Falleció el padre Chifri, el cura que misionaba en parapente

Popularmente se lo conocía como el cura del parapente porque, a partir de su pasión por el deporte, decidió apelar a ese recurso como medio de transporte para unir de un modo rápido los 25 parajes y 18 escuelas dispersos por los cerros de la Quebrada del Toro, en la provinciade Salta. Artífice de una vasta obra en pocos años, había suscitado aún más admiración luego de que, en uno de sus vuelos, cayó de 40 metros y, tras codearse con la muerte, inició un arduo proceso de recuperación en silla de ruedas, al cabo del cual retomó con más fuerza su labor. Todos lo conocían como el padre Chifri, su apodo desde chico. Se llamaba Sigfrido Moroder, tenía 46 años y era sacerdote desde hacía 17 años.

Mientras desayunaba en la casa de unos amigos del barrio San Lorenzo, en las afueras de la capital salteña, un paro cardíaco acabó con su vida. Desde que dejó la silla de ruedas, Chifri se desplazaba con bastones canadienses, y en las últimas semanas se estaba recuperando de una quebradura en una pierna. Oriundo de Buenos Aires, el padre Chifri quiso dedicarse a misionar tras su paso por el seminario porteño. Pero recién la Iglesia lo autorizó en 1999. Instalado en Rosario de Lerma, levantó un centro de artesanías –“El Alfarcito”– como salida laboral para los lugareños, un colegio secundario de montaña e invernaderos de altura. Además, creó el “Colectivo de los sueños” con el que repartía juguetes.

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