"En los años de Mubarak se ha profundizado la división y el odio entre las facciones", dice a la Agencia Fides el padre Luciano Verdoscia, un misionero comboniano que desde hace muchos años vive y trabaja en El Cairo, donde se vive una tensa calma tras la violenta represión de la manifestación de los coptos, que causaron decenas de muertos y cientos de heridos. Los coptos estaban protestando contra la demolición, a finales de septiembre, de una iglesia en la provincia de Asuán, en el Alto Egipto.
Según el padre Verdoscia para comprender las causas subyacentes de la discriminación contra los cristianos y la difusión de los grupos fundamentalistas hay que mirar la historia de Egipto en los últimos 30 años. "No lo digo yo, son análisis de varios comentaristas locales", dijo el misionero, quien explica: "antes de Sadat no existían las profundas divisiones que hay ahora. Con la presidencia de Sadat en los años 70 se produjeron divisiones sectarias. Esta tendencia se ha profundizado en Mubarak, también por la influencia de los wahabitas de Arabia Saudita. El gobierno de la época que jugó con estos grupos, a veces reprimiéndoles, a veces dándoles libertad de actuar, especialmente en el ámbito social".
"La situación es compleja", continúa el padre Verdoscia. "No podemos dar una sola interpretación. El Islam, que en muchos aspectos es ya una religión ideológica, está ideológicamente a un nivel excesivo, en un contexto social en el que una gran proporción de la población vive en la ignorancia y tiene como única referencia la identidad de la religión. A todo esto hay que añadir la explotación política, especialmente en vista de las próximas elecciones".
En la actualidad, Egipto es gobernado por un Consejo Superior Militar en el que los coptos acusan de no saber protegerlos, incluso de haber desatado la represión contra ellos. "Cabe señalar que a los cristianos no se les ha dado la oportunidad de acceder a altos cargos militares, a excepción de casos raros en los escalones superiores de la policía", dijo el padre Verdoscia.
El misionero también se refiere a la responsabilidad de Occidente. "Occidente tiene muy claro el principio de respeto a las minorías, pero me quedo sorprendido de que nadie interviene cuando hay predicadores islámicos que difunden e incitan a la violencia y afirman que están en contra de la libertad de conciencia. Naturalmente, esto también se aplica en el caso contrario, de quien, proclamándose cristiano, alimenta el odio contra los musulmanes".
"Por desgracia, me temo que los gobiernos occidentales están interesados en preservar sus intereses económicos a expensas de los derechos individuales. Así que no tienen la fortaleza ética para denunciar la discriminación contra las minorías en los países de Oriente Medio", concluye el padre Verdoscia.
Fuente: Agencia Fides
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