Alocución televisiva de monseñor Héctor Aguer,
arzobispo de La Plata
en el programa “Claves para un mundo mejor” (11 de junio de 2011)
en el programa “Claves para un mundo mejor” (11 de junio de 2011)
Un saludo cordial a todos los televidentes de cada semana. Quiero hoy
dirigir un particular agradecimiento a todos aquellos que nos envían sus
mensajes y nos hacen percibir el eco de los temas que tratamos en “Claves”. En
esos mensajes que llegan advierto una sintonía y una adhesión que agradezco
profundamente. Veo que lo que yo digo no cae en el desierto; compruebo además
que interpreto el sentir de muchísima gente que no se siente, muchas veces,
interpretada por las voces que, quizás, hacen más ruido que la mía.
Ahora bien, yo creo que esa especie de sintonía o de adhesión implica en
ustedes también una responsabilidad y un compromiso que les pido que asuman ser
difusores de estos mensajes. Así se ampliará el círculo de recepción de los
mismos. Lo que ustedes y yo debemos procurar es que muchas personas reciban la
iluminación de la verdad católica.
Me permito insistir en algo ya sabido: los fieles laicos tienen también
una responsabilidad y muy importante en la misión de la Iglesia. Entonces
tienen que tratar, en la medida de sus posibilidades, de su tiempo, de sus
capacidades, cada uno en su lugar, de irse formando bien en las verdades de la
fe para poder vivir de ellas y adquirir criterios para discernir y evaluar las
cosas del mundo.
El Apóstol San Pedro les decía a los primeros cristianos, en su preciosa
Primera Carta –búsquenla ustedes en el Nuevo Testamento- que los cristianos
debemos estar preparados para defender delante de los demás la fe que
profesamos.
Dice que tenemos que ser capaces de dar razón de nuestra esperanza y
hacerlo –subraya el Apóstol San Pedro- con mansedumbre, con respeto y con buena
conciencia.
Se trata no solamente de difundir las verdades de la fe sino que, hoy
día, tenemos que poner un acento especial en ciertas verdades de suyo accesibles
a la razón natural pero que de hecho difícilmente pueden ser comprendidas y
asumidas sin la perspectiva de la fe.
Por eso a nosotros nos corresponde, por ejemplo, insistir en la
afirmación del orden natural del matrimonio, de la familia, el valor de la vida
humana desde la concepción a la muerte natural y todas aquellas cosas que en la
cultura que está imponiéndose globalmente suelen ser descartadas.
Es fácil advertir que se va produciendo una especie de cambio de
paradigmas muy acelerado. Ya no se trata solamente del rechazo del cristianismo
sino del rechazo de ciertas verdades humanas fundamentales de las cuales
depende en buena medida la subsistencia de la sociedad.
Tenemos que hacernos eco de estas verdades, siguiendo especialmente el
Magisterio del Papa Benedicto XVI, que ha puesto un énfasis especial en este
servicio.
El Papa Pablo VI decía que la Iglesia es “experta en humanidad”.
Nuestros diversos ámbitos pastorales, parroquias o colegios, aun cuando la
acción evangelizadora se realice en ellos en medio de muchos obstáculos y no
sea por ello muy pujante y eficaz, son verdaderos reductos de humanidad en un
momento en que la cultura se deshumaniza de modo acelerado.
Entonces vuelvo al principio: les agradezco muchísimo la adhesión, el
seguimiento y demás pero les pido: ¡adelante con este propósito de multiplicar
estos mensajes y de difundirlos cada vez mejor! ¡Y prepararnos siempre todos,
cada uno en la medida de sus posibilidades, para dar razón de nuestra
esperanza.
Mons. Héctor Aguer, arzobispo de la
Plata
Fuente:
AICA
NO SE PUEDE DAR...LO QUE NO SE CONOCE.!
ResponderEliminarNO SE TRATA DE DIFUNDIR EL MENSAJE SOLAMENTE, SI-
NO DE SER TESTIMONIOS CON NUESTRA PROPIA VIDA, DE
LA FE QUE PROFESAMOS.
CORREN TIEMPOS, EN QUE DEBEMOS ESTAR DISPUESTOS A
OFRENDAR LA PROPIA VIDA EN SU DEFENSA...!
ETELVINA