal argentina. Es indispensable mejorar lac onvivencia social dentro de la empresa. Importa mucho que el dirigente deempresa sea accesible. Hay que humanizar la fábrica. Para juzgar a un obrero hay que amarlo".
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