"Hoy le pedimos a la Madre aprender a ser como el negro Manuel, silenciosos observadores de la vida y el camino de esta Patria, y a rezar por ella con la fidelidad del pueblo que intuye esta presencia de madre y por eso confía. Somos parte de esta historia del milagro que continúa y se sigue escribiendo. A ella también le pedimos la gracia de saber trabajar por la Patria, hacerla crecer en la paz y concordia que nos da el sentirnos hermanos, desterrando todo odio y rencor entre nosotros", instó el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Jorge Mario Bergoglio, al presidir una multitudinaria Misa frente a la basílica de Luján por el Bicentenario Patrio, en coincidencia con la festividad en honor de la patrona nacional.
El purpurado recordó también que "la Virgen cuidó desde muy adentro del corazón a esta Patria, comenzando desde los más pobres, los que para los suficientes no cuentan, pero aquí sí que son tenidos en cuenta".
“No tenemos derecho a aguacharnos, a bajar los brazos llevados por la desesperanza. Recuperemos la memoria de esta Patria que tiene madre, recuperemos la memoria de nuestra Madre. Miremos a la Virgen y pidámosle que no nos suelte su mano. Gracias Madre por quedarte con nosotros”, dijo al pedirle a la feligresía que repitiera tres veces ese agradecimiento a María.
El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina destacó “en Luján hay un signo para nuestra Patria: todos tienen lugar, todos comparten la esperanza y todos son reconocidos hijos. Hoy vinimos a rezar en esta fiesta de la Virgen, en este año Bicentenario, porque aquí crecimos y aquí nuestra Patria siempre tuvo una bendición, porque tiene una Madre”.
Tras destacar que Luján es lugar de “solidaridad y fraternidad”, recordó que José de San Martín y Manuel Belgrano pasaron por allí “en medio de la gloria, y también cuando quedaron solos y olvidados, le confiaron su tristeza”.
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