En Oaxaca, México, el hambre lleva a mucha gente a unirse al narcotráfico

Según el Departamento de Seguridad Pública de Oaxaca, uno de los estados más pobres de México, las mujeres representan el 6% de la población carcelaria en el país. Si la cárcel de mujeres no está disponible en la jurisdicción en la que fueron enjuiciados, las mujeres son enviadas a una las salas de las mujeres de las 14 prisiones del estado. En un comunicado emitido por la agencia mexicana Comunicación e Información de la Mujer AC (CIMAC) sugieren que existe la trata de mujeres entre las madres pobres y solteras la mayoría con niños menores de cinco años de edad, edad cuando es necesario renunciar a la custodia y confiar el niño a un familiar o tutor. Las detenidas deben mantener a sus hijos por sí mismas, ya que no reciben asistencia alimentaria de las autoridades penitenciarias, alimentos no aptos para niños. Algunas son arrestadas por pequeños tráfico de drogas, otras por asesinato. De 234 prisioneras en la cárcel de Oaxaca, 29 son indígenas, sobre todo de la cadena montañosa, originarias del sur, pero también hay mujeres de los mixes, mixteca ,triquis y otros pueblos indígenas.

Debido al hacinamiento en las cárceles, muchas se encuentran compartiendo una celda con presas ya condenadas y mujeres embarazadas, que son trasladadas al Hospital Civil de la ciudad tan pronto como comienzan a tener contracciones. Mantener a los niños con sus madres en la cárcel significa que los expone a la incomodidad diaria. La mayoría de estas mujeres han llegado a la delincuencia por una situación económica trágica. La pobreza no deja muchas opciones: pasar hambre o unirse al tráfico de drogas. Mientras México no aborda el problema de la pobreza extrema, más personas continúan migrando hacia el norte y a los Estados Unidos y serán presa fácil de los nchulloscha de la droga.

Fuente: Agencia Fides