Expresión bíblica aplicada al siervo de Yahvé (cf. Isaías 53,7) y a Jesucristo en boca de Juan el Bautista (cf. Jn 1,29.36). El Apóstol afirma que “Cristo, Nuestro Cordero Pascual, ha sido inmolado” (cf. I Co 5,7). El Apocalipsis habla del Cordero en muchas ocasiones y presenta lo que serán la “Bodas del Cordero”, sobre el fin de los tiempos, para todos lo que han confesado a Jesucristo como Hijo de Dios, Muerto y Resucitado: el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, y reunidos celebren el Gran Banquete Eucarístico de todos los tiempos. En la Santa Misa el canto litánico o súplica “Cordero de Dios” lo entona el coro y el pueblo reunido mientras el sacerdote fracciona el “Pan de Vida”, debe repetirse cuantas veces sea necesario hasta la finalización del rito concluyendo con las palabras “danos la Paz” (Instrucción General del Misal Romano, 83).
Es un momento emocionante que expresa el Pueblo de Dios agradecido por los Sagrados Misterios, el Cuerpo y la Sangre de Jesús el Mesías, que se parte por toda la humanidad, porque Dios quiere que todos los hombres se salven y conozcan la Verdad, que es Cristo. ¡Gloria al Cordero de Dios!
Publicado por Prensa Cristiana Digital N° 10, enero del 2009
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