La Oficina de Prensa de la Santa Sede hizo público este mediodía el siguiente comunicado sobre la IV reunión plenaria - 11 al 13 de abril en el Vaticano- de la Comisión que el Papa Benedicto XVI instituyó en 2007 para estudiar los temas de mayor importancia en la vida de la Iglesia católica en China.
Al final de la reunión, los participantes han dirigido un mensaje a los católicos chinos.
Al final de la reunión, los participantes han dirigido un mensaje a los católicos chinos.
“1. Movidos por el amor a la Iglesia en China, por el dolor debido a las pruebas que estáis afrontando y por el deseo de animaros, hemos profundizado nuestro conocimiento sobre la situación eclesial a través de una visión panorámica de la organización y la vida de las circunscripciones eclesiásticas en vuestro país. Hemos constatado el clima general de desorientación y ansiedad por el futuro, los sufrimientos de algunas circunscripciones privadas de pastores, las divisiones internas de otras, la preocupación de otros que no tienen personal ni medios suficientes para hacer frente a los fenómenos de la creciente urbanización y de despoblación de las zonas rurales.
Del examen de la información, emerge una fe viva y una experiencia de Iglesia, capaz de dialogar de una manera fructífera con las realidades sociales de cada territorio.
2. Alentamos a los obispos, junto con sus sacerdotes, a conformarse cada vez más a Cristo el Buen Pastor, a hacer lo posible para que sus fieles no carezcan de la enseñanza de la fe, a estimular una laboriosidad justa y a esforzarse por construir, donde falten y sean necesarios, nuevos lugares de culto y de educación en la fe, sobre todo para formar comunidades cristianas maduras. Invitamos a los pastores a cuidar con renovado empeño y entusiasmo la vida de los fieles, especialmente en sus elementos esenciales de la catequesis y la liturgia. Exhortamos a los pastores a enseñar a los sacerdotes, con su propio ejemplo, a amar, a perdonar y a ser fieles. También invitamos a las comunidades eclesiales a seguir proclamando el Evangelio con fervor cada vez más intenso, al mismo tiempo que nos unimos a su gratitud a Dios por el bautismo de adultos, que se celebrará durante los próximos días pascuales”.
3. Hemos afrontado en particular algunas dificultades que han surgido recientemente en vuestras comunidades.
Por lo que respecta al triste episodio de la ordenación episcopal en Chengde, la Santa Sede, sobre la base de la información y los testimonios que ha recibido hasta ahora, aunque no tiene motivos para considerarla inválida, la considera gravemente ilegítima, ya que se ha conferido sin el mandato pontificio, y esto hace también ilegítimo el ejercicio del ministerio. También estamos tristes porque ha tenido lugar tras una serie de consagraciones episcopales consensuadas y porque los obispos consagrantes fueron sometidos a diversas constricciones. Como el Santo Padre escribió en su Carta de 2007: ”La Santa Sede sigue con suma atención el nombramiento de los Obispos, puesto que esto afecta al corazón mismo de la vida de la Iglesia, ya que el nombramiento de los Obispos por parte del Papa es garantía de la unidad de la Iglesia y de la comunión jerárquica. Por este motivo el Código de Derecho Canónico (cf. canon 1382) establece graves sanciones tanto para el Obispo que confiere libremente la ordenación sin mandato apostólico como para quien la recibe; en efecto, dicha ordenación representa una dolorosa herida para la comunión eclesial y una grave violación de la disciplina canónica. El Papa, cuando concede el mandato apostólico para la ordenación de un Obispo, ejerce su autoridad espiritual suprema: autoridad e intervención que quedan en el ámbito estrictamente religioso. No se trata por tanto de una autoridad política que se entromete indebidamente en los asuntos interiores de un Estado y vulnera su soberanía” (No. 9).
Las presiones y las constricciones externas podrían significar que no se incurra automáticamente en la excomunión. Sin embargo, queda una herida, provocada al cuerpo eclesial. Cada obispo involucrado debe, por tanto, informar a la Santa Sede y encontrar los modos para explicar su posición a los sacerdotes y fieles, renovando su profesión de fidelidad al Sumo Pontífice, para ayudarles a superar su sufrimiento interior y reparar el escándalo externo causado.
