El Papa Benedicto XVI parece exhausto. Quienes han pasado tiempo con él dicen que lo encontraron más débil que nunca y demasiado cansado incluso para seguirles la conversación. Ya no se reúne individualmente con los obispos que están de visita y usa una plataforma móvil para ahorrarse la larga caminata hasta la Basílica de San Pedro. Benedicto cumplirá 85 años el año próximo, por lo que su debilitamiento es natural. Dada su edad y su rigurosa agenda de trabajo, es notable que haga todo lo que hace y que su salud sea en general buena. La semana pasada confirmó que viajaría a México y a Cuba dentro de unos meses. Pero se advirtió un reciente desmejoramiento, en momentos que se prepara para las agotadoras celebraciones de Navidad.
Ese desmejoramiento despierta interrogantes sobre el futuro del papado porque Benedicto ha manifestado que los papas deberían renunciar si no pueden hacer su trabajo. La faena diaria de ser Papa tuvo su costo. Benedicto XVI perdió su vitalidad. Ya casi no se explaya espontáneamente, y algunos días hasta parece ido. La reciente visita a Asís, para todos los que participaron fue un día largo y arduo; para el envejecido Papa lo fue aún mucho más.
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Roguemos por la salud de SS...que no termine como
ResponderEliminarel Beato Juan Pablo II, que el solo verlo daba lastima...!
ETELVINA