Un boom. Así lo definen los sectores religiosos que organizan y promueven esta campaña. Y los datos les dan la razón. Según una publicación elaborada por la Confederación Argentina Pro Vida y Familia, difundida a través de la Agencia de Noticias de la Conferencia Episcopal Argentina (AICA), desde mediados de 2011, cuando la localidad neuquina de Senillosa fue declarada "pro vida", otras cuarenta ciudades siguieron su camino e incluso el gobierno de Corrientes asumió por decreto el compromiso de establecer como "política de Estado" la defensa de la vida desde la concepción. A partir de estos datos, Tiempo Argentino elaboró su propio registro y pudo comprobar las declaraciones de más de veinte localidades, sea por ordenanza municipal o por decisión de sus ediles, y gracias a la convivencia de intereses entre representantes eclesiásticos y poderes políticos locales. El objetivo, en todos los casos, es frenar la aplicación de los protocolos sobre abortos no punibles y establecer una barrera ante la posibilidad de que, en el futuro, se despenalice esa práctica a nivel nacional. Aunque muchas de estas resoluciones fueron impulsadas por individuos particulares, la campaña cuenta con un marco institucional: el primer envión vino del mismo Episcopado. Tras la derrota del matrimonio igualitario y con el temor de que eso implicara un avance en relación a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, bautizó al 2011 como el Año de la Vida.
"Queremos reafirmar la necesidad imperiosa de priorizar en nuestra patria el derecho a la vida en todas sus manifestaciones, poniendo especial atención en los niños por nacer", señalaron los obispos en un documento. A partir de esa convocatoria, la Acción Católica Argentina–institución eclesial creada en 1931 por el Episcopado– elaboró el proyecto Sumemos ciudades a favor de la vida.
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Me suena mal lo del "boom" de las ciudades Pro-
ResponderEliminarVida, cuando esa defensa deberia ser logica y na-
tural.!
Etelvina