Biblia y Ecología - Apunte 9 del Seminario Bíblico de verano por FM Parroquial 105.1

I Introducción:

 

Los medios de comunicación social están permanentemente dándonos información acerca de los graves problemas ecológicos de nuestro planeta: ríos y lagos contaminados, bosques destruidos, suelos incultivables por la erosión, disminución de la capa de ozono, inundaciones cada vez más frecuentes, lluvia ácida, disminución de los glaciares, etc.

Esto ha creado un temor colectivo en todo el mundo sumado a la confusión y falta de esperanza para el futuro. Los expertos ambientalistas, al evaluar esta problemática, desmenuzan experimentalmente la cuestión poniendo énfasis en el análisis detallado de un determinado fenómeno pero carecen de una opinión holística o integral de la cuestión ecológica.

 

¿Tendrá algo que decir al respecto la Palabra de Dios?

De ninguna manera podría tomarse a la Biblia como libro de ciencia, porque no lo es. La Biblia, en cuanto a su exégesis, no habla de tantas cosas, la Sagrada Escritura es el fruto de la reflexión teológica del pueblo de Israel y de la Iglesia primitiva bajo la inspiración del Espíritu Santo. Pero en cuanto a la hermenéutica bíblica (ver apunte 3 de este Seminario Bíblico de verano) tiene mucho que decir enfocando la cuestión con una visión integral u holística.

 

II Una visión holística del poema de la creación de Génesis 1 y otros textos poéticos sapienciales

 

Primero, algo de exégesis:

Sabiendo que este texto de la tradición sacerdotal fue redactado y compilado al comienzo de la colección del Pentateuco o Torá, en Babilonia en el siglo V a.C. con gran influencia del poema babilonio escrito en acadio “Enuma Elish”. En todos los relatos mesopotámicos sobre la creación sobresale una mentalidad teogónica (creación hecha por la Divinidad) y astronómica que es coherente en su conjunto, en la cual no interesan las implicaciones científicas sino el enfoque teocósmico. Al igual que los babilonios, el relato de la creación era recitado ceremonialmente en la comunidad israelita.

 

Luego, la hermenéutica bíblica ecológica:

En este relato, también, podemos observar una gran relación entre el hombre, la tierra y los animales (cf. Gn 1,24-27). Toda la creación aparece en una relación armoniosa a partir de Gn 1,3. Toda la creación es objeto de la atención de Dios.

 

Otro texto, tenemos en Isaías, en que de manera poética Dios exhorta a la tierra y al cielo a que solidarios escuchen la Palabra de Dios en su queja contra Israel:

“Visión que tuvo Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén, en tiempos de Ozías, de Jotam, de Ajaz y de Ezequías, reyes de Judá. La infidelidad de Israel ¡Escuchen, cielos! ¡Presta oído, tierra! porque habla el Señor: Yo crié hijos y los hice crecer, pero ellos se rebelaron contra mí. El buey conoce a su amo y el asno, el pesebre de su dueño; ¡pero Israel no conoce, mi pueblo no tiene entendimiento!” (Isaías 1,1-3).

Esto no puede interpretarse como una afirmación sobre la naturaleza pero si es una descripción poética de la creación para llegar a una exhortación profética. Hay otros textos de este estilo poético con respecto a la ecología: Salmo 19,1-4; Salmo 96; Miqueas 6,1-2, etc.

 

III La creación redimida

 

“¡Qué variadas son tus obras, Señor! ¡Todo lo hiciste con sabiduría, la tierra está llena de tus criaturas! Allí está el mar, grande y dilatado, donde se agitan, en número incontable, animales grandes y pequeños. Por él transitan las naves, y ese Leviatán que tú formaste para jugar con él Todos esperan de ti que les des la comida a su tiempo: se la das, y ellos la recogen; abres tu mano, y quedan saciados. Si escondes tu rostro, se espantan; si les quitas el aliento, expiran y vuelven al polvo. Si envías tu aliento, son creados, y renuevas la superficie de la tierra. ¡Gloria al Señor para siempre, alégrese el Señor por sus obras!” (Salmo 104,24-31).

Los seres humanos son una parte del tejido de la creación, es una visión del Shalom de Dios.

 

“Sucederá al fin de los tiempos que la montaña de la Casa del Señor será afianzada sobre la cumbre de las montañas y se elevará por encima de las colinas. Los pueblos afluirán hacia ella y acudirán naciones numerosas, que dirán: «¡Vengan, subamos a la Montaña del Señor y a la Casa del Dios de Jacob! El nos instruirá en sus caminos y caminaremos por sus sendas». Porque de Sión saldrá la Ley y de Jerusalén, la palabra del Señor. El será juez entre pueblos numerosos y árbitro de naciones poderosas, hasta las más lejanas. Con sus espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas. No levantará la espada una nación contra otra ni se adiestrarán más para la guerra. Cada uno se sentará bajo su parra y bajo su higuera, sin que nadie lo perturbe, porque ha hablado la boca del Señor de los ejércitos.” (Miqueas 4,1-4).

 

Mauricio Shara

 

Bibliografía: se agrega el poema “Enuma Elish” editado y traducido por Federico Lara Pintado. Editorial Trotta, Madrid.