Estamos cerca de vosotros en estos momentos difíciles. Invitamos a los sacerdotes, personas consagradas y fieles laicos a comprender las dificultades de sus obispos, a alentarlos, a sostenerlos con la solidaridad y con la oración”.
4. Por lo que respecta a la VIII Asamblea Nacional de Representantes Católicos, las palabras del Santo Padre, son, una vez más, iluminadoras: “Considerando “el plan originario de Jesús”, resulta evidente que la pretensión de algunos organismos, que el Estado ha querido y que son ajenos a la estructura de la Iglesia, de ponerse por encima de los Obispos mismos y de dirigir la vida de la comunidad eclesial, no está de acuerdo con la doctrina católica, según la cual la Iglesia es “apostólica”, como ha reiterado también el Concilio Vaticano II. (…) La finalidad declarada de los mencionados organismos de poner en práctica “los principios de independencia y autonomía, autogestión y administración democrática de la Iglesia”, es también inconciliable con la doctrina católica”. (No 7).
5. La elección de Pastores para el gobierno de las numerosas diócesis vacantes es una necesidad urgente, y, al mismo tiempo, fuente de profunda preocupación. La Comisión expresa la firme esperanza de que no haya nuevas heridas a la comunión eclesial y pide al Señor la fuerza y el coraje para todas las personas involucradas”. A este respecto, hay que tener en cuenta lo que el Papa Benedicto XVI ha escrito: “La Santa Sede desearía ser completamente libre en el nombramiento de los Obispos; por tanto, considerando el reciente y peculiar camino de la Iglesia en China, deseo que se llegue a un acuerdo con el Gobierno para solucionar algunas cuestiones referentes tanto a la selección de los candidatos al episcopado como a la publicación del nombramiento de los Obispos y el reconocimiento -en lo que sea necesario a efectos civiles- del nuevo Obispo por parte de las Autoridades civiles”. Hacemos nuestros estos deseos y vemos con trepidación y con temor al futuro: sabemos que no está totalmente en nuestras manos y lanzamos un llamamiento para que los problemas no crezcan y las divisiones no se acrecienten a expensas de la armonía y la paz”.
6. Al examinar la situación de las circunscripciones eclesiásticas ha surgido diversas dificultades con respecto a sus fronteras. En este sentido, se ha reconocido la necesidad de tener en cuenta cómo han cambio las condiciones, respetando la normativa eclesiástica, y teniendo siempre en cuenta lo que se lee en la Carta del Papa a los católicos en China: “Deseo confirmar que la Santa Sede está disponible para afrontar toda esta cuestión de las circunscripciones y provincias eclesiásticas en un diálogo abierto y constructivo con el Episcopado chino y —en lo que sea útil y oportuno— con las Autoridades gubernativas”.
7. Finalmente nos hemos centrado en la formación de los seminaristas y las religiosas, tanto dentro como fuera de China. (...) Hemos observado con satisfacción que las comunidades católicas en China organizan en su interior iniciativas con fines formativos.
8. Esperamos que el diálogo sincero y respetuoso con las autoridades civiles ayude a superar las dificultades del momento actual para que también las relaciones con la Iglesia Católica contribuyan a la armonía en la sociedad.
9. Nos alegramos de la noticia de que la diócesis de Shangai pueda iniciar la causa de beatificación de Pablo Xu Guangqi, que se suma a la del padre Matteo Ricci, S.I.
10. Para superar las difíciles situaciones de cada comunidad, la oración será de gran ayuda. Se podrán organizar diversas iniciativas que os ayudarán a renovar vuestra comunión de fe en Jesús, nuestro Señor y de fidelidad al Papa, para que la unidad entre vosotros sea cada vez más profunda y visible.
11. En el encuentro que tuvo lugar al final de la reunión plenaria, Su Santidad reconoció el deseo de unidad con la Sede de Pedro y con la Iglesia universal, que los fieles en China no dejan de manifestar, en medio de muchas dificultades y aflicciones. La fe de la Iglesia, expuesta en el Catecismo de la Iglesia católica y que hay que defender aún a costa de sacrificios, es el fundamento sobre el que las comunidades católicas en China tienen que crecer en la unidad y la comunión”.
Fuente: VIS - Vatican Information Service
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