Juan 10,11-18
Conocimiento y
amor. Sólo
el amor es conocimiento verdadero. ¡Qué claro es el concepto sobre el amor que
Jesús emplea para identificarse e identificar a su Padre!: “Yo soy el buen Pastor: conozco a mis
ovejas, y mis ovejas me conocen a mí - como el Padre me conoce a mí y yo
conozco al Padre - y doy mi vida por mis ovejas” (Juan 10, 14-15).
Es la lección más importante. Sin amor no hay conocimiento. Dar la vida es la
expresión del amor perfecto y, por lo tanto, del conocimiento perfecto. La
ausencia de amor es el vacío y la muerte. Acabamos de celebrar la crucifixión
como expresión perfecta e indecible del amor que Dios nos tiene. Da su vida
para que el hombre recupere la suya, perdida por causa del pecado. El amor de
Dios, expresado en el don que hace Cristo de su vida, constituye la victoria
sobre el pecado y la muerte y, en consecuencia, la recuperación - para todos
los hombres - de la condición filial que Adán había perdido. Su
amor-conocimiento de las ovejas es una participación del amor-conocimiento que
el Padre y él se profesan en la intimidad del Misterio Trinitario. Cuando,
gracias a su amor, nos amamos mutuamente, participamos de esa Vida divina.
Cristo vence el
pecado, el antiamor. No es fácil, para una sociedad dominada por un ancestral
egoísmo, superar la falaz práctica de un amor que no es amor. “Dios es amor” y, por lo
tanto, es Quien puede enseñarnos qué es el amor. Lo hace por Jesucristo
crucificado. No existe otra forma humana que lo exprese mejor que la dádiva de
la propia vida en la cruz injusta y humillante. Así lo entendió San Pablo, lo
vivió heroicamente y lo enseñó. Pero ¿cómo lograrlo? Mediante la gracia que
dispensa el mismo Señor, desde el Misterio que acabamos de celebrar: la
Resurrección. Jesucristo, ya resucitado, constituye la gracia que hace posible
lo humanamente imposible. Vencer el pecado - el antiamor - es obra exclusiva
del Dios encarnado. Con Él se encarna y revela el amor de Dios, que constituye
la Vida a la que estamos llamados. La gracia de Cristo glorioso, otorgada como
posibilidad real, a todos los hombres que consientan en su acción, es el
Espíritu Santo. El saludo de la paz, característica de los diversos encuentros
con el Señor resucitado, es don del Espíritu - “reciban el Espíritu Santo” - que eliminará
el pecado y causará la santidad. Por ello el mundo, nuestro mundo, necesita a
Jesucristo vivo que le ofrezca la paz y el Espíritu Santo.
El amor, para que
sea verdadero. El
Buen Pastor, dando su vida por las ovejas, revela al mundo las dimensiones del
amor de Dios. Es un amor exento de todo egoísmo. Será, por lo mismo, paradigma
y causante del amor, tal como debe darse entre las personas, para que sea
verdadero. Aunque requiera de un esfuerzo ascético generoso, no se logrará sin
el auxilio necesario de la gracia de Cristo. De allí la urgencia de una
vigorosa acción evangelizadora por parte de la Iglesia. Aunque la gracia del
Señor actúa aprovechando los mínimos gestos de buena voluntad de las diversas
personas, movimientos e instituciones, el anuncio explícito de la salvación
mantiene su necesidad. Los Apóstoles, en los primeros tiempos, y hoy la Iglesia
que heredó su misión, experimentan la urgencia de transmitir la Buena Nueva
para la conversión.
Que envíe operarios
a su mies. Hoy
es el día para orar “para
que el Dueño de la mies envíe operarios a su mies” y para que los
jóvenes cristianos examinen su relación con Cristo. Aunque la vocación de todos
los bautizados es la santidad, será el momento de indagar, en esa relación
personal, cuál sea el camino a la santidad indicado por Dios para cada uno.
Sería deshonesto, para un joven cristiano, descartar apriorísticamente el
ministerio sacerdotal y la vida consagrada, aunque, después de un responsable
examen, deba descartarlo. Entre las posibilidades de hacer la historia “en la
fe”, puede el Señor inspirar al creyente la opción por el sacerdocio
ministerial o la vida consagrada. El anuncio evangélico y su celebración, como
Misterio de salvación, necesita el concurso del ministro sagrado que haga
presente a Jesucristo en su acción como cabeza del Pueblo de Dios o Cuerpo
Místico.
Fuente:
En el "Dia del Buen Pastor", entiendo que la mayo
ResponderEliminarria de los miembros de la Iglesia, hemos elevado
nuestras suplicas para que el Senior suscite mas
Vocaciones. "La mies es mucha y los operarios po-
cos". Necesitamos sacerdotes santos.!!!
ETELVINA
Por favor...... santos!!!!!!!
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