"Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo:" (Mc 3,6)

3 de febrero de 2012

Benedicto XVI: "Todos los consagrados han de comprometerse con entusiasmo en la nueva evangelización"

El Santo Padre presidió el jueves por la tarde, en la basílica vaticana, la celebración de las II Vísperas en la fiesta de la Presentación del Señor y XVI Jornada de la Vida Consagrada. Estuvieron presentes numerosos miembros de los Institutos de vida consagrada y de las Sociedades de vida apostólica. En el transcurso del rito, que comenzó con la exposición del Santísimo Sacramento y concluyó con la bendición eucarística, el Santo Padre pronunció una homilía.



  Benedicto XVI recordó que la fiesta de la Presentación conmemora la visita de María y José al templo de Jerusalén para ofrecer al Señor el Niño primogénito, conforme a la ley mosaica, y rescatarlo mediante un sacrificio. En el Templo encuentran al anciano Simeón y a la profetisa Ana, quienes, dijo el Papa, “reconocen en aquel Niño al Mesías anunciado por los profetas. En el encuentro entre el anciano Simeón y María, joven madre, Antiguo y Nuevo Testamento se unen de modo admirable en la acción de gracias por el don de la Luz, que ha brillado en las tinieblas impidiéndoles que permanezcan: Cristo Señor, luz que ilumina a las gentes y gloria de su pueblo Israel”.

El pontífice explicó que la Jornada de la Vida Consagrada se celebra el día de la fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo porque este episodio evangélico constituye “una imagen significativa de la entrega de la propia vida por parte de cuantos han sido llamados a representar, en la Iglesia y en el mundo, mediante los consejos evangélicos, los rasgos característicos de Jesús, virgen, pobre y obediente, el Consagrado del Padre. En la fiesta de hoy celebramos, por tanto, el misterio de la consagración: consagración de Cristo, consagración de María, consagración de todos aquellos que siguen a Jesús por amor del Reino de Dios”.

La Jornada fue instituida por el beato Juan Pablo II en 1997 con tres finalidades. En primer lugar, para agradecer a Dios “el don de este estado de vida que pertenece a la santidad de la Iglesia”. Toda la comunidad invoca hoy con fe este don y reza por cada persona consagrada. Además, con esta Jornada se pretende “promover el conocimiento y la estima de la vida consagrada entre el Pueblo de Dios”, valorizando el testimonio de quienes han elegido seguir a Cristo mediante la práctica de los consejos evangélicos. En tercer lugar, la Jornada constituye para los consagrados “una preciosa ocasión de renovar los propósitos y reavivar los sentimientos que inspiran la donación” de sí mismos al Señor. “Esto queremos hacer hoy, este es el compromiso que estáis llamados a realizar cada día de vuestra vida”, dijo el Papa dirigiéndose a los miembros de los Institutos de vida consagrada y de las Sociedades de vida apostólica.

El Año de la Fe, que comenzará en octubre, será otro momento favorable para la renovación interior. Durante este año, los consagrados están llamados a “profundizar aún más la relación con Dios. Los consejos evangélicos, aceptados como auténtica regla de vida, refuerzan la fe, la esperanza y la caridad, que nos unen a Dios. Esta profunda cercanía al Señor, que debe ser el elemento prioritario y caracterizador de vuestra existencia, os llevará a una renovada adhesión a Él; y tendrá una influencia positiva en vuestra presencia y apostolado dentro del Pueblo de Dios mediante la aportación de vuestros carismas, en la fidelidad al Magisterio, a fin de que seáis testigos de la fe y de la gracia, testigos creíbles para la Iglesia y para el mundo de hoy”. Todos los consagrados han de comprometerse con entusiasmo en la nueva evangelización.

Para terminar, el Papa, repitiendo unas palabras del beato Juan Pablo II, pidió a la Virgen María que interceda ante el Señor para que “cuantos han recibido el don de seguirlo en la vida consagrada sepan testimoniarlo con una existencia transfigurada, caminando alegremente con los demás hermanos y hermanas hacia la patria celeste”.


Fuente: VIS - Vatican Information Service

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