¡Qué amable es tu Morada, Señor del universo!
Mi alma se consume de deseos por los atrios del Señor;
Mi corazón y mi carne claman ansiosos por el Dios Viviente.
Hasta el gorrión encontró una casa, y la golondrina su nido
donde poner sus pichones, junto a tus altares,
Señor del universo, mi Rey y mi Dios.
¡Felices los que habitan en tu Casa y te alaban sin cesar!
Salmo 84 (83), 2-5
I.- Introducción:
La Liturgia de las Horas es la oración oficial de la Iglesia y forma parte de su Liturgia Total.
Toma su origen en la propuesta de Jesús de oración animosa incesante (cf. Lc 18,1-8) que hace eco en san Pablo: “Oren sin cesar” (I Tesalonicenses 5,17). Pero en nuestras raíces judías encontramos los antecedentes de esta oración (cf. Daniel 6,11; Deuteronomio 6,4-7; Salmo 55 (54), 17-18). En medio de la indiferencia mundial, los fieles laicos van sumándose al rezo de la oración común de la Iglesia, siendo esto un profético “signo de los tiempos”. La LH debe ser presidida por el obispo, en su ausencia el presbítero, en su ausencia el diácono o en ausencia de la jerarquía eclesial enumerada un ministro laico de la Palabra o laico responsable.
¿Qué no es la Liturgia de las Horas?
No es una oración más o forma de oración más o devocionario más entre tantos
No es oración espontánea, libre o intuitiva
No es oración individual que consiste en el trato personal con Dios
No es una Lectio Divina
¿Qué es la Liturgia de las Horas?
Es oración de la Iglesia con Cristo (OGLH 3-8)
Es oración de todo el Pueblo de Dios (OGLH 20-22)
Es oración de alabanza e intercesión (OGLH 15-17)
Es oración que santifica el tiempo (OGLH 10-11)
Es oración de fondo sálmico (OGLH 100-109)
II.- Los salmos y su cristologización
En la Liturgia de las Horas los salmos se ven reflejados como la misma plegaria de Jesús y también como oración dirigida a Cristo Mismo, es decir oración a Cristo y con Cristo. Este principio guió a los primeros cristianos en su devoción sálmica. Los Evangelios ponen en boca de Jesús los salmos en el momento de orar (cf. Salmo 22(21) en Mt 27,46; Salmo 31(30) en Lc 23,46; Salmo 69(68) en Jn 2,17). Todo el Salterio es para la Iglesia primitiva un libro profético que tiene su cumplimiento en Jesucristo. El Hallel, es decir los Salmos 113(112) a 118(117) más el Salmo 136(135) eran recitados en la Pascua por los judíos, también lo hace Jesús con sus discípulos (cf. Mr 14,26). Pero el Salterio también tiene la mirada personal, Dios es tanto un Dios personal como comunitario, San Atanasio dice: “el Salterio es como un espejo en quien canta un Salmo puede mirarse a sí mismo y observar los movimientos de su alma; lo percibe como si fuera él mismo a quien el salmo se aplica”. En definitiva rezar el Salterio significa entrar en la escuela y la contemplación del Misterio de Dios.
Los salmos no son lecturas ni preces compuestas en prosa sino composiciones poéticas de alabanza. Por lo tanto, aunque posiblemente hayan sido proferidos alguna vez en forma de lectura, sin embargo, atendiendo a su género literario, con acierto se les llama en hebreo: "Tehillim", es decir "cánticos de alabanza", y en griego: "psalmoi" es decir, "cánticos que han de ser entonados al son del salterio". En verdad, todos los salmos están dotados de cierto carácter musical que determina el modo adecuado de recitarlos. Por lo tanto, aunque los salmos se reciten sin canto, e incluso de modo individual y silencioso, convendrá que se atienda a su índole musical: ciertamente ofrecen un texto a la consideración de la mente, pero tienden sobre todo a remover los corazones de los que los recitan y de los que los escuchan, e incluso de los que tocan "el salterio y la cítara". (OGLH 103).
Algunas formas de recitar los salmos:
Antifónica entre dos coros
Responsorial
Sin interrupción o alternancia
Litánica
Dialogados
III.- Otros elementos bíblicos de la Liturgia de las Horas
Cánticos del Antiguo Testamento (Por ej. Daniel 3,57-88.56; I Crónicas 29,10-13, etc.)
Cánticos evangélicos (Benedictus Lc 1,68-79 en laudes; Magnificat Lc 1,46-75 en vísperas; Nunc dimittis Lc 2,29-32 en completas)
Cánticos del Nuevo Testamento (Por ej. Efesios 1,3-10; Colosenses 1,12-20, etc.)
Gran cantidad de antífonas
Oración del Padre Nuestro
IV.- El Oficio de Lectura
El Oficio de Lectura se orienta a ofrecer al pueblo de Dios y principalmente a quienes se han entregado al Señor con una consagración especial, una más abundante meditación de la Palabra de Dios y las mejores páginas de los autores espirituales. Pues si bien es verdad que en la misa de cada día es más rica la serie de lecturas bíblicas, no puede negarse que el tesoro de la revelación y de la tradición contenido en el Oficio de lectura es de grande provecho espiritual. Traten de buscar estas riquezas, ante todo, los sacerdotes, para que puedan transmitir a otros la palabra de Dios que ellos han recibido y convertir su doctrina en "alimento para el pueblo de Dios" (OGLH 55)
La variante dentro de la Liturgia de las Horas es que además de textos bíblicos incluye textos de los Santos Padres o escritores eclesiásticos. No está regida por un horario en particular pero está establecida para cada día, y la Iglesia recomienda que todos participen de su celebración en Navidad y en el Triduo Pascual.
Mauricio Shara
Bibliografía: Se agregan La Liturgia de las Horas; el Ordenamiento General de la Liturgia de las Horas (OGLH); Constitución Apostólica “Laudis Canticum” de Pablo VI; Constitución Sacrosanctum Concilium del Concilio Vaticano II.
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