"Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo:" (Mc 3,6)

13 de noviembre de 2010

Carta del Arzobispo de Sucre (texto completo): Solo Cristo salva, la economía y la política son sólo instrumentos de bienestar y organización

Conferencia Episcopal Boliviana

Queridos hermanos en el episcopado, sacerdotes, religiosos y laicos.

Los designios del Señor hacen que hoy, sin merecimiento, me toque y tenga el honor de presidir la XC Asamblea de la Conferencia Episcopal de Bolivia, a causa de la ausencia obligada del señor Cardenal Julio Terrazas. Le acompañamos con alegría y con nuestras oraciones por la distinción de Doctor Honoris Causa de la Universidad Católica de Tréveris y en ese singular honor, nos sentimos todos honrados. También, por su participación en Roma en el consistorio de cardenales.


Asimismo enviamos un cordial saludo y acompañamos al Señor Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Don Juan Evo Morales Ayma; elevamos al Señor nuestras oraciones para su pronta recuperación.

Las palabras de Jesús que oiremos al inicio del Adviento: "Estén en vela, porque no saben el día que vendrá el Señor. Estén preparados porque a la hora que menos piensen vendrá el Hijo del Hombre " (Mt 24,43-44), tienen una resonancia muy especial en estos momentos que nos ha tocado vivir de tantos cambios que se suceden en Bolivia.

Jesús nos invita a vivir despiertos, a mantenernos en vela, preparados y comprometidos ante su venida. Si estamos dormidos, satisfechos de lo que hacemos y de las cosas terrenales no esperamos al Salvador, al único Salvador, Cristo Jesús. Corremos el peligro de ser sorprendidos por la presencia del Señor quién siempre está viniendo para darnos la verdadera liberación y llenarnos de su gracia.

El tiempo de Adviento es mucho más que una ocasión para prepararnos a la Navidad, es ante todo una actitud que involucra todo nuestro ser y que debe acompañar a todos los cristianos, sobre todo, a los pastores del pueblo de Dios. El Adviento y la vida toda del discípulo de Jesús, es de espera activa, de vigilancia, de atención y de compromiso con la Misión Permanente.

Cristo es quien salva. Sólo él, no la economía ni la política que son sólo instrumentos importantes de bienestar y organización. Por ello, debemos trabajar como discípulos misioneros anunciando los valores del evangelio que son valores absolutos; debemos con la esperanza cristiana dar el sentido pleno que tiene la vida para el que cree en Cristo.

La obra de salvación iniciada por Cristo con su Nacimiento tiene que seguir creciendo y madurando hasta que el Señor instaure definitivamente su Reino. Por ello, la tarea nuestra nunca acaba, hay que seguir trabajando. El año 2009 estuvo el énfasis en el "escucha", el 2010 en el "aprende" de Cristo Maestro y en el 2011 en el "anuncia".

Es necesario que la "Buena Noticia" sea anunciada a "tiempo y destiempo" (2Tim 4,2). Es necesario que la verdad y la libertad de los hijos de Dios penetren, lleguen al corazón de todos y las llevemos en nuestras palabras y actitudes para cambiar esta vida de relativismo; dictadura del relativismo la llama Benedicto XVI. Saludamos con alegría la noticia de la publicación de la Exhortación Post-sinodal, “Verbum Domini” sobre la “La Palabra de Dios en la vida de la Iglesia” que fecundará, sin duda, el trabajo misionero impulsado por la misión permanente en América y en nuestro país.

Con gran afecto saludo a Mons. Giambattista Diquattro, Nuncio Apostólico del Santo Padre, y en su persona quiero manifestar la total y filial adhesión a Benedicto XVI, el Papa valiente y sufriente, a quien le acompañamos en nuestras plegarias diarias.

Saludo con especial cariño y gratitud a todos los hermanos que con afecto fraternal se han reunido en Sucre, en el mes de julio, para dar gracias a Dios por los cincuenta años de Hermandad con la Iglesia de Tréveris. Así mismo, por la presencia también en Sucre, para celebrar conmigo mis veinticinco años de episcopado. Muchísimas gracias, hermanos Obispos.

Mi saludo gozoso y esperanzador a los dos nuevos obispos auxiliares de la diócesis de El Alto, Mons. Eugenio Scarpellini y Mons. Fernando Bascopé, quienes han sido desde hace tiempo generosos colaboradores de la Conferencia. Felicidades Eugenio y Fernando. Así mismo, recibimos con mucho gozo como miembro de esta Conferencia a Mons. Roberto Bordi, O.F.M., Obispo Auxiliar Electo del Vicariato del Beni. Bienvenido Mons. Roberto: esperamos que su presencia alegre y enriquezca nuestra Asamblea de Obispos. ¡Muchas Felicidades!

Un recuerdo especial, nuestra gratitud y oraciones para los hermanos obispos eméritos y enfermos. En medio de las celebraciones festivas en Sucre, por los cincuenta años de Hermandad, nos llegó la noticia del paso a la casa del Padre, de Mons. Bernardino Rivera, obispo auxiliar emérito de Potosí. Mons. Bernardino nos ha dejado el testimonio de la humildad y sencillez franciscana en su ministerio episcopal. En esta Asamblea suba nuestra plegaria al Señor para que contemple para siempre el rostro misericordioso del Buen Pastor.

