Después de dos semanas del paso de la tormenta tropical Washi, que azotó el archipiélago de las Visayas y Mindanao Central, en Filipinas, las víctimas son más de 1.200, 400.000 personas desplazadas y todavía faltan muchos. En los últimos días, tras la rotura de los bancos del río, unas 15.000 personas fueron evacuadas de la ciudad de Barobo y Bislig, provincia de Surigao del Sur, San Francisco, provincia de Agusan del Sur, y Valencia, provincia de Bukidnon. En Valencia, 120 km al este de las zonas devastadas por el tifón, las fuerzas policiales y militares han trabajado con helicópteros de rescate para rescatar a unas 300 familias que se habían subido a los tejados de las casas sumergidas. Más de 700 mil personas en 56 ciudades y 8 pueblos se vieron afectados, más de la mitad en necesidad de ayuda inmediata. Aproximadamente 54.000 fueron trasladados en 53 centros de evacuación en torno a las zonas dañadas, unas 400.000 han sido ayudadas por amigos y familiares, pero todavía necesitan ayuda.
De acuerdo con los líderes de la Reducción de Desastres y Gestión del Consejo Nacional (NDRRMC), continúa la búsqueda de otras víctimas, los pescadores están patrullando las costas, mientras que los buzos están luchando con el agua turbia de los ríos, porque puede haber cuerpos atrapados bajo los escombros . Para tratar de volver a la normalidad, las escuelas en las zonas afectadas de Cagayan de Oro, que actualmente se utilizan como centros de evacuación, se reabrirán en febrero. Los voluntarios se dedican a la construcción de 300 viviendas en una superficie de 10 hectáreas donde el gobierno se trasladará algunas familias, pero todavía hay muchas personas sin hogar. Algunos, cuyas casas se habían resistido a las corrientes, trataron de regresar a sus hogares a pesar de que las autoridades advirtieron sobre la imposibilidad de la zona, muy predispuesta a posibles inundaciones. Después de las protestas iniciales, se vieron obligados a abandonar de nuevo la zona.
Fuente: Agencia Fides
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