El año de los jóvenes, marcado por las fuertes protestas sociales que las nuevas generaciones lideran en Gran Bretaña y en Chile, como fue hace unos meses en Egipto y en España, tendrá esta semana una expresión renovada. Se ubicará, seguramente, en las antípodas de las manifestaciones de escepticismo y disconformidad que caracterizaron las recientes rebeliones y transmitirá al mundo signos de esperanza. Un millón de jóvenes, llegados de todos los continentes, acompañarán al papa Benedicto XVI en Madrid, donde mañana se pondrá en marcha la 26a.Jornada Mundial de la Juventud, una iniciativa creada por Juan Pablo II para poner en manos de los laicos los desafíos de la nueva evangelización, en un mundo lleno de incertidumbre y carente de compromisos fecundos y responsables.
En esa ciudad donde el 15 de mayo último los jóvenes españoles proclamaron al mundo que el siglo XXI está lleno de "indignados" y en un país en el que el desempleo juvenil trepa, como nunca, al 43% (la tasa más alta de la Unión Europea), la juventud católica hará oír su voz desde la fe, dispuesta a encontrar una luz que alumbre esta época plagada de interrogantes. Se espera en Madrid más de 100.000 peregrinos italianos, 50.000 polacos, 70.000 franceses y unos 10.000 jóvenes, fruto del intenso trabajo preparatorio que se realizó en muchos colegios y parroquias de nuestro país.
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