Seminario Bíblico por FM Parroquial 105.1
Subsidio 21: Cómo actualizar el mensaje bíblico I
Si tomamos en serio a la Sagrada Escritura como un medio a través del cual Dios se comunica con nosotros, entonces debemos entender que la Biblia es un vehículo para encontrarnos con la Palabra viva en nuestra situación actual. Por lo tanto, nuestro esfuerzo debe centrarse no sólo en lo que los textos significan al momento en que fueron escritos sino también en aquellas cosas que significan al día de hoy, ambas cosas.
“Aplicándose a su tarea, los exegetas católicos deben considerar seriamente el carácter histórico de la revelación bíblica, ya que ambos Testamentos expresan en palabras humanas, que llevan la marca de su tiempo, la revelación histórica que Dios ha hecho, por diferentes medios, de sí mismo y de su designio de salvación. En consecuencia, los exegetas deben servirse del método histórico-crítico, sin atribuirle, sin embargo, la exclusividad. Todos los métodos pertinentes de interpretación de los textos están capacitados para contribuir a la exégesis de la Biblia. En su trabajo, los exegetas católicos no deben jamás olvidar que ellos interpretan la palabra de Dios. Su tarea común no está terminada cuando han distinguido fuentes, definido las formas o explicado los procedimientos literarios, sino solamente cuando han iluminado el sentido del texto bíblico como actual palabra de Dios. Para alcanzar esta finalidad, deben tomar en consideración las diversas perspectivas hermenéuticas que ayudan a percibir la actualidad del mensaje bíblico y le permiten responder a las necesidades de los lectores modernos de las Escrituras.” (La interpretación de la Biblia en la Iglesia, 1993, III. C.1)
II Cómo comenzar a actualizar el mensaje bíblico
Esto quiere decir que para actualizar la Biblia al presente necesitamos llegar a conocer “el punto de partida” para acceder al “punto de llegada”. Así como, analógicamente, un atleta conoce desde donde sale y la meta adonde se dirige. Si como atletas nos quedamos en la salida entonces la Biblia no pasa de ser un libro de historias pasadas “zurcido” por una diversidad de tradiciones; y si llegamos a una meta sin saber de dónde salimos y cuál es nuestro recorrido hermenéutico estaremos completamente perdidos y la Biblia se puede volver un libro fantástico y/o demagógico por nuestras malas interpretaciones.
Precisamente, son los dos vicios que debemos evitar en cuanto a la actualización en la Animación Bíblica Pastoral:
1) Quedarse sólo en lo histórico
2) Pseudo actualizar ignorando el sentido literal
Por eso, para lograr bien nuestro cometido lo primero que tenemos que atender es, precisamente, al sentido literal (no literalista, como ya hemos visto anteriormente). Esta es la “salida” o “punto de partida” y para ello es esencial realizar una tarea exegética en la cual nuestro principal ayudante es el Espíritu Santo y una buena herramienta resulta ser el método histórico-crítico. El Espíritu Santo nos asistirá en nuestra tarea, pero como Él no sugestiona a las personas no nos soplará al oído cada palabra que debemos decir en nuestra interpretación como tampoco lo hizo con la Revelación a los autores sagrados. No nos alcanza con decir “estoy en trance, me dejo llevar y fluyo…” ya que este facilismo al estilo “iluminación gnóstica” lo único que hace es pervertir la tarea interpretativa y estaremos hablando por nosotros mismos de manera arbitraria y subjetiva, engañándonos y engañando a nuestro prójimo. En lugar de exégesis estaremos cayendo en eiségesis, que es lo contrario, es decir, hacerle decir a la Biblia lo que cada uno quiere que diga.
En este estadio de “salida” o “punto de partida” necesitamos estudiar para adquirir un discernimiento y crecer en el conocimiento de la Sagrada Escritura, para ello están los excelentes comentarios como el “Comentario Bíblico Internacional”, el “Comentario Bíblico Latinoamericano”, los “Cuadernos Bíblicos”, los comentarios en la Biblia de Jerusalén, etc. Y también abundante oferta de seminarios, cursos y talleres dados en instituciones católicas de prestigio y debidamente establecidas, así como bibliotecas.
