Este mediodía, Benedicto XVI se asomó a la ventana de su estudio en el Palacio
Apostólico Vaticano para rezar el Regina Coeli con miles de fieles reunidos en
la Plaza de San Pedro. El Papa comentó el pasaje de los Hechos de los
Apóstoles en este sexto domingo de Pascua, cuando Felipe, “uno de los diáconos,
llega a una ciudad de Samaria. Allí predicó a Cristo resucitado, su anuncio
estuvo acompañado por numerosas curaciones, y el episodio concluye de manera muy
significativa: “Y hubo una gran alegría en aquella ciudad”. Cada vez nos
impresiona esta expresión, que en esencia nos comunica un sentido de esperanza;
como si dijera: ¡Es posible! Es posible que la humanidad conozca la verdadera
alegría, porque allá donde llega el Evangelio, florece la vida”.
“Felipe y los demás discípulos, con la fuerza del Espíritu Santo, hicieron en los pueblos de Palestina lo que había hecho Jesús: predicaron la Buena Noticia y realizaron signos prodigiosos. Era el Señor el que actuaba por medio de ellos. Así como Jesús anunciaba la venida del Reino de Dios, los discípulos anunciaron a Jesús resucitado, profesando que Él es Cristo, el Hijo de Dios, bautizando en su nombre y expulsando toda enfermedad del cuerpo y del espíritu”.
El Santo Padre afirmó que “leyendo este pasaje, espontáneamente se piensa en la fuerza sanadora del Evangelio, que a lo largo de los siglos ha “lavado”, como río beneficioso, a tantas poblaciones. Algunos grandes santos y santas han llevado esperanza y paz a ciudades enteras -pensemos en san Carlos Borromeo en Milán, en la época de la peste; en la beata Madre Teresa de Calcuta; y en tantos misioneros, cuyos nombres Dios conoce, que han dado la vida por llevar el anuncio de Cristo y hacer florecer entre los hombres la alegría profunda”.
“Mientras los poderosos de este mundo buscaban conquistar nuevos territorios por intereses políticos y económicos –continuó-, los mensajeros de Cristo iban por todas partes con el objetivo de llevar a Cristo a los hombres y a los hombres a Cristo, sabiendo que sólo Él puede dar la verdadera libertad y la vida eterna. También hoy la vocación de la Iglesia es la evangelización: tanto de las poblaciones que todavía no han sido “regadas” por el agua viva del Evangelio; como de aquellas que, aun teniendo antiguas raíces cristianas, necesitan linfa nueva para dar nuevos frutos, y redescubrir la belleza y la alegría de la fe”.
El Papa destacó que “el beato Juan Pablo II fue un gran misionero, como documenta también una muestra preparada estos días en Roma. Relanzó la misión ad gentes y, al mismo tiempo, promovió la nueva evangelización”.
Después del rezo del Regina Coeli, el Papa señaló que “ayer sábado en Cerreto Sannita (Italia), fue proclamada Beata la Hermana Maria Serafina del Sagrado Corazón de Jesús, en el siglo Clotilde Micheli. Originaria del Trentino, fundó en Campania el Instituto de las Hermanas de la Caridad de los Ángeles. Al recordar el centenario de su nacimiento al Cielo, nos regocijamos con sus hijas espirituales y con todos sus devotos”.
Dirigiéndose a los peregrinos de lengua polaca, Benedicto XVI recordó que ayer se celebraba “el XXX aniversario de la muerte del cardenal Stefan Wyszyński, el Primado del Milenio. Invocando el don de su beatificación, aprendamos de él el total abandono en la Madre de Dios. Su confianza expresada con las palabras “Todo lo he confiado a María”, sea para nosotros un modelo especial. Lo recordamos al final del mes de mayo dedicado de manera particular a la Virgen”.
Fuente: VIS - Vatican Information Service
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Diálogo significa que hay más de una razón para exponer, una conversación entre dos o más personas que manifiestan sus ideas y afectos, también puede ser una discusión. El diálogo nos enriquece, por lo tanto: ¡bienvenida y bienvenido a dejar tu comentario en miel y langostas!
(Por favor, no publicidades ni SPAM)