El padre Luchino ya descansa al amparo de la comunidad parroquial que fundó y contribuyó a forjar durante más de medio siglo. Los restos del sacerdote fallecido hace dos años fueron trasladados ayer al templo de Nuestra Señora de Lourdes, en una emotiva ceremonia que se desarrolló ante un fervoroso grupo de fieles. El encuentro se inició apenas pasadas las 10, en los jardines laterales de la iglesia ubicada en 38 entre plaza Güemes y 20. Allí se erigió un monumento funerario rectangular de granito gris y mármol que será la última morada de Luchino, en sintonía con un deseo expresado varias veces durante sus 99 años de vida: "como párroco de esta querida parroquia quiero, al morir, seguir en mi casa; aunque sea enterrado a la entrada del templo.
Así alguien seguirá elevando una oración por el que formó una comunidad seria y piadosa". A su llegada desde el Cementerio municipal, el coche fúnebre fue recibido por el arzobispo platense Héctor Aguer, los curas párrocos de Lourdes -GerardoGallo- y Virgen del Pilar -Walter Crivaro-, el intendente platense Pablo Bruera, alumnos y padres del colegio de Lourdes. Los jóvenes, vestidos con las tradicionales camperas verdes del establecimiento educativo, cantaron a coro mientras el féretro era colocado bajo la lápida negra coronada por un cantero con flores y el epitafio -extraído del Salmo 109,4- "Tú eres sacerdotepara siempre".
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