Mensaje de monseñor Pedro Daniel Martínez, obispo
de San Luis, para la Pascua 2012
El Misterio de la
Resurrección de Cristo lo profesamos en el credo, pues después de su
crucifixión, muerte y sepultura, confesamos que “resucitó al tercer día”.
Misterio que nos llena de paz y de alegría.
¡Aleluya! ¡Cristo ha
Resucitado! De este modo los cristianos expresamos la realidad que celebramos.
Por ello exultamos de alegría, como así lo hemos cantado y rezado en el Himno
de la Vigilia Pascual, madre de todas las vigilias. El exultet (se llama
exultet por la palabra latina del inicio del Pregón Pascual que, en español, se
lee como exulte / alégrese) hace referencia a como una ‘explosión’ de alegría
por la grandeza del Misterio, por las consecuencias de la Resurrección en toda
la creación.
Así se ha cantado el Sábado
Santo: “Exulten por fin los coros de los ángeles, exulten las jerarquías del
cielo, y por la victoria de rey tan poderoso que las trompetas anuncien la
salvación. / Alégrese también la tierra, inundada de tanta claridad, y que,
radiante con el fulgor del Rey eterno, se sienta libre de la tiniebla que
cubría el orbe entero. / Alégrese también nuestra madre la Iglesia, revestida
de luz tan brillante [...] ¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros!
¡Qué incomparable ternura y caridad! Para rescatar al esclavo, entregaste al
Hijo! / Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de
Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor! / ¡Qué noche tan dichosa en
que se une el cielo con la tierra, lo humano y lo divino!”.
Motivo de alegría y de paz,
pues “si Cristo no resucitó vana es nuestra fe” (1 Cor 15, 14). Ahora bien
Cristo resucitó por lo tanto nuestra fe es segura. Y nosotros resucitaremos con
El. La fe cristiana es fe en vida y en la vida eterna, porque Jesucristo está
vivo. Lo creemos como nuestro Redentor. “Creemos en la resurrección de los
muertos y en la vida eterna”. Por ello, creer en la Resurrección es caminar
teniendo como horizonte la vida y no la muerte. Favorecer la vida desde su
inicio. Defenderla, darle sentido, ya que en Cristo tenemos la Vida verdadera:
“Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en Mí, aunque muera, vivirá” (Jn
11,25).
La Pascua, solicita de
nosotros un acto de fe. No es algo subjetivo, como inventado por nosotros. Los
Apóstoles no inventaron, desde su subjetividad, la Resurrección de Cristo.
Tanto es verdad, que ni si quiera se dieron cuenta que el Maestro resucitado
caminaba con ellos. Sólo lo reconocieron cuando Él mismo se les reveló,
iluminando sus inteligencias para que entendieran las Sagradas Escrituras. Lo
mismo les había sucedido a las piadosas mujeres al escuchar de voz del ángel
“¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha
resucitado” (Lc 24). Que Él mismo nos revele el alcance profundo de los
Misterios pascuales.
El misterio de la
Resurrección de Cristo debe transformar nuestra vida. Como no es vana nuestra
fe, entonces todo adquiere un sentido nuevo. Tenemos que vivir en este mundo,
como realmente vivimos: de paso, no tenemos una morada permanente aquí en ésta
vida. Si estamos de paso, vivamos como quien camina hacia la patria definitiva.
“Así pues, si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde
está Cristo sentado a la diestra de Dios. Aspirad a las cosas de arriba, no a
las de la tierra (Col 3, 1-2). Vivimos sí en este mundo, pero no según los
criterios de este mundo. Mi trabajo, las ocupaciones del hogar, los estudios,
mis relaciones con los amigos, mi oración, etc... ¿las realizo como quien está
de paso y buscando los bienes del cielo?
Por otra parte, el misterio
de la Resurrección de Cristo también significa un compromiso de testimonio
cristiano. Los Apóstoles una vez fortalecidos por la Resurrección del Señor
predicaron con su ejemplo (hasta dar la vida) la nueva vida cristiana entre los
suyos. Así nosotros, viviendo este Misterio demos testimonio cristiano, de
padres, hermanos, amigos, compañeros.
Que la Solemnidad de la
Resurrección de Cristo nos fortalezca, consuele y llene de alegría en nuestro
cotidiano testimonio cristianos. Que Dios me los bendiga a todos.
¡Feliz Pascua!
Mons. Pedro Daniel Martínez, obispo de San Luis
Fuente:
AICA
Estimados, el de la foto es Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas...
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