"Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo:" (Mc 3,6)

26 de octubre de 2011

Mons. Frassia: "¡Por eso, es importante darnos cuenta que tenemos que retomar el sentido unitivo de nuestra vida: lo divino y lo humano; Dios y los hombres!"



Reflexión de monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús, en el programa radial Compartiendo el Evangelio (23 de octubre de 2011)
 
Evangelio según san Mateo 22, 34-40 (ciclo A)
 
Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en ese lugar, y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?". Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas".
 

 
“El hombre tiende a dividir y Dios tiende a unir.”
 
A veces uno pensaba “para estar cerca de Dios, tengo que amar a Dios y despreciar a los hombres”; o “para amar bien a los hombres tengo que acercarme a ellos y separarme o negar a Dios”. Sin embargo, nuestra vida es una vida de síntesis, donde amabas realidades están anticipadas en Jesucristo, el verdadero Dios y verdadero Hombre. Su Persona Divina, donde está incorporado lo humano, nos enseña a vivir esta doble realidad como si fuera una única realidad.

Mirando a Cristo, uno se da cuenta que tiene que abrirse a Dios. Y abriéndose a Dios encuentra a los hermanos. Y amando a los hermanos, está encontrando el amor de Dios. ¿Por qué?, porque nos falta síntesis.
 
Vivimos una sociedad atomizada
Vivimos una sociedad individualista,
Vivimos una sociedad relativista y subliminal en todo.
 
¡Todo es relativo!, ¡todo es lo que uno siente!, ¡todo sólo por hoy, donde el futuro no tiene demasiada implicancia!, ¡no hay cosas para más tiempo o para más adelante!
 
¡Por eso, es importante darnos cuenta que tenemos que retomar el sentido unitivo de nuestra vida: lo divino y lo humano; Dios y los hombres!
 
Tenemos que vivir de esta forma: lo interno tiene que expresarse en lo externo; lo teórico tiene que meterse en la práctica; la oración tiene que insertarse en la vida; la fe tiene que expresarse en obras y que Dios tiene que llevarnos -siempre- a nuestro hermano, al prójimo, a todos.
 
La respuesta en este mandamiento, amar a Dios con todo el corazón, con toda la vida, con toda el alma y amar al prójimo como a sí mismo, de estos dos mandamientos depende toda la Ley y los Profetas; de estos dos mandamientos depende si nosotros vivimos una vida sabia o si queremos vivirla vacía y superficial.
 
Pidamos al Señor tener luz, para poder vivir como corresponde: amando a Dios y amando en serio a nuestros hermanos; amando en verdad y no usando a nuestros hermanos; sirviendo a Dios y dando a nuestros hermanos. Pero todo esto en espíritu y en verdad.
 
Les dejo mi bendición, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
 
Mons. Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús
 
Fuente: AICA

1 comentario:

  1. Anónimo26.10.11

    Amar a Dios por sobre todas las cosas y luego
    al hno. Quien no se ama a si mismo, jamas podra amar a los otros...!

    ETELVINA

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