"Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo:" (Mc 3,6)
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13 de enero de 2013

Benedicto XVI: "“Es importante, por eso, recuperar el estupor ante ese misterio, dejarnos envolver por la grandeza de ese acontecimiento: Dios ha recorrido como hombre nuestros caminos, entrando en el tiempo del hombre, para comunicarnos su misma vida. Y no lo ha hecho con el esplendor de un soberano, que somete con su poder al mundo, sino con la humildad de un niño”

Benedicto XVI ha dedicado la catequesis de la audiencia general de los miércoles a la Encarnación, “un término -ha dicho el Papa- que ha resonado en estos días muchas veces en nuestras iglesias para expresar la realidad que celebramos en Navidad: el Hijo de Dios se ha hecho hombre como decimos en el Credo”. El Santo Padre ha comenzado explicando el significado de esa palabra, central para la fe cristiana, partiendo de los Padres de la Iglesia, sobre todo de san Ignacio de Antioquía, y san Ireneo que la han utilizado “reflexionando sobre el prólogo del Evangelio de san Juan, en particular sobre la expresión "El Verbo se hizo carne". “Aquí la palabra 'carne' - ha subrayado el pontífice- (...) se refiere a la persona en su integridad, incluyendo el aspecto de su caducidad y temporalidad, de su pobreza y contingencia. Todo ello, para decirnos que la salvación aportada por Dios, hecho carne en Jesús de Nazaret, atañe al hombre en su realidad concreta y en cualquier situación en la que se encuentre. Dios ha asumido la condición humana para sanarla de todo lo que la separa de Él, para que podamos llamarlo, en su Hijo unigénito, con el nombre de 'Abba, Padre' y ser verdaderamente hijos de Dios”.
 

30 de mayo de 2012

Pentecostés. El don y la misión del Espíritu Santo



Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse. Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del mundo. Al oírse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de asombro, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Con gran admiración y estupor decían: «¿Acaso estos hombres que hablan no son todos galileos? ¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye en su propia lengua? Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios». (Hechos 2,1-11)
 

30 de abril de 2012

Benedicto XVI: “Para el sacerdote, celebrar cada día la Santa Misa, no significa desempeñar una función ritual sino cumplir una misión que atañe entera y profundamente toda su existencia, en comunión con Cristo resucitado que, en su Iglesia, continúa actuando el Sacrificio redentor”

Benedicto XVI confirió hoy, cuarto domingo de Pascua, la ordenación sacerdotal a nueve diáconos procedentes de los seminarios diocesanos romanos. En el curso de la Santa Misa, oficiada en la basílica de San Pedro, el Santo Padre explicó a los ordenandos que la tradición romana de celebrar las ordenaciones sacerdotales en este domingo, denominado 'del Buen Pastor', es muy rica de significados unidos a “la convergencia entre la Palabra de Dios, el rito litúrgico y el Tiempo pascual en que se sitúa. En particular, la figura del pastor, tan relevante en la Sagrada Escritura y para la definición del sacerdote, adquiere su plena verdad y claridad en el rostro de Cristo, a la luz del misterio de su muerte y resurrección”.

 

16 de marzo de 2012

Mons. Frassia: "La Cuaresma nos tiene que ayudar a trabajar para vivir de acuerdo, para vivir coherentemente, para vivir de un modo más unitivo y no tan fragmentado como muchas veces la sociedad nos lleva a fragmentarnos, a dividirnos, a dispersarnos"



Reflexión de monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, en el programa radial Compartiendo el Evangelio (11 de marzo de 2012)
 
San Juan 2, 13-25
Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas sentados delante de sus mesas. Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas y dijo a los vendedores de palomas: "Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio". Y sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: El celo por tu Casa me consumirá. Entonces los judíos le preguntaron: "¿Qué signo nos das para obrar así?". Jesús les respondió: "Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar". Los judíos le dijeron: "Han sido necesarios cuarenta y seis años para construir este Templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?". Pero él se refería al templo de su cuerpo. Por eso, cuando Jesús resucitó, sus discípulos recordaron que él había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que había pronunciado. Mientras estaba en Jerusalén, durante la fiesta de Pascua, muchos creyeron en su Nombre al ver los signos que realizaba. Pero Jesús no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba que lo informaran acerca de nadie: él sabía lo que hay en el interior del hombre.
 

