Mañana, 31 de julio concluirá el Prefecto del Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, su excelencia, monseñor Fernando Filoni, en la iglesia de San Fele, pondrá fin al ciclo de los festejos por el 150 aniversario de la muerte de san Justino de Jacobis, evangelizador de Etiopía. Para entender mejor la figura del santo exponemos algunos extractos de su biografía de la página de internet de la Iglesia Católica italiana.
San Justino de Jacobis nació en San Fele (Potenza) el 9 de octubre de 1800. Alrededor de 1812, él y su familia se trasladaron a Nápoles, tal vez por razones económicas. A principios de los estudios literarios y humanísticos, Justino comenzó una intensa participación en la vida espiritual y así fue como, en 1818, el padre carmelita Mariano Cacace intuyó la vocación del joven, encaminándolo en la comunidad de los misioneros Vicentinos. Continuando sus estudios, Justino se trasladó a Puglia y en esta tierra, en 1824 en Oria, fue ordenado sacerdote. En 1836 regresó a Nápoles, mientras que por una epidemia de cólera en la ciudad morían hasta 100 personas al día, así en esas circunstancias, el sacerdote demostró su espíritu de dedicación a los muchos enfermos de los que se hizo cargo junto a los Padres Paúles.
En 1838, el padre Giuseppe Sapeto se embarcó en una misión en Massawa y, al darse cuenta del fuerte compromiso que ello suponía, informó el Papa Gregorio XVI en varias ocasiones de la necesidad de reforzarla. Así fue que el cardenal Fransoni, Prefecto de la Congregación de Roma, después de conocer casualmente en Nápoles a Justino de Jacobis y tras haber apreciado sus virtudes sobresalientes, propuso a la Procuraduría General de los Padres Paúles de invitar a Justino a aceptar la misión en Etiopía. El interesado, que había expresado precedentemente el deseo de ir en misiones al extranjero, aceptó la invitación. El 24 de mayo de 1839 comenzó su viaje a Etiopía y, a través de Malta, Naxos (Grecia), Siria, Alejandría, El Cairo y Massawa, el 13 de octubre llegó Adowa, donde se reunió con el padre Giuseppe Sapeto, fundador de la misión. A Justino le tocó la región de Tigray, y se estableció en Adowa.
Después Justino fue a Adowa, con su gran número de seguidores indigenas de otros centros misioneros establecidos en Gondar, Enticciò, Guala, Alitiena, Hala, Hebo, Keren. A Guala, en particular, Justino fundó su propio taller para asegurar un lugar para entrenar a sacerdotes católicos en las creencias del lugar de origen. Con esta realización, el sacerdote, se encontró con la firme convicción de que, como él mismo escribió: "Un sacerdote de Abisinia, profundamente católico y una formación suficiente, gracias a su perfecto conocimiento de la lengua, costumbres y prejuicios de sus compatriotas - conocimiento que un europeo es poco probable que tenga - trabaja con un éxito mucho mayor que la de Europaun europeo". De todos los lugares visitados en la vida misionera de San Justino de Jacobis, tiene gran importancia la ciudad de Hebo, a fin de que sus restos están allí conservados y son venerados por peregrinos de todas las áreas importantes de Etiopía.
El 8 de enero de 1849, Justino fue ordenado Obispo. En julio de 1854, se emitió un edicto que requería que la gente se adherira a la fe cismática, de lo contrario los misioneros tendrían que salir de inmediato de Etiopía. Los misioneros no hicieron caso de la imposición del Ras y fueron arrestados. Justino pasó cuatro meses en una pequeña celda. El odio y la crueldad con la que los misioneros fueron tratados, sin embargo, creó un fuerte sentimiento de desaprobación por parte de la población y así fue que en noviembre de 1854 Justino salió de la cárcel.
Después de la muerte de su hermano Ghebrè Michael al ser torturado en la prisión - la Iglesia, el 30 de septiembre de 1926, lo incluirá en el Libro de Beatos -, Justino volvió a Gondar, y allí estuvo, entre otras cosas, para ayudar a enfermos del cólera que estalló en 1858. Murió 31 de julio de 1860 en Alghedien Valley, a lo largo de la ruta desde el puerto de Massawa a la meseta de Hala.
Fuente: Agencia Fides
Es casi un Santo contemporaneo, con una vida de
ResponderEliminarentrega a pobres y enfermos...Mientras leia esta
resenia pensaba que triste, hoy estos personajes
son contados con los dedos y asi y todo nos sobra
una mano...!
ETELVINA