Pequeños Juanes Bautistas

7 «Detrás de mi vendrá el que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de ponerme a sus pies para desatar la correa de sus sandalias. 8 Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo». 9 En aquellos días, Jesús llegó desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. 10 Y al salir del agua, vio que los cielos se abrían y que el Espíritu Santo descendía sobre él como una paloma; 11 y una voz desde el cielo dijo: «Tú eres mi Hijo muy querido, en ti tengo puesta toda mi predilección». (Marcos 1, 7-11)

 

Evangelio proclamado en la Fiesta del Bautismo del Señor.  Detrás de mi vendrá el que es más poderoso que yo, “detrás de Juan el Bautista” es una referencia al discipulado, el discípulo viene detrás de su maestro aunque es más fuerte que ese maestro precursor, se trata del Poderoso de Israel, del Fuerte de Jacob, Dios es Fuerte, el Mesías es Fuerte.

 

Desatar la correa de las sandalias era un acto sumamente humillante pero sacarse la propia sandalia era una antigua costumbre redentora: Pero Booz añadió: «Si le compras a Noemí la parcela de campo, también tendrás que casarte con Rut, la moabita, esposa del difunto, a fin de perpetuar el nombre de este sobre el patrimonio». El respondió: «En esas condiciones yo no puedo comprar, porque perjudicaría a mis herederos. Ejerce tú mi derecho, porque yo no puedo hacerlo». En Israel existía antiguamente la costumbre de quitarse la sandalia y dársela al otro para convalidar los convenios de rescate o de intercambio. Esta era la manera de testificar en Israel. Por eso el pariente dijo a Booz: «Adquiérela para ti», y se quitó la sandalia. Entonces Booz dijo a los ancianos y a todo el pueblo: «Ustedes son hoy testigos de que yo compro a Noemí todas las posesiones de Elimélec, de Quilión y de Majlón. También son testigos de que tomo por esposa a Rut, la moabita, que fue mujer de Majlón, para perpetuar el nombre del difunto sobre su patrimonio y para que ese nombre no desaparezca de entre sus hermanos ni en la puerta de su ciudad». Toda la gente que estaba en la puerta de la ciudad y los ancianos respondieron: «Somos testigos. ¡Que el Señor haga a esta mujer semejante a Raquel y a Lía, las dos que edificaron la casa de Israel! ¡Qué llegues a ser poderoso en Efratá y adquieras renombre en Belén! (Rut 4, 5-11). Booz pasa a ser tipo del Mesías Redentor y Rut de Israel (por ende de la Iglesia), un Mesías universal que llegará a ser poderoso en la ciudad de David es la promesa dada al redentor Booz como tipo del Redentor Jesucristo. (Esta es una relación de lectura tipológica de la Biblia entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, en la cual no debemos perdernos en detalles para no caer en interpretaciones ficticias sino centrarnos en la Revelación del Nuevo Testamento que relee el Antiguo). Juan Bautista no es el Mesías sino su precursor, será Jesús quien adquiera un pueblo universal al precio de su propia Sangre. El Bautista no es el Esposo de Israel ni de la Iglesia, ese lugar es del Cristo. (Pero debemos aclarar que en Marcos no hay una alusión directa a este pasaje veterotestamentario sino más bien una cierta evocación, pero es coherente con la teología marcana que evoca mucho más de lo que cita).

 

Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo. El bautismo de Juan concluye allí y se abre al de Jesús que bautiza con el Espíritu Santo. Es una nueva evocación del Evangelio, esta vez relacionada con Joel 3,5 y releída en clave de Cristo resucitado por la Iglesia primitiva. En aquellos días, Jesús llegó desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán, esos días son los de la predicación de Juan en el desierto que anuncia, proclama (kerysson en griego, de ahí viene kerygma) al Mesías ¡ese es el Anuncio! Luego, Jesús es bautizado por Juan pero no hay reconocimiento de pecados (Mc 1,5) porque no hay pecados.

 

Y al salir del agua, vio que los cielos se abrían y que el Espíritu Santo descendía sobre él como una paloma, quien ve que los cielos se abren, en el texto, es el propio Jesús y se trata de una visión apocalíptica (género literario muy característico de la época, aprox. 200 a.C. a 200 d.C.) Y el Espíritu Santo viene a su Morada natural como lo hace una paloma, si seguimos la atenta lectura del texto descubriremos que también es Jesús quien ve esto. Y una voz desde el cielo dijo: «Tú eres mi Hijo muy querido, en ti tengo puesta toda mi predilección, y ahora escucha Jesús una voz del cielo que le dice que es tanto el Hijo como el Siervo (pais gr.) en quien Dios se ha complacido (cf. Isaías 42,2).

 

Hoy, hacen falta en la Iglesia pequeños “Juanes Bautistas”, es decir, profetas que anuncien a Jesucristo sin arrojarse sobre sí mismos prerrogativas divinas; que no usen el Nombre de Cristo para enriquecerse de manera deshonesta; que reconozcan que no son los “redentores” o “instrumentos redentores” de las situaciones existenciales del prójimo; que no se crean los “dueños de las visiones de Dios” o quienes dicen, arrogantemente, “ver lo mismo que Dios ve”; que no se crean los “dueños del Espíritu Santo” ni los “perseguidos a causa de la unción”; y que se integren desinteresadamente a la Iglesia, sin caprichos sectarios ni de “empresas privadas”. Porque de pseudo cristianos como esos está lleno el mundo y sólo trabajan para sí mismos. ¿Dónde están esos pequeños “Juanes Bautistas”? La Iglesia los necesita, el mundo los necesita. Seamos nosotros en este 2012 instrumentos de conversión y arrepentimiento para el encuentro con Jesucristo, así seremos, humildemente, pequeños “Juanes Bautistas” que anuncian el kerigma no para sus propios y egoístas “reinos personales”, sino para Dios, la Iglesia y el mundo. (PCD).    

"Pequeños Juanes Bautistas", Editorial, Prensa Cristiana Digital 43 (2012) 2