Mensaje
de monseñor Carlos José Tissera, obispo de Quilmes, para la Pascua 2012
Hermanas
y hermanos:
¡FELICES PASCUAS! Esta es la primera Pascua que
celebro con ustedes, habitantes de Quilmes, Berazategui y Florencio Varela.
Estoy contento de hacer con ustedes este camino de Esperanza.
El texto citado del Evangelio según San Lucas, nos
ubica frente a las mujeres que buscan a Jesús en el sepulcro y encuentran la
tumba vacía. Buscaban a Jesús muerto, pero Él está vivo, ¡ha resucitado!
Hoy, más que nunca, es necesario gritar otra vez la
esperanza, que es firmeza, seguridad de que Cristo resucitó, el cual vive y va
caminando con nosotros. Esta esperanza implica comunión fraterna, camino de
hermanos hacia el Padre. Esta esperanza que es compromiso de construir un mundo
más justo y fraterno, en la verdad y el amor.
Cristiano es quien tiene esperanza. Hemos sido ungidos
por el Espíritu de Dios, para gritar al mundo la esperanza.
Hace unos días, en la Casa “Cura Brochero” de
Florencio Varela, se realizó el Encuentro anual de los Catequistas de la
Diócesis. Tuvimos la dicha de compartir la vida, nutriéndonos de la presencia
del Señor que nos anunciaba su Palabra, invitándonos a vivir la Esperanza. Sin
ella, hace rato que hubiéramos dejado de vivir nuestros compromisos en la
familia, en el barrio, en la comunidad.
En tu vida, en la mía, en la vida de nuestro
pueblo, lamentablemente han sucedido y pasan cosas que oscurecen esa luz de la
esperanza. Es la obra del mal y del pecado, que malogran la obra de Dios en
nosotros. Todos sabemos sus consecuencias: las injusticias y la falta de
trabajo, la corrupción en todas sus formas, la mentira y el engaño, la
hipocresía y la traición, las ambiciones y envidias, las muertes y las
venganzas, el robo y la inseguridad, la falta de respeto a la dignidad de la
persona y el atropello a sus derechos. Todas estas cosas que han dañado nuestra
sociedad, nuestro país, nuestras familias y comunidades. Frente a esto muchos
deciden, o están tentados a volverse pesimistas, incrédulos, escépticos,
resentidos, miedosos, tristes y, a veces, violentos.
Qué oportuno es, entonces, gritar a todos: “No
tengan miedo, es verdad ¡Cristo ha resucitado!”.
La vida es más que esta vida. Y porque Dios nos ha
creado para su eterno e infinito amor, nuestro corazón no descansará hasta que
arribe a esa meta de plenitud. Porque Jesús resucitó el sentido del hombre es
el Infinito. Escribe san Pablo: “Es Cristo entre ustedes la esperanza de la
gloria” (Col. 1, 27). Sí, la esperanza nuestra está en Cristo. Por eso toda
esperanza humana es un reflejo de esa esperanza. De allí que la esperanza en la
vida eterna no nos hace huir de nuestra historia actual, todo lo contrario, nos
responsabiliza sobre su marcha. Le confiere mayor importancia a cada acción
humana, un verdadero peso de responsabilidad en orden a que la verdad, la
justicia y la paz rijan la sociedad. La vida eterna se siembra en la historia,
germina y crece en ella. Es la semilla que, en terreno preparado, da mucho
fruto.
El Resucitado sigue caminando con nosotros. Él nos
transmite un estilo de amor nada común, el que predicó Jesús en el Sermón de la
montaña. Un amor bien heroico, generoso, alegre y servicial.
Nuestra vida es caminar con Jesús que peregrina con
nosotros, pero también es caminar con la persona que Dios puso a mi lado. No
vamos solos. Vamos juntos. Tomados de la mano. De una mano nos lleva Jesús,
porque sabe que somos flojos. Con la otra, nosotros llevamos a otro, porque
sabemos lo que es aflojar. ¡Así es lindo caminar!
Esa fuerza del amor, amor del Señor Resucitado, es
la que nos cambia y cambia al mundo.
Pascua es día de Amor. Es día de Esperanza.
Hermanas y hermanos: ¡FELIZ PASCUA! Mi abrazo de paz
y mi bendición para ustedes.
Mons. Carlos José
Tissera, obispo de Quilmes
Abril de 2012
Fuente: AICA
Excelente mensaje del pastor!
ResponderEliminarGritemos con fuerza que Resucito...que Cristo Vive y
ResponderEliminarcamina entre nosotros.....Aleluya...!!!!!!!
Querido Mauricio Felices Pascuas de Resurreccion...!
ETELVINA