"Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo:" (Mc 3,6)

4 de noviembre de 2010

Mons. Frassia: si nos tomamos la vida en serio es porque hemos sido encontrados por Jesús

Reflexión de monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús para el programa radial "Compartiendo el Evangelio", para el 31º domingo durante el año (31 de octubre de 2010)
 
Evangelio según san Lucas 19, 1-10 (ciclo C)

Es interesante este relato del hombre rico, Zaqueo, “jefe de los publicanos”, “de baja estatura” y cómo se las ingenia para poder encontrar a Jesús. Pero ciertamente Jesús ya lo estaba “encontrando” y esos movimientos de Zaqueo son una respuesta a la iniciativa de la gracia. Pero Zaqueo respondió bien.

Y superando toda valla humana, todo control social, Jesús se aloja en la casa de un pecador, de un publicano. Ante esa libertad interior de Jesús, ante ese amor de Jesús, ante ese no obrar con prejuicios ante nada ni nadie, ante ese amor puro de Jesús, Zaqueo dice: “Señor, daré la mitad de mis bienes a los pobres y si he perjudicado a alguien daré cuatro veces más”


Primero la actitud de desprendimiento y segundo ¡la actitud de restitución! Es una actitud que los cristianos hemos olvidado. ¡Hay que restituir! Si le quitas fama a una persona, si dañas a otra persona, ¡tienes que restituir! No sólo basta pedir perdón a Dios a través del perdón de un sacerdote, sino que tienes que reparar; y reparar de acuerdo al mal cometido. O reparar de acuerdo al daño ocasionado, pero tienes que reparar.

De lo contrario perdemos el sentido de lo que es el Sacramento de la Reconciliación. Que es arreglarse con Dios con, arreglarse con la Iglesia y ¡arreglarse con los hermanos! Por eso el sacerdote es el ministro de la reconciliación, el “puente” entre Dios y la comunidad. Cuando me confieso me reconcilio con Dios y ¡con la comunidad! Pero para poder hacerlo tengo que restituir y reparar.

No olvides que en la fe y en la Iglesia hay que vivir integralmente; hay que vivir en espíritu y en verdad. No hay que hacer las cosas que los demás hacen superficialmente. Zaqueo nos da señal de un hombre cabal: la mitad de sus bienes  a los pobres y, si ofendió a alguien o lastimó a alguien, reparó con cuatro veces más ¡se la tomó en serio Zaqueo, porque conoció a Jesús!

Nosotros ¿nos tomamos la vida en serio? Como cristianos ¿tomamos la vida en serio? Si lo hacemos es porque hemos sido encontrados por Jesús y si no lo hacemos… todavía permanecemos en la ignorancia

Les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén

Mons. Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús

Fuente: AICA

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