El Santo Padre llegó en helicóptero a Serra San Bruno (Vibo Valentia) a las 17.15, y se trasladó en automóvil hasta la Cartuja de los santos Esteban y Bruno. En la plaza de Santo Stefano, situada ante la cartuja, fue saludado por el alcalde, Bruno Rosi, y dirigió unas palabras a los miles de fieles que acudieron para acogerle. El Pontífice recordó la visita de Juan Pablo II al mismo lugar en 1984, y afirmó que tener en el propio territorio una “ciudadela del espíritu” como la Cartuja es un gran privilegio: “Los monasterios tienen en el mundo una función preciosa, diría indispensable. (…) Hoy día sirven para ‘sanear’ el ambiente en este sentido: a veces, el clima que se respira en nuestras sociedades no es salubre, está contaminado por una mentalidad que no es cristiana, y ni siquiera humana, porque está dominada por los intereses económicos, preocupada solo por las cosas terrenas y carece de una dimensión espiritual”.
“En este clima no sólo se margina a Dios, sino también al prójimo, y no hay compromiso con el bien común. El monasterio, en cambio, es modelo de una sociedad centrada en Dios y en la relación fraterna. Ello es muy necesario en nuestro tiempo”.
Por último, Benedicto XVI exhortó a los fieles de Serra San Bruno: “Atesorad la gran tradición espiritual de este lugar y tratad de ponerla en práctica en la vida cotidiana”.
Por último, Benedicto XVI exhortó a los fieles de Serra San Bruno: “Atesorad la gran tradición espiritual de este lugar y tratad de ponerla en práctica en la vida cotidiana”.
Fuente: VIS - Vatican Information Service
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