12 de marzo de 2012

Mons. Conejero Gallego: "En estos tiempos de crisis generalizada en tantos ámbitos, de tantas inestabilidades e inconsistencias, de tantos abandonos e infidelidades… de tanto poner la mano en el arado, y echar la vista atrás, hemos de ser firmes en la fe, permanecer y perseverar para poder comunicar, transmitir, testimoniar y compartir la fe recibida de la Iglesia"


  
Editorial de monseñor José Vicente Conejero Gallego, obispo de Formosa para el suplemento diocesano “Peregrinamos”, órgano de difusión de la diócesis (Marzo de 2012)
 

Benedicto XVI: "Con la Pascua de Jesús inicia un nuevo culto, el culto del amor, y un nuevo templo que es Él mismo, Cristo resucitado mediante el cual todo creyente puede adorar a Dios Padre 'en espíritu y en verdad'"

Ayer, tercer domingo de Cuaresma, Benedicto XVI se asomó a mediodía a la ventana de su estudio para rezar el Ángelus con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro. El Papa comentó el evangelio de san Juan que narra la expulsión del templo de Jerusalén por parte de Jesús, de los vendedores de animales y cambistas, que despertó gran impresión entre la multitud y los discípulos. “¿Cómo debemos interpretar este gesto de Jesús?” - se preguntó el pontífice. “Antes que nada -dijo- hay que notar que no causó alguna represión por parte de los tutores del orden público, porque fue visto como una típica acción profética: efectivamente, los profetas, en nombre de Dios, denunciaban a menudo abusos, y lo hacían, a veces, con gestos simbólicos. El problema, si acaso, era su autoridad. Por eso los judíos preguntaron a Jesús. '¿Qué signo nos das para hacer esto?' demuéstranos que actúas verdaderamente en nombre de Dios”


25 de enero de 2012

Benedicto XVI: "Para comprender esta oración (en Jn cap. 17) “en su extrema riqueza”, es preciso situarla en el contexto de la fiesta hebraica de la expiación, el Yom kippúr, en la que el sumo sacerdote realiza la expiación primero por él mismo, luego por la clase sacerdotal y finalmente por toda la comunidad"

Benedicto XVI ha dedicado hoy la catequesis de la audiencia general a la oración sacerdotal de Cristo durante la Última Cena, presentada en el capítulo 17 del Evangelio de san Juan. El Papa afirmó que, para comprender esta oración “en su extrema riqueza”, es preciso situarla en el contexto de la fiesta hebraica de la expiación, el Yom kippúr, en la que el sumo sacerdote realiza la expiación primero por él mismo, luego por la clase sacerdotal y finalmente por toda la comunidad. Del mismo modo, “Jesús, aquella noche, se dirige al Padre en el momento en que se está ofreciendo. Él, sacerdote y víctima, ruega por sí mismo, por los apóstoles y por cuantos creerán el Él, por la Iglesia de todos los tiempos”.
 
 

15 de enero de 2012

24 de septiembre de 2011

Benedicto XVI: "Una fe auto-construida no tiene valor. La fe no es algo que excogitamos o concordamos. Es el fundamento sobre el cual vivimos. La unidad no crece mediante el sopesar ventajas y desventajas, sino profundizando cada vez más en la fe mediante el pensamiento y la vida"

A las 12,00 Benedicto XVI participó en la celebración ecuménica en la iglesia del antiguo Convento de los Agustinos de Erfurt. Alrededor de 300 personas asistieron a la ceremonia durante la cual el obispo evangélico Friedrich Weber leyó el Salmo 146 en la traducción alemana de Martin Lutero y la presidenta del Sínodo de la Iglesia Evangélica Alemana, Katrin G. Eickhardt, pronunció un breve saludo. El Papa rezó la Oración por la Unidad de los Cristianos y el cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos leyó la Oración Sacerdotal de Jesús, del Evangelio de san Juan. A continuación el Santo Padre pronunció la homilía de la que ofrecemos amplios extractos:


28 de agosto de 2010

Reflejos de una imagen sacerdotal en relatos de las vocaciones

Lc. 5, 1-11. Jn. 1, 33-42

El primer texto que he escogido es Lc 5,1-11. Nos refiere el evangelista cómo la muchedumbre se agolpaba sobre Jesús para oír la palabra de Dios. El se halla junto al lago, los pescadores lavan sus redes, y Jesús sube una de las dos barcas que se encontraban al borde del agua. Es la barca de Pedro. Le ruega Jesús que se aparte un poco de tierra, se sienta en la barca y desde allí enseña. La barca de Pedro se convierte en la Cátedra de Jesucristo. Después le dice a Simón que bogue mar adentro y que eche las redes para la pesca. Los pescadores tienen tras sí una noche de fracasos; parece inútil ponerse a pescar ahora, llegada ya la mañana. Pero Jesús se ha vuelto de tal modo importante a los ojos de Pedro, es tal la influencia que sobre él ejerce, que éste no duda en decir: «¡Lo haré porque tú lo dices!» La palabra de Jesús se ha hecho más real que cuando aparece empíricamente seguro y verdadero. La mañana de Galilea, cuya frescura se respira en esta narración, se hace imagen del nuevo amanecer del Evangelio después de la noche de frustraciones con que tropieza continuamente nuestro obrar, nuestra buena voluntad.

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