Tras el brutal atentado contra la catedral en Bagdad que cobró la vida de 53 personas, el Observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, monseñor Francis Chullikatt, se dirigió a la asamblea general de este organismo en donde pidió el fin de la discriminación contra los cristianos.
Según informó Radio Vaticana, monseñor Chullikatt, que conocía personalmente a algunas de las víctimas ya que sirvió como nuncio apostólico en Irak y Jordania desde 2006 hasta hace poco tiempo, expresó su honda tristeza por esta tragedia.
En su intervención del 1º de noviembre, que ya había sido programada con antelación para ese día, el Arzobispo lamentó que "demasiadas personas en el mundo carecen de libertad para rezar en comunidad. Se trata de hombres, mujeres y niños cuya búsqueda de Dios constituye una actividad prohibida, que comporta graves repercusiones físicas y legales en el ejercicio de necesidades humanas fundamentales".
Teniendo en cuenta que ninguna cultura ni nación está exenta de la xenofobia y el odio religioso a pesar de los esfuerzos en el sentido contrario, la delegación de la Santa Sede expresó su consternación ante el informe del Relator Especial de la ONU, cuya conclusión subraya el destino de cristianos de todo el mundo que debieron huir de sus hogares, fueron torturados, encarcelados, asesinados o forzados a renegar de su fe.
Monseñor Chullikatt efectuó un llamado a la comunidad internacional para que no ignore esta situación que "requiere la atención urgente de líderes nacionales e internacionales para proteger el derecho a la libertad religiosa de individuos y comunidades. La esperanza del progreso de la humanidad, aspiración troncal de esta organización internacional no podrá alcanzarse nunca hasta que estos abusos acaben".
El arzobispo advirtió contra la búsqueda de una solución bajo el pretexto de prohibir la "difamación de la religión", e instó, en este sentido, a buscar un enfoque diferente al problema.
El Observador de la Santa Sede reafirmó el apoyo de la delegación a los esfuerzos para proteger a los creyentes de la incitación al odio irracional y a la violencia, pero manifestó su preocupación por el uso que se da al concepto de difamación religiosa para alcanzar estos objetivos. En muchos casos resultó contraproducente y en lugar de proteger a los creyentes se utilizó como medio de opresión patrocinado por algunos Estados.
Monseñor Cullikatt también comunicó el apoyo de la Santa Sede a las iniciativas tendentes a frenar las manifestaciones de discriminación y violencia sin infringir la libertad de expresión religiosa, y advirtió del peligro de la tendencia creciente a identificar raza con religión y describió con detalle las injustas discriminaciones que padecen los migrantes.
Fuente: AICA
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