Seminario Bíblico “Cómo interpretar la Biblia” por FM Parroquial 105.1
Subsidio 27: El pensamiento de Joseph Ratzinger con respecto a la Biblia
Introducción:
Hemos querido, en este Seminario Bíblico por la querida FM Parroquial 105.1, hacer mención al pensamiento de Joseph Ratzinger, hoy nuestro querido Papa Benedicto XVI, en relación a la Biblia. Tratando de aproximarnos lo más posible comenzaremos una brevísima y muy sintética recorrida por los más relevantes aspectos de su formación. Que sea este muy humilde trabajo sobre Joseph Ratzinger un homenaje a una de las mentes más brillantes de nuestro tiempo y un fiel discípulo de Jesucristo.
En el Seminario de Frisinga
Durante los estudios en el Seminario de Frisinga, siendo todavía un adolescente, nuestro actual Papa toma contacto con la realidad de una Alemania destruida y separada del resto del mundo a causa de la guerra. Allí los libros eran una rareza, sin embargo se conservaba una buena colección en el Seminario a pesar de los bombardeos. Es ahí cuando devora las novelas de Fiódor Dostoyevski, entre otros autores. El filósofo de Munich, Aloys Wenzel, escribe una obra de mucho éxito, la “Filosofía de la libertad”, en la que trataba que la ciencia determinista que no dejaba lugar para Dios había sido reemplazada por otra que abría los horizontes. En la Teología y Filosofía Romano Guardini, Josef Pieper, Theodor Häcker y Peter Wust eran los autores más cercanos. Más tarde se introduce en el pensamiento de Heidegger, Jaspers, Nietzsche, Kant, Martin Buber, san Agustín, santo Tomás de Aquino, Husserl, entre otros. Disfruta las clases de Jacob Fellmaier que le da una gran visión del espíritu humano desde los presocráticos hasta esa primera parte del siglo XX.
Sus estudios teológicos en Munich
En 1938 queda suprimida la facultad de teología de Munich por los nazis porque el cardenal Faulhaber no permitía profesores nazis en esa Casa. Debido a eso hubo que refundar la facultad después de la guerra. Entre los profesores de Joseph Ratzinger de ese período destacamos a Michael Schmaus, que se había alejado del esquema neo-escolástico de la Teología Dogmática para desarrollarla desde el espíritu del movimiento litúrgico revalorizando a los Padres y a la Sagrada Escritura; también Klaus Mürsdorf que veía al derecho canónico como disciplina teológica comprendido desde la Encarnación; no podemos dejar de mencionar a Joseph Pascher (Teología Pastoral y Liturgia) cuyas vivísimas conferencias espirituales llegaban al corazón de sus alumnos; y Gottlieb Söhngen que enseñaba desde las fuentes mismas a Platón y Aristóteles, pasando por san Clemente de Alejandría y san Agustín hasta san Anselmo y san Buenaventura, santo Tomás de Aquino, Martín Lutero y la escuela teológica de Tubinga del siglo XIX.
De la ordenación sacerdotal al doctorado
Concluye sus estudios teológicos en el verano de 1950 y le ofrecen participar de un concurso que le abriría las puertas al doctorado, el tema elegido por Söhngen fue: “Pueblo y casa de Dios en la doctrina sobre la Iglesia en san Agustín” y ya que se había dedicado mucho a la lectura de los Padres y había frecuentado un Seminario de Söhngen sobre san Agustín decide aceptar el desafío. También le resultarían de gran ayuda las obras de Henri de Lubac. Joseph Ratzinger fue ordenado sacerdote en 1951 y en 1953 obtiene el título de doctor en teología.
El “drama” para la habilitación como profesor en Frisinga
Gottlieb Söhngen sostuvo que como su tesis de doctorado había tratado un tema de patrística sería bueno que asumiera un tema relacionado con los medievales, si había tratado con la Eclesiología ahora lo haría con la Revelación (uno de los grandes núcleos temáticos de la Teología Fundamental), si había tratado a san Agustín ahora lo haría a san Buenaventura. En ese tiempo había debates sobre la cuestión de la “historia de la salvación” y la posibilidad de despegarse del concepto neo-escolástico de revelación muy restringido al ámbito intelectual. La revelación dejaba de ser vista como, simplemente, la comunicación de algunas verdades a la razón y pasaba a ser vista como el actuar histórico de Dios en el cual se revela gradualmente. De esta forma, debía verificar si de alguna manera san Buenaventura contenía la cuestión de la “historia de la salvación” y si ese concepto estaba relacionado con la Revelación.
