Seminario Bíblico 2011-2012 “Cómo interpretar la Biblia” por FM Parroquial 105.1
Subsidio 32: Verbum Domini VIII – Exégesis y Hermenéutica – Interpretación actualizada sin secularismo ni espiritualismo
Esta parte de nuestro estudio de Verbum Domini trata dos puntos de los doce de la exégesis y hermenéutica en el documento:
5. Trasciende el sólo horizonte histórico (VD 35)
6. No puede estar “secularizada” (VD 35)
Recordemos que ya hemos visto: La inspiración, la interpretación en la vida de la Iglesia, interpretación tanto vital como intelectual y el método histórico-crítico, en los subsidios 28 a 31 respectivamente.
A este propósito hay que señalar el grave riesgo de dualismo que hoy se produce al abordar las Sagradas Escrituras. En efecto, al distinguir los dos niveles mencionados del estudio de la Biblia, en modo alguno se pretende separarlos, ni contraponerlos, ni simplemente yuxtaponerlos. Éstos se dan sólo en reciprocidad. Lamentablemente, sucede más de una vez que una estéril separación entre ellos genera una separación entre exegesis y teología, que «se produce incluso en los niveles académicos más elevados». Quisiera recordar aquí las consecuencias más preocupantes que se han de evitar.
a) Ante todo, si la actividad exegética se reduce únicamente al primer nivel, la Escritura misma se convierte sólo en un texto del pasado: «Se pueden extraer de él consecuencias morales, se puede aprender la historia, pero el libro como tal habla sólo del pasado y la exegesis ya no es realmente teológica, sino que se convierte en pura historiografía, en historia de la literatura». Está claro que con semejante reducción no se puede de ningún modo comprender el evento de la revelación de Dios mediante su Palabra que se nos transmite en la Tradición viva y en la Escritura.
b) La falta de una hermenéutica de la fe con relación a la Escritura no se configura únicamente en los términos de una ausencia; es sustituida por otra hermenéutica, una hermenéutica secularizada, positivista, cuya clave fundamental es la convicción de que Dios no aparece en la historia humana. Según esta hermenéutica, cuando parece que hay un elemento divino, hay que explicarlo de otro modo y reducir todo al elemento humano. Por consiguiente, se proponen interpretaciones que niegan la historicidad de los elementos divinos.
c) Una postura como ésta, no hace más que producir daño en la vida de la Iglesia, extendiendo la duda sobre los misterios fundamentales del cristianismo y su valor histórico como, por ejemplo, la institución de la Eucaristía y la resurrección de Cristo. Así se impone, de hecho, una hermenéutica filosófica que niega la posibilidad de la entrada y la presencia de Dios en la historia. La adopción de esta hermenéutica en los estudios teológicos introduce inevitablemente un grave dualismo entre la exegesis, que se apoya únicamente en el primer nivel, y la teología, que se deja a merced de una espiritualización del sentido de las Escrituras no respetuosa del carácter histórico de la revelación.
d) Todo esto resulta negativo también para la vida espiritual y la actividad pastoral: «La consecuencia de la ausencia del segundo nivel metodológico es la creación de una profunda brecha entre exegesis científica y lectio divina. Precisamente de aquí surge a veces cierta perplejidad también en la preparación de las homilías». Hay que señalar, además, que este dualismo produce a veces incertidumbre y poca solidez en el camino de formación intelectual de algunos candidatos a los ministerios eclesiales. En definitiva, «cuando la exegesis no es teología, la Escritura no puede ser el alma de la teología y, viceversa, cuando la teología no es esencialmente interpretación de la Escritura en la Iglesia, esta teología ya no tiene fundamento». Por tanto, es necesario volver decididamente a considerar con más atención las indicaciones emanadas por la Constitución dogmática Dei Verbum a este propósito. (Verbum Domini, 35)
El dualismo o separación
Los dos niveles son la exégesis (científica) y la teología, que no pueden alienarse para no caer en una reducción, p.e. hoy sabemos que los Evangelios no son biografías de Jesús pero también sabemos que los evangelistas tenían la plena convicción de la resurrección del Señor, es decir, que la intención de los hagiógrafos, básicamente, era que creamos lo mismo que ellos creían: que Jesucristo es el Señor que murió por nosotros y resucitó de entre los muertos a la nueva vida inaugurada por Él, en la cual también creemos que vamos a participar por el llamado misericordioso de Dios. Sin embargo, un dualismo al respecto nos pondría en una “doble doctrina”, si separamos la exégesis de la teología: por un lado una explicación tan racional sobre la resurrección de Jesucristo que termina negándola “porque se trataría de una suerte de estado de shock por el que pasaron los Apóstoles luego de la muerte de Jesús, quienes re significaron ideológicamente la muerte en resurrección tomando las creencias mesiánicas y escatológicas de su época”; y por otro lado, una explicación fundamentalista que rechaza todo pensamiento respecto a la resurrección de Jesús y a la fe en su totalidad “porque lo único que los cristianos debemos hacer es creer, el diablo es el que tiene razones, Dios no, por lo tanto no piense, no estudie, sólo crea, pensar y estudiar es cosa de fariseos”.