Como pastores atentos y vigilantes en este contexto de la Misión Permanente es imprescindible mirar a la realidad de nuestro país con ojos de fe, a la luz del evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia. Una mirada que no parte de la óptica política sino desde el "amor de Cristo que nos urge" (2Cor 5,14) para iluminar la vida de la persona integral, cuerpo y espíritu, pues como dice el Vaticano II, los "gozos, las esperanzas, las tristezas y las angustias" (G.S.l) de todos los hombres son nuestros.
Es motivo de preocupación que el actual proceso de dar un nuevo rostro y nueva composición a la Patria, se esté dando en un clima de desconcierto, por la falta de claridad y transparencia en indicar las metas que, a veces, parecen ocultar otras intenciones, por la ausencia de un diálogo sincero, por no escuchar el clamor y la opinión de los grupos, por un lenguaje que alimenta desencuentros entre sectores y regiones, por excluir a las personas o sectores opuestos, pisoteando incluso los derechos inalienables como el respeto a la vida y la dignidad de la persona, y las libertades personales y democráticas.

Aunque la causa que se quiere alcanzar pueda ser justa, si se recurre a medios injustos no sólo no se logra la meta propuesta, sino que también se corre el riesgo de que queden en la nada lo que se ha alcanzado, y, peor aún, que se instaure una democracia puramente formal, sin valores y principios éticos. "Vino nuevo, en odres nuevos" (Mt 9,17). No podemos hablar de una nueva Bolivia si reeditamos los métodos del pasado que tanto daño han causado al país. Creemos que los bolivianos, como en otras ocasiones difíciles de la vida democrática, podemos revertir el rumbo y construir juntos una Bolivia justa, solidaria y en hermandad. Esto es posible si todos, autoridades y ciudadanos, nos comprometemos cada cual de acuerdo a sus responsabilidades, a restablecer un clima de paz y serenidad, fomentando la reconciliación y el perdón, hablando y practicando la verdad, recurriendo al diálogo sincero, escuchando y respetando al otro, al que piensa distinto y buscando los consensos más amplios posibles.

Si bien los indicadores macroeconómicos son positivos, causa inquietud también la situación económica de los sectores pobres marginales que sufren por la falta de un empleo estable y formal, hecho agravado por el alza exagerada de los precios de la canasta familiar. Muchas familias no pueden contar con la alimentación adecuada y ven restringidas sus posibilidades de acceso a los servicios de salud y otros servicios básicos. Los hermanos campesinos e indígenas se ven afectados gravemente por la sequía que golpea duramente a tantas regiones del país, causando la muerte de tantos animales domésticos y poniendo incluso en grave riesgo el abastecimiento para las personas. Su vida cotidiana pareciera no sólo estar igual sino peor.

Este escenario ha sido agravado por los chaqueos e incendios descontrolados que han quemado a miles de hectáreas de áreas verdes, incluyendo reservas forestales y parques naturales, que han causado una grave contaminación ambiental, han dejado en cenizas viviendas y comunidades, han afectado a la salud de un sinnúmero de personas y han provocado la muerte de tantos animales silvestres. Es urgente que todos tomemos conciencia de nuestra responsabilidad para cuidar "nuestra hermana la madre tierra" (DA. 125).

Al respecto, el Papa Benedicto XVI, en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, de este año, dijo: "Todos somos responsables de la protección y el cuidado de la creación. No se puede permanecer indiferente ante lo que ocurre en nuestro entorno, porque la degradación de cualquier parte del planeta afectaría a todos. La Iglesia tiene una responsabilidad respecto a la creación y se siente en el deber de ejercerla también en el ámbito público, para defender la tierra, el agua y el aire, dones de Dios Creador para todos, y sobre todo para proteger al hombre frente al peligro de la destrucción de sí mismo. Al cuidar la creación, vemos que Dios, a través de ella, cuida de nosotros".

En anteriores ocasiones la CEB ha llamado la atención respecto al espinoso problema del narcotráfico que se va extendiendo y envolviendo sus tentáculos como pulpo en distintas regiones del país por el crecimiento del cultivo de la hoja de coca, y que ve involucrados a grupos criminales de otros países, que recurren a la violencia y a las armas para imponer su ley. Este mercado tiene consecuencias morales y sociales nefastas, que destruye en especial a adolescentes y jóvenes, disgrega a las familias y nos estigmatiza a nivel internacional. Ante este fenómeno tan público y difundido, nadie puede desconocerlo, se exige una intervención decidida por parte de nuestras autoridades. Además de medidas coercitivas y de control estricto de la producción y comercio de la hoja de coca, es indispensable sensibilizar y concientizar la opinión pública acerca de esta problemática, desde los principios éticos y los valores humanos y cristianos.

Antes de concluir, quiero referirme a una malentendida apreciación acerca de la misión de la Iglesia en el mundo, concepción que reduce su acción estrictamente al ámbito interior de la persona y la espiritualidad, negando toda referencia a la persona en su integridad, cuerpo y espíritu, y a todas las dimensiones de su vida, incluyendo lo social y político. Toda acción humana tiene implicancias morales que merecen una valoración y orientación desde la verdad y caridad cristiana. Cada vez que en la vida de la sociedad se vulneren los derechos humanos como la sacralidad de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, la dignidad de la persona, el bien común, la libertad en cuanto expresión de la singularidad de cada persona y la justicia, como Pastores tenemos el deber de ejercer la caridad social y política, procurando el bien posible para la comunidad en su conjunto, dando testimonio del amor de Cristo que murió por nosotros, para que "tengamos vida y vida en plenitud" (Cfr Jn 10,10).

Que el Espíritu del Señor que viene a nuestro encuentro y que nos invita: "Estén en vela...estén preparados", nos ilumine y acompañe en los trabajos de la Asamblea, y con generosidad y sencillez anunciemos y seamos testigos transparentes del Reino de Dios, que es vida, verdad, justicia, libertad y amor.

Jesús Pérez Rodríguez, O.F.M.
ARZOBISPO DE SUCRE
VICEPRESIDENTE DE LA C. E. B

Fuente: Agencia Fides

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