Una vez que sabemos, esencialmente, lo que fue revelado al autor sagrado y expresado en palabras humanas en su cultura y mentalidad, recién ahora podemos actualizar ese mensaje. Propondré otra analogía para profundizar un poco más: Cuando se actualiza un determinado monto por razones fiscales o financieras lo primero que se necesita es conocer el “monto histórico”, sin este dato es imposible actualizarlo, luego se realiza una cuenta en base al recorrido en el tiempo de ese monto (por inflación o precios reales) para llegar al momento actual. Por ej. En la Argentina en el año 2001 comprando la misma calidad y cantidad de comestibles gastaba $ 100, en el año 2011 lo mismo me cuesta al menos $ 1100, así podemos detectar una inflación aproximada de por lo menos el 1000% en 10 años (lo cual es dramáticamente cierto) y necesito ganar de forma similar para estar de manera actualizada al 2001 en cuanto al consumo de comestibles.
Así como en el ejemplo anterior los datos deben ser reales, no ideológicos, es decir, enraizados en nuestra vida, con la Biblia pasa lo mismo, ya que nos encontramos con un libro que sirve de mediación para encontrarnos con Jesucristo y su Palabra viva, y esa actualización debe hacerse considerando la analogía de la fe, son datos vitales enraizados con la vida de la Iglesia.
Entonces, para desarrollar bien la primera tarea en la actualización bíblica, debemos atender básicamente lo siguiente:
1) Entender bien el lenguaje, un diccionario castellano puede ser útil pero hasta cierto punto, ya que muchas de las versiones actuales contienen abundante interpretación en relación a los idiomas originales. En ese sentido es preferible la versión Jerusalén como herramienta aunque lo mejor sería atender también a los textos en los idiomas originales y disponer de varias versiones en español.
2) Tener buenos auxiliares, como hemos citado buenos comentarios de reconocidos exégetas cristianos, también concordancias bíblicas en español, hebreo y griego para un estudio más profundo.
3) Abstenerse de lecturas, videos, películas, etc. de tipo emocional acerca de la Biblia a la hora de buscar el sentido literal, porque estas obras no están interesadas en la búsqueda de la verdad sino en el impacto que pueden provocar y el éxito mercantil. Además, muchas de estas obras parten de premisas ideológicas o imaginarias, por tanto no sirven como auxiliares para conocer el sentido literal de un texto bíblico.
4) El contexto literario y vital del autor sagrado.
5) Las construcciones gramaticales, estructuras, etc.
6) También, es importantísimo detectar el género literario, p.e. si se trata de un relato de milagros o de expulsión de demonios es necesario comprender la estructura, o si es una saga como la historia de Abrahán, en quien los autores sagrados personificaron lo que le acontecía a todo el pueblo, etc.
7) Lo que es primero, durante y final, estar asistidos por el Espíritu Santo.
Si no tomamos en cuenta, básicamente, estas cosas en nuestro mensaje podría dar lo mismo la Biblia que “Platero y yo” de Juan Ramón Jiménez o “El Principito” de Antoine de Saint-Exupéry o “Hamlet” de William Shakespeare o “La República” de Platón y todos aquellos textos en los que podemos encontrar mensajes o alegorías edificantes. Pero se trata de encontrarnos con la Palabra viva del Dios vivo, lo otro podemos utilizarlo como material aleatorio una vez que hemos actualizado correctamente el texto bíblico para ilustrar y adornar el mensaje.
Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús, el Señor, y nosotros no somos más que servidores de ustedes por amor de Jesús. (II Corintios 4,5)
En el próximo subsidio, con la ayuda del Espíritu Santo, estudiaremos algunos ejemplos concretos.
Preparado por Mauricio Shara en base a la siguiente bibliografía:
Texto bíblico de la versión argentina “El Libro del Pueblo de Dios”
Armando J. Levoratti, “Cómo interpretar la Biblia”, Comentario Bíblico Internacional católico y ecuménico para el siglo XXI, Navarra, Verbo Divino, 2005, 32-33.
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