"Nuestra diócesis es un joven, que se ha establecido el 6 de junio de 2007, de una parte de la archidiócesis de Luanda. Abarca dos provincias de Angola, Luanda y Bengo, de las cuales Caxito es la capital ",cuenta su excelencia monseñor Antonio Francisco Jaca, Obispo de Caxito, que respondió a algunas preguntas sobre la situación social y pastoral en una entrevista con la Agencia Fides.
¿Cuáles son los desafíos pastorales que la iglesia local debe afrontar?
Entre nuestros desafíos pastorales está la pobreza material y espiritual de la población. En cuanto al primero, el territorio de la diócesis es en gran parte rural, y la población vive de la agricultura de subsistencia. En cuanto al segundo, el desafío lo representa la brujería y la difusión de cultos. La brujería es un fenómeno cultural que se refiere a todo el país, en Caxito se extendió nada menos que las otras partes de Angola. Las sectas se están extendiendo rápidamente aprovechando de la alta movilidad de la población angoleña, que al final de la guerra civil, en 2002, está en gran medida urbanizándose. En los nuevos barrios aún faltan parroquias y las sectas van hacia adelante con sus propuestas espirituales. Nuestra prioridad es, por tanto, la formación de los catequistas, que son la columna vertebral de nuestra pastoral. La formación de nuevos sacerdotes es también importante porque tenemos un buen número de vocaciones, pero los futuros sacerdotes se forman con cuidado. Tratamos de integrar la pastoral de las familias y la juvenil, con la formación de los laicos y sacerdotes, porque vemos a la Iglesia como una gran familia donde todos los componentes trabajan juntos para el bien de todos.
En términos de desarrollo humano, en casi todas las parroquias de la diócesis hay una escuela. En general, en nuestra diócesis son 35.000 los estudiantes que estudian en las escuelas católicas, de primaria y secundaria.
Entre nuestros desafíos pastorales está la pobreza material y espiritual de la población. En cuanto al primero, el territorio de la diócesis es en gran parte rural, y la población vive de la agricultura de subsistencia. En cuanto al segundo, el desafío lo representa la brujería y la difusión de cultos. La brujería es un fenómeno cultural que se refiere a todo el país, en Caxito se extendió nada menos que las otras partes de Angola. Las sectas se están extendiendo rápidamente aprovechando de la alta movilidad de la población angoleña, que al final de la guerra civil, en 2002, está en gran medida urbanizándose. En los nuevos barrios aún faltan parroquias y las sectas van hacia adelante con sus propuestas espirituales. Nuestra prioridad es, por tanto, la formación de los catequistas, que son la columna vertebral de nuestra pastoral. La formación de nuevos sacerdotes es también importante porque tenemos un buen número de vocaciones, pero los futuros sacerdotes se forman con cuidado. Tratamos de integrar la pastoral de las familias y la juvenil, con la formación de los laicos y sacerdotes, porque vemos a la Iglesia como una gran familia donde todos los componentes trabajan juntos para el bien de todos.
En términos de desarrollo humano, en casi todas las parroquias de la diócesis hay una escuela. En general, en nuestra diócesis son 35.000 los estudiantes que estudian en las escuelas católicas, de primaria y secundaria.
¿Además de la presencia de las sectas, estamos presenciando en Angola la propagación de otras religiones?
En Angola hay cerca de 800 sectas, la mayoría de los cuales proceden de la República Democrática del Congo y el resto de Brasil. También somos testigos de una creciente presencia musulmana en el país. La religión islámica no ha sido reconocida por el Estado, pero gracias al aumento de inmigrantes procedentes de África occidental, el número de creyentes ha aumentado considerablemente. Junto a ellos hay inmigrantes musulmanes de Líbano, Egipto y Pakistán. Este es un desafío en el plano pastoral, sobre todo en el caso de los matrimonios mixtos entre musulmanas y mujeres católicas de Angola.
En Angola hay cerca de 800 sectas, la mayoría de los cuales proceden de la República Democrática del Congo y el resto de Brasil. También somos testigos de una creciente presencia musulmana en el país. La religión islámica no ha sido reconocida por el Estado, pero gracias al aumento de inmigrantes procedentes de África occidental, el número de creyentes ha aumentado considerablemente. Junto a ellos hay inmigrantes musulmanes de Líbano, Egipto y Pakistán. Este es un desafío en el plano pastoral, sobre todo en el caso de los matrimonios mixtos entre musulmanas y mujeres católicas de Angola.
Además de estas, ¿hay otras comunidades extranjeras en Angola?
Existen numerosas comunidades extranjeras en el país. Los chinos se reparten un poco de todas partes, junto a ellos hay otros asiáticos como vietnamitas. Luego están los brasileños y portugueses, pero también franceses y otros europeos. Esto también es un desafío pastoral, ya que muchos inmigrantes participan en nuestras misas, pero no hablan portugués. En Luanda, por ejemplo, hay celebraciones en Inglés y Francés, para satisfacer las necesidades de las comunidades extranjeras.
Existen numerosas comunidades extranjeras en el país. Los chinos se reparten un poco de todas partes, junto a ellos hay otros asiáticos como vietnamitas. Luego están los brasileños y portugueses, pero también franceses y otros europeos. Esto también es un desafío pastoral, ya que muchos inmigrantes participan en nuestras misas, pero no hablan portugués. En Luanda, por ejemplo, hay celebraciones en Inglés y Francés, para satisfacer las necesidades de las comunidades extranjeras.
En conclusión, ¿Angola es un país de rapida transformación?
Ciertamente, Angola está experimentando una fuerte transformación social. La presencia de las comunidades de inmigrantes lo demuestra. Los chinos están aquí para quedarse, no se marcharán una vez que completen la construcción de grandes proyectos de infraestructura de las empresas de su país. Muchos han abierto negocios y se están integrando en la sociedad angoleña. Todavía hay alrededor de 40.000 angoleños que han perdido su condición de refugiados en países vecinos y que regresan a casa. Estas personas deben ser reintegradas en la sociedad angoleña. Son todos los desafíos que la Iglesia deberá enfrentar.
Ciertamente, Angola está experimentando una fuerte transformación social. La presencia de las comunidades de inmigrantes lo demuestra. Los chinos están aquí para quedarse, no se marcharán una vez que completen la construcción de grandes proyectos de infraestructura de las empresas de su país. Muchos han abierto negocios y se están integrando en la sociedad angoleña. Todavía hay alrededor de 40.000 angoleños que han perdido su condición de refugiados en países vecinos y que regresan a casa. Estas personas deben ser reintegradas en la sociedad angoleña. Son todos los desafíos que la Iglesia deberá enfrentar.
Fuente: Agencia Fides
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