El primer extremo termina negando la intención de los hagiógrafos, con lo cual se confunde el estudio científico de la Biblia produciendo “dogmas propios” que dañan severamente la comunión eclesial; y el segundo extremo lleva a una inminente manipulación psicológica del pensamiento mágico donde lo que se debe creer es lo que interpreta algún “ungido infalible” que lee la Biblia “entre líneas” como los gnósticos, con lo cual también se daña severamente a la comunión eclesial.
La hermenéutica secularizada
Es muy común en muchos ámbitos, incluso católicos. Se relaciona en mayor o menor medida con la escuela bíblica danesa o “minimalismo bíblico” que sostiene que la Biblia carece de todo sentido histórico positivo y se trata, simplemente, de una obra literaria de ficción. De esta forma, Jesucristo no sería más que una exageración ideológica de los primeros cristianos que hicieron de un simple hombre un dios o un “dios-hombre”. Entonces, se re significa el concepto de “Cristo” separado de “Jesús” y es reemplazado por abstractos como “amor”, p.e. una vez escuché en un Jueves Santo que mientras se hacía la procesión eucarística hacia el sagrario, luego de la Misa, un secularizado animador reemplazó la expresión “Jesús” por la expresión “amor” de forma confusa (¿a qué tipo de amor se refería?), dio una perorata discursiva de cuestiones existencialistas durante una media hora y jamás fue capaz de nombrar al Señor o hacer referencia a lo que realmente se estaba conmemorando. Esto es algo que desgraciadamente sucede, en muchos ámbitos, de manera reiterativa.
Se trata de una interpretación puramente humana, que niega la redención operada en la cruz porque no tiene el don de la fe de Jesucristo, sino que todo ha sido reemplazado por elementos filosóficos, en donde el amor desciende a una categoría confusa proveniente de una posición ideológica p.e. “progresista” que está en contra del celibato porque no lo practica. Entendamos algo, la perversión comienza en la mente, luego se lleva a la práctica y finalmente pervierte el discurso, en donde el discurso perverso denota toda una perversión, que a su vez pervierte la enseñanza bíblica y teológica.
La hermenéutica espiritualista
También es, desgraciadamente, muy común en muchos ámbitos, incluso católicos. En donde, ciertamente, se actualiza el texto bíblico pero de una manera tan subjetiva que termina en la auto predicación y en la auto enseñanza. La interpretación espiritualista o gnóstica de la Biblia es ahistórica y necesita ser apoyada por grandes elementos emocionales tales como música estridente y lloricona, gritos, histeria y gestos estudiados para manipular a la masa (como hizo Hitler asesorado por su fotógrafo personal Heinrich Hoffmann). Resulta curioso que muchos de sus estudiados gestos discursivos los hagan personas que dicen ser “predicadores cristianos”. Si a la interpretación espiritualista se le sacan los elementos aleatorios como ser: un poderoso equipo de audio, una orquesta emocionalista, gestos histéricos, servidores que incitan a la masa desde posiciones estratégicas en un auditorio, ubicación de personas desequilibradas emocionalmente cerca del orador “ungido” para ser “ministrados” y que éstos reaccionen de manera espectacular a la vista de los demás, etc. Si se le sacan estos elementos demagógicos y mágicos a la interpretación espiritualista no le queda nada más que la pródiga imaginación del intérprete, que es tan “incontestable” como lo era el histérico Adolfo Hitler, paradigma de los manipuladores psicológicos.
Conclusión
Vivamos la vida de la fe de manera sólida, sin alienación, madurando día a día con la ayuda del Espíritu Santo en la Iglesia, cuidándonos de no caer en los que “con sus palabras altisonantes y vacías, atraen, por medio de los deseos desenfrenados de la carne, a los que apenas acaban de librarse de los que viven en el error. Les prometen la libertad, siendo ellos mismos esclavos de la corrupción: porque uno es esclavo de aquello que lo domina” (II Pedro 2, 18-19). Sería conveniente leer todo el cap. 2 de II de Pedro dedicado a los falsos maestros que eran personalidades gnósticas infiltradas en el cristianismo.
¡Estamos por empezar la Cuaresma, seamos renovados “cuaresmáticamente” por el Espíritu Santo, en el desierto, despojados de las fanfarrias y los espejismos del secularismo y el espiritualismo!
Mauricio Shara
Bibliografía:
Texto bíblico de la versión argentina “El libro del Pueblo de Dios”
Benedicto XVI, Exhortación Apostólica postsinodal “Verbum Domini”, 35
Gabriel Mestre, “Para leer Verbum Domini”, Buenos Aires, Ágape, 2011, 45
Todo lo que dice aqui es cierto
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