"Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo:" (Mc 3,6)

27 de noviembre de 2011

I Domingo de Adviento - Ciclo B



Isaías 63,16b-17.19b;64,2b-7
Salmo 79,2ac. 3b. 15-16. 18-19
1Corintios 1,3-9
Marcos 13,33-37
 


"Lo que a vosotros os digo, a todos lo digo: ¡velad!” (Mc. 13,37).
 
Toda la liturgia del tiempo de Adviento está centrada en la “espera vigilante” con la que cada uno, por medio de un auténtico espíritu de oración, humilde y confiada, se prepara a recibir la venida del Señor Jesús.
 
La actitud con la cual toda la humanidad, y de modo particular todos los cristianos, deberían predisponerse a recibir al “dueño de casa” es “la espera vigilante”.
 
San Basilio dice al respecto: “¿Qué es lo propio del cristiano? Vigilar cada día y cada hora, y estar pronto para cumplir perfectamente lo que es agradable a Dios, sabiendo que a la hora en que no pensamos llegará el Señor” (Basilio di Cesarea, Regole Morali, LXXX 22,869). Por lo tanto, la espera del hombre no es pasiva, estéril o “muerta”, sino vida, activa y participativa. El hombre participa así, de modo particular, a la venida misma del Señor: “ El testimonio de Cristo se ha confirmado en vosotros” (1Cor. 1, 6).
 
Por este motivo no sólo espera, sino que llama a Dios: “Tú, Señor, eres nuestro padre”. El hombre, reconociendo que pecó al no haber invocado a Dios como Padre, y que por ello ha merecido que le escondiera su propio rostro, pide que regrese “por amor de sus servidores”, y se coloca en una situación de completo abandono en las manos de su Señor, porque “nosotros somos el barro, Tú, nuestro alfarero y todos nosotros la obra de tus manos” (cfr. Is, 64, 6-7).
 
De aquí que no podamos más que agradecer a Dios: “hemos sido enriquecidos en todo: en toda palabra y en toda ciencia” (1Cor. 1, 5), para que seamos encontrados “irreprensibles en el día del Señor”.
 
Todo esto nos empuja a estar vigilantes, porque no conocemos “el momento preciso” en que Él regresará a casa. La “casa” puede ser tomada como imagen de la comunidad cristiana, que se preparara a acoger, de manera vigilante, por medio de una vida en oración y por las obras, a “su dueño”; pero es también el hogar espiritual de cada uno, que debe ser edificado cada día.
 
Cada uno debe cuidar y llevar a cabo lo que Dios le ha confiado, vigilando para no encontrarse sin preparación cuando venga el Señor. El tiempo de Adviento nos llama a reforzar el espíritu de oración, tratando de combatir la negligencia y la debilidad que lleva a ceder frente al pecado.
 
El Beato John Henry Newman escribe en su diario espiritual: “Vigilar: ¿qué quiere decir, por Cristo? Estar vigilantes. [...] Vigilar con Cristo es mirar adelante sin olvidar el pasado. Es no olvidar que Él ha sufrido por nosotros; es perdernos en la contemplación atraídos por la grandeza de la redención. Es renovar continuamente en el propio ser la pasión y la agonía de Cristo; es revestirnos con alegría de aquel manto de aflicción con el que Cristo quiso primero vestirse y después dejarlo para irse al cielo. Es despegarse del mundo sensible y vivir en el no sensible. Así Cristo vendrá y lo hará en el modo en que lo dijo que lo hará" (J. H. Newman, Diario spirituale e meditazione, 93).
 
Que en este fascinante tiempo de Adviento nos acompañe la santísima Virgen María, Madre de la espera y del silencio. Ella, que más que ninguna otra criatura supo acoger humildemente la voluntad de Dios, permitiendo así la obra de la Redención, sostenga la oración, las obras y la auténtica y permanente renovación del Cuerpo eclesial en la santidad.
 
Fuente: Congregatio pro clericis

1 comentario:

  1. Anónimo28.11.11

    Este Primer Domingo de Adviento esta tan asociado
    con el Nino Jesus, Luz del mundo, que me encanto la ilustracion, es preciosa,!Aqui comienza el tiempo de espera para recibir al Salvador. Y asi nos iremos preparando para la 2da. Venida del Senior "La Parusia", mientras tanto preparemos nuestro corazon hacendo un hermso pesebre para que el Bebe Jesus, se pueda alojar en el...!
    No pensamos tanto en regalos, ni que vamos a cenar, sino cuando llegue, que le vamos personal-
    mente a entrefgar...!
    ETLVINA

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