Mensaje monseñor Luis Guillermo Eichhorn, obispo de Morón, para la Cuaresma 2011
(9 de marzo de 2011)
(9 de marzo de 2011)
“Vuelvan a mí de todo corazón, con ayuno, llantos y lamentos…”
Con estas palabras del profeta Joel, se inicia el tiempo de cuaresma. Tiempo para mirar nuestras vidas y reconocer nuestro pecado, y desde una sincera conversión, volver al Señor.
Cuaresma es tiempo de éxodo; de caminar junto al Señor, de escucha de su palabra, de sentir su cercanía y su amor de Alianza; es tiempo de camino, de itinerario hacia la Pascua, momento en que nuestra vida cristiana, tanto personal como de toda la comunidad, al renovar el bautismo, se reanimará con el don pleno del Espíritu en la noche de la Vigilia Pascual.
Los cinco domingos de Cuaresma nos marcan el camino, como señales de ruta.
Comenzamos con un encuentro con Jesucristo vivo; un tiempo kerygmático: Jesús, el Hijo de Dios encarnado, Mesías y Salvador, crucificado y glorificado (1º y 2º domingos, las tentaciones de Jesús en el desierto y la transfiguración del Señor, manifestación de su muerte y resurrección gloriosa).
Luego la liturgia, propiamente bautismal-catecumenal, nos lleva a considerar y vivir desde los signos sacramentales: El agua (3º domingo, encuentro de Jesús con la Samaritana), la luz (4º domingo, curación del ciego de nacimiento), y la vida (5º domingo, la resurrección de Lázaro).
La Iglesia, en su liturgia nos regala este itinerario; es una oportunidad magnífica para que nuestras comunidades puedan recorrer en profundidad este camino hacia la Pascua, renovando la Vida que el Señor nos da. Un camino catequístico y litúrgico, invitación a profundizar en la experiencia de fe, que es vivir el misterio de Jesús presente con su Espíritu en la Iglesia, encuentro con el Padre que nos ama, y que “no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva”.
Que la riqueza de la liturgia cuaresmal, la Palabra proclamada y recibida, sea fuente verdadera de toda la vida y actividad de nuestra Iglesia diocesana y de todas sus comunidades. Que cada familia pueda vivir la alegría del encuentro con el Señor, y como pequeña Iglesia doméstica, den un alegre testimonio de amor y de unidad.
Que la cuaresma, en este Año de la Vida, nos llene de agradecimiento, entusiasmo y fortaleza para asumir con generosidad este don tan grande que gratuitamente se nos da con abundancia.
Que Dios los bendiga a todos.
Mons. Luis Guillermo Eichhorn, obispo de Morón
Fuente: AICA
EN ESTE ANIO DEDICADO A LA VIDA Y A LA DEFENSA DE
ResponderEliminarLA MISMA, VIVAMOS UNA CUARESMA DIFERENTE.
DIFERENTE EN LA REFLEXION, EN NUESTRO REAL ARRE-
PENTIMIENTO Y EN UNA NUEVA CONVERSION, CAPAZ DE PERDONAR Y AMAR A TODOS TANTO AMIGOS COMO A ENE-
MIGOS, QUE ES LO QUE MAS CUESTA, HASTA LLEGAR A
PASCUA DE RESURRECCION, A FIN DE VIVIR INTENSA-
MENTE EL KERYGMA QUE NOS PRESENTA LA IGLESIA Y
SU LITURGIA.!
ETELVINA