En 1954 termina la recopilación de materiales y ya había elaborado las ideas de fondo. Pero en 1956 Michael Schmaus, su director, rechazó su trabajo aduciendo “estar fuera de los criterios de rigor científico”. ¿Qué había pasado? Tres factores habían influido en la decisión de Schmaus:
1) Joseph Ratzinger había criticado con dureza la falta de actualización en los estudios sobre medievales en ese momento en Munich, cuyo principal exponente era el propio Schmaus. Y cómo afrontó la tarea sin tenerlo como guía.
2) Schmaus no estaba de acuerdo con el análisis de Ratzinger que había constatado que tanto en san Buenaventura como en los teólogos del siglo XIII, en general, no había correspondencia alguna con el concepto de Revelación que se manejaba en Munich en ese entonces, cuando se tenía la costumbre de definir a la Sagrada Escritura simplemente como la “Revelación”. Identificación impensable para los medievales porque la Revelación es un concepto de acción: el término define el acto con que Dios se muestra y no el resultado objetivizado de este acto. Así de la Revelación toma siempre parte el sujeto receptor, es decir, donde nadie percibe la Revelación allí no se ha producido ninguna revelación porque allí nada se ha des-velado.
3) Tampoco veía Schmaus una fiel interpretación de san Buenaventura en la tesis de Joseph Ratzinger.
Finalmente, en 1957 recibe la habilitación para la libre docencia después de omitir las partes objetadas y de ser notificado de una manera informal que había superado el examen, luego de la exposición pública en la que nunca fue interpelado acerca de su trabajo, sino que siempre fue dejado de lado. Como vemos, nuestro actual Papa tuvo que sufrir como muchos otros por no ser un fundamentalista. El error de Schmaus es que su esquema dogmático de Escritura-Patrología se había quedado estancado en un encierro teológico (como también le ocurrió a Lutero) que no permitía una comprensión profunda en el terreno de la exégesis y hermenéutica bíblicas sino que la limitaba a un concepto muy ideológico de la “historia de la salvación”.
Conclusión
Pero este “fracaso”, esta intuición y conocimientos adquiridos fueron de vital importancia en el curso de los debates del Concilio Ecuménico Vaticano II con respecto a la Revelación, la Sagrada Escritura y la Tradición, en los que nuestro actual vicario de Cristo hizo importantes aportaciones, siendo uno de los sacerdotes más jóvenes en el Concilio. Porque, siguiendo el brillante análisis del “cuestionado” joven Ratzinger en Frisinga y las partes objetadas de su tesis: la Revelación precede a la Escritura y se refleja en ella pero no es idéntica a ella, no es igual Revelación que Biblia sino que la Revelación es más grande que lo solo escrito, de ahí se deduce que no puede existir en la realidad un mero “Sola Scriptura” (por eso decimos que “Sola Scriptura” no es más que una ideología) sino que la Escritura está ligada al sujeto que comprende, la Iglesia, y con ella a la Tradición. Así, lo que fue motivo de sufrimiento para Joseph Ratzinger en Frisinga se transformó en motivo de gozo para toda la Iglesia en el Concilio y después de él.
La hermenéutica bíblica de Joseph Ratzinger se caracteriza por su profética audacia y valentía (profeta en el sentido teológico de hablar, de comunicar de parte de Dios y de orar a Dios) en una síntesis de fidelidad a la fe y a la exégesis científica, de hermenéutica tradicional e interpretación bíblica crítica, de estudio y contemplación, que no se excluyen, sino que se complementan en un sentido profundo. Es exactamente la síntesis a la que apunta la constitución dogmática Dei Verbum, el texto une la fidelidad a la Tradición de la Iglesia con el sí a la ciencia crítica y abre una nueva comprensión de la fe en el presente, un nuevo y viejo paradigma que bebe de la fuente que es el Dios de Jesucristo, nuestro Dios. Esos mismos conceptos se siguen perfeccionando en Verbum Domini, lo que estamos tratando en FM Parroquial 105.1.
Mauricio Shara
Bibliografía:
Joseph Ratzinger, “Mi vida. Recuerdos (1927-1977)”, Encuentro, Madrid, 2005, 65-110
Münchener Teologische Zeitschrift 5/2005, 400-414 (traducción del Pbro. Dr. Pablo Sicouly OP en versión provisoria)
Apuntes de clase de la cátedra Teología Fundamental IV de la Facultad de Teología UCA
Biografía de Benedicto XVI, http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/biography/documents/hf_ben-xvi_bio_20050419_short-biography_sp.html, fecha de acceso a la página: 9 de diciembre de